Más de 1.300 representantes de organizaciones religiosas, políticas y humanitarias de unos 60 países se reunieron en esta histórica ciudad japonesa para escuchar la «voz» de las generaciones más jóvenes y renovar su solidaridad y respeto por los derechos fundamentales de niños y niñas.
A cambio, 42 adolescentes de entre 13 y 18 años expresaron su voluntad de difundir en sus respectivos países el objetivo de la Red Global de Religión a favor de la Niñez (GNRC, por sus siglas en inglés) de resolver los tres principales problemas que aquejan a los más jóvenes: violencia, pobreza y degradación ambiental.
El tercer foro de la Red, creada para estrechar la cooperación entre las generaciones comenzó este sábado y terminará el lunes próximo con el lema "Aprendiendo a compartir: valores, acción, esperanza".
"Apuntamos a reforzar nuestro compromiso con la niñez y también a diseñar estrategias a fin de ampliar la alianza de la GNRC, concretamente en tres principales imperativos éticos para terminar con la violencia, la pobreza y dar herramientas a los 2.200 millones de niños y niñas del mundo para proteger el planeta", señaló el presidente del comité organizador del tercer foro en la sesión de apertura, Samuel Koo.
Creada en 2000 por la Fundación Arigatou con el propósito de construir un mundo mejor para niños y niñas, la Red llama a todos los líderes religiosos, gobiernos y organizaciones no gubernamentales a renovar su compromiso con ese objetivo.
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"Esperamos que todos se comprometan con la búsqueda de paz y hagamos lo que podamos por los niños", señaló el reverendo Takeyasu Miyamoto, presidente de la Fundación Arigatou, una organización no gubernamental con estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social (Ecosoc), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"La pasión de nuestros corazones es el motor para alcanzar nuestros objetivos hoy. Estamos aquí porque hicimos algo y haremos más", añadió.
El lugar elegido para realizar el tercer foro no pudo ser mejor. La conferencia es en Hiroshima, "para que todos tengamos la oportunidad de reflejarnos en los verdaderos valores de la vida", explicó Miyamoto.
El 6 de agosto de 1945, esta sudoccidental ciudad japonesa fue destruida por la primera bomba atómica de la historia, lanzada por Estados Unidos, que mató a más de 140.000 personas y es señalada como el golpe de gracia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Más de 60 años después, Hiroshima se convirtió en un símbolo de paz y muchos visitantes desfilan por la "zona cero", donde se encuentra el Memorial de Paz.
En los últimos años, Hiroshima es reconocida por implementar un plan de desarrollo para la niñez que apunta a promover y brindar un sistema completo de atención destinado a los menores.
"Los niños de hoy están amenazados por terrorismo, hambre, pobreza así como por actividades criminales a través de Internet", señaló el alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba.
"Para resolver esos problemas, debemos trabajar juntos. Pedimos al mundo prohibir las armas nucleares a fin de dar a los niños un mundo mejor", imploró.
Todos los participantes del foro comparten la idea de devolver derechos fundamentales y dignidad a niños y niñas mediante nuevos enfoques y nuevas formas de promover una mejor comprensión entre generaciones, creencias religiosas y culturas.
"Tenemos que derribar los muros de intolerancia, hambre, guerra y analfabetismo que amenazan a la infancia. Debemos unirnos a los niños y niñas en la búsqueda de nuevas formas y nuevos caminos para construir una nueva humanidad", urgió el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, también presidente del Servicio de Paz y Justicia de Argentina.
La GNRC se precia de brindar un espacio para que niños y niñas se expresen. Al impulsar el diálogo entre naciones, también apunta a una interacción abierta con los menores. Los talleres de dos días y los encuentros previos al inicio del foro concluyeron con los menores compartiendo lo aprendido con sus contrapartes adultos en las ceremonias de apertura.
Para la pediatra Vinu Aram, el trabajo a favor de la paz debe trascender las generaciones. "Debemos empezar por escuchar a los niños porque pueden ser líderes maravillosos en la reconstrucción de nuestra comunidad", señaló.
"Nuestro trabajo por la paz debe ir más allá de las generaciones. Es importante crear espacios de confianza, en especial a nivel de base", añadió.
Asimismo, el ex vicepresidente iraní y presidente del Instituto para un Diálogo Interreligioso Seyed Mohammad Ali Abtahi, urgió a los líderes políticos y religiosos "aprender paciencia de los niños".
"Los niños son nuestra historia y tienen una fabulosa cercanía con lo divino. Su concepto de Dios es más real, más íntimo. Comparten una similitud con los filósofos porque prestan atención a todo y saben cómo ser respetuosos. Se consideran integrantes de una comunidad amplia sin perder su propia identidad", señaló.
El cardenal Jean Louis Tauran, del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano, envió un mensaje, leído por el padre Pietro Sonoda, en el que recordó a los participantes que también se debe apoyar a los padres pues necesitan toda la ayuda que puedan conseguir para alimentar y educar a sus hijos.
"Es en el ámbito familiar donde los niños primero se alimentan de amor y cuidado y luego aprenden a demostrárselo a los demás", señaló.
Lo más destacado del tercer foro, que se realiza cada cuatro años desde 2000, es el lanzamiento de "Aprendiendo a vivir juntos: Un programa intercultural e interconfesional de Educación Ética", un manual para educadores y líderes de jóvenes para promover paz y comprensión entre niños y niñas de diferentes religiones y culturas.
El manual no se propone enseñar religión ni historia de la cultura, explicó la directora de la Fundación Arigatou en Ginebra, Agneta Ucko. Se trata de un conjunto de herramientas para tender puentes entre los jóvenes.
"El desafío que tenemos ahora es cómo implementar el manual en el mundo y utilizarlo en varios ámbitos como escuelas y grupos de jóvenes, para nombrar algunos", añadió.
Al redactar el manual, los responsables se encontraron con varias dificultades, indicó Ucko, como la forma en que niños y niñas se relacionan con las diferentes escrituras sagradas, los diferentes conceptos de Dios y la discusión entre bien y mal, para nombrar algunas.
La portavoz para temas de violencia contra la niñez del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Sarah Jones, señaló que "la mayoría de nuestras religiones fallan en un punto u otro", y cuestionó la falta de acción de los gobiernos.
"Debemos recordar a los gobiernos que pobreza, degradación ambiental y violencia no se vinculan sólo con derechos humanos, sino que con asuntos de seguridad internacional. Su urgencia es real", subrayó.
Al igual que muchos participantes, ella es optimista respecto de que esas cuestiones tengan solución y de que puedan evitarse "las violaciones a los derechos humanos de los niños".
Los derechos humanos deben ser la base de toda institución basada sobre la fe, concluyó.