PAKISTÁN: Huérfanos del sismo de 2005 siguen desprotegidos

Miles de niños y niñas que quedaron huérfanos tras el terremoto que azotó el norte de Pakistán el 8 de octubre de 2005, matando a 85.000 personas, aún dependen de la caridad y del apoyo de donantes y organizaciones no gubernamentales.

Según cálculos de la "Evaluación de vulnerabilidad al terremoto", estudio realizado por el Consejo de Población, con sede en Nueva York, y por agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2005, el sismo hizo que unos 1.700 niños y niñas perdieran padre y madre, mientras que otros 40.000 perdieron a uno de los dos.

Muchos de estos huérfanos, que viven en refugios creados por organizaciones de bienestar social y entidades internacionales, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), tienen un futuro incierto, dado que el gobierno todavía está por anunciar una política exhaustiva al respecto.

La ONU pidió al Consejo de Población que recabara datos sobre las personas que vivían en los campamentos. El trabajo de campo comenzó el 4 de enero de 2006 en un terreno tan escabroso como las condiciones climáticas, pero el Consejo de todas formas recolectar información de cada individuo que residía en esos campamentos, en los que había 10 o más tiendas.

Incluso aquellos que fueron puestos al cuidado de sus familias extendidas, habitualmente tíos, tías o abuelos, vivían en condiciones que distaban de lo ideal.
[related_articles]
Un caso típico fue el de Muhammed Maskeen, que vive en Balakot, en la Provincia de la Frontera Noroccidental, con su esposa y cuatro nietos huérfanos, luego que su hijo y su nuera fallecieron en el terremoto.

La familia fue identificada como extremadamente vulnerable por un comité de protección a la infancia apoyado por Unicef y compuesto por miembros de la comunidad, así como líderes religiosos, trabajadores de la salud, oficiales de policía, padres y maestros.

Percibiendo la especial vulnerabilidad de los huérfanos del terremoto, el gobierno impuso restricciones a las adopciones que todavía están vigentes, para molestia de muchos que genuinamente quieren adoptar a estos niños.

Sarah Nuttall, fundadora y presidenta del Grupo de Adopción de Pakistán (PAG, por sus siglas en inglés), dijo a IPS que es debido a la prohibición que pesa sobre las adopciones que muchos de estos niños languidecen en refugios y orfanatos. El PAG es un grupo que reúne a personas de todo el mundo con deseos de adoptar, están en proceso de hacerlo o ya han adoptado a un niño pakistaní.

Nutall señaló que, después del terremoto, la membresía del PAG aumentó drásticamente.

"Ahora tenemos unos 400 miembros en todo el mundo. Incluso si la cuarta parte de ellos se presentaran a adoptar un niño huérfano por el terremoto, por lo menos 100 niños encontrarían un hogar y una familia", afirmó.

Una preocupación es la posibilidad de que los huérfanos caigan en manos de extremistas religiosos. Jawad Hussain Qureshi, analista de Asia meridional que trabaja para el International Crisis Group, dijo en un informe de 2006 que "cada organización religiosa ha anunciado, a través de altavoces en mezquitas, carteles y panfletos, que adoptará huérfanos del terremoto, en vez de dejarlos a merced de organizaciones no gubernamentales occidentales".

Abid Qayyum Suleri, director ejecutivo del pakistaní Instituto de Desarrollo de Políticas Sustentables, dijo a IPS que su organización, en asociación con la británica Save the Children, visitó alrededor de 11 orfanatos en las áreas afectadas, y examinó las condiciones en que viven los niños.

El grupo concluyó que 1.400 huérfanos vivían en instituciones administradas por el Estado o por organizaciones no gubernamentales en la Cachemira pakistaní, así como en la Provincia de la Frontera Noroccidental e Islamabad.

Suleri dijo que la visita se realizó tras una serie de informes de prensa sobre varios intentos de secuestrar o vender a esos menores, así como sobre los esfuerzos de las madrasas (escuelas religiosas musulmanas) para tenerlos bajo su control.

Un funcionario del PAK dijo a IPS que el gobierno es consciente de que hay una grave necesidad de planificar una política a largo plazo para estos niños. De otro modo, cuando las agencias de donantes se retiren del área no tendrán ningún lugar al que ir, agregó.

El funcionario señaló que, aunque se ha desarrollado una Política Nacional de Protección a la Infancia que actualmente es revisada por el Ministerio de Bienestar Social y Educación Especial, no hay un plazo fijo para su aprobación.

Sandra Bisin, portavoz de Unicef, dijo a IPS que los departamentos distritales de bienestar social y la Autoridad de Reconstrucción y Rehabilitación de Terremotos, con asistencia de Unicef y Save the Children, crearon unidades de protección a la infancia en distritos afectados, como Mansehra, Muzaffarabad y Bagh.

Sobre el probable enrolamiento de huérfanos en madrasas, Bisin dijo que Unicef cree que se debería dar prioridad a mantener a los niños y niñas con sus parientes y garantizar un entorno estable, basado en la familia, para los pequeños sin padres.

Los cuidados institucionalizados para huérfanos y otros menores vulnerables, ya sean administrados por el Estado, por organizaciones no gubernamentales o grupos religiosos, deberían ser el último recurso, expresó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe