El principal precandidato opositor a la presidencia de Estados Unidos, el senador Barack Obama, prometió este viernes cesar de inmediato las sanciones impuestas por el mandatario George W. Bush contra Cuba, y propuso una «nueva alianza de las Américas» donde nadie sea tratado como «socio menor».
En un discurso en la sudoriental ciudad de Miami, ante la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), tradicionalmente la más dura e influyente de los grupos anticastristas, Obama se comprometió a "eliminar las restricciones a los viajes y los envíos familiares de remesas a la isla" para los residentes cubanos, de modo de "hacer a sus familias (en Cuba) menos dependientes del régimen de (Raúl) Castro".
El senador, aparente favorito en el Partido Demócrata para encabezar la candidatura presidencial, dijo que mantendría el embargo comercial y económico contra Cuba como "palanca" para obtener reformas democráticas en ese país, pero, al contrario de Bush y de su adversario republicano John McCain, perseguiría la "diplomacia directa" con La Habana "sin precondiciones".
"Permítanme ser claro", dijo Obama. "John McCain ha recorrido el país hablando de cuánto anhelo encontrarme con (el presidente cubano) Raúl Castro, como si estuviera buscando una reunión social. Nunca dije eso, y McCain lo sabe. Luego de ocho años de desastrosas políticas de Bush, es tiempo de buscar la diplomacia directa, con amigos y adversarios por igual, sin precondiciones".
"Habrá una preparación cuidadosa. Estableceremos prioridades claras. Y, como presidente, estaré dispuesto a conducir esa diplomacia en la ocasión y el momento que considere oportunos, pero sólo cuando tengamos la oportunidad de avanzar a favor de los intereses de Estados Unidos y de la causa de la libertad del pueblo cubano", añadió.
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El discurso de Obama, tras declaraciones de McCain y Bush esta semana sobre Cuba, fue acompañado de un documento político de campaña titulado "Un nuevo pacto para las Américas", que propone una postura ante América Latina y el Caribe basada en "una diplomacia de principios, sostenida y agresiva, con el objetivo de ampliar la libertad tal como Franklin Roosevelt la describía: libertad política, libre de necesidad y libre de temor".
Además del énfasis en la diplomacia, tanto el documento como el discurso proponen un "aumento sustancial" de la ayuda a la región, canalizada de modo de reducir lo que Obama describe como la "demoledora desigualdad" entre ricos y pobres, y de promover un "profundo desarrollo".
Washington debe hacer más para afrontar la inseguridad regional que entrañan el narcotráfico y las mafias y pandillas, promoviendo el imperio de la ley, "atacando con duras medidas la demanda de drogas en nuestras propias comunidades" y el flujo de armas, vehículos y dinero de Estados Unidos hacia el sur, a través negocios ilícitos.
"Si algo hemos aprendido de la historia de las Américas es que la verdadera seguridad no procede sólo de la fuerza", dijo Obama. "No mientras haya ciudades de México donde los jefes del narcotráfico son más poderosos que los jueces. No mientras haya niños que crecen con miedo a la policía. No mientras las drogas y las pandillas avancen hacia el norte a través de la frontera, mientras las armas y el dinero van hacia el sur", agregó.
Buena parte del esfuerzo de Obama estuvo destinado a marcar las diferencias entre su actitud comprometida con la región y las políticas del gobierno de Bush, al que acusó de haber creado un "vacío" que han aprovechado "demagogos como (el presidente de Venezuela, Hugo) Chávez", algunos países de Europa, China e incluso Irán. "Esos son los logros —los logros de Bush— que McCain ha elegido defender", dijo. "En vez de comprometernos con los pueblos de la región, hemos actuado como si todavía pudiéramos dictar los términos de modo unilateral", añadió Obama, haciéndose eco de las conclusiones de un informe del influyente Consejo de Relaciones Exteriores.
"Una alianza de las Américas sólo tendrá éxito si está fundada en cimientos de respeto mutuo", agregó el precandidato.
Acerca de Cuba, objeto de discursos de Bush y McCain con motivo del Día de la Independencia de ese país caribeño el 20 de mayo, Obama marcó una clara línea divisoria entre él y el senador por Arizona.
McCain prometió sostener intacto el embargo, que La Habana llama "bloqueo", hasta que Castro libere a todos los presos políticos de modo incondicional, legalice los partidos políticos y los sindicatos, garantice la libertad de prensa y convoque a elecciones con observación internacional. Obama pidió "una nueva estrategia", empezando por retirar las restricciones a los viajes a Cuba y al envío de remesas.
También demostró mayor flexibilidad para avanzar hacia la normalización de las relaciones. "Si usted (Cuba) avanza hacia la democracia, empezando por liberar a todos los presos políticos, nosotros daremos pasos para restablecer vínculos", dijo Obama.
Sus posturas se distancian asimismo de las que exhibió, 16 años atrás, el entonces candidato demócrata Bill Clinton, cuando habló ante la FNCA en la campaña presidencial de 1992, señaló Geoff Thale, especialista en Cuba de la no gubernamental Oficina de Washington sobre América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés).
Clinton (presidente entre 1993 y 2001) había prometido endurecer aun más el embargo a Cuba.
"Dieciséis años después, el probable candidato demócrata dice que es tiempo de distensión", dijo Thale a IPS. "Esto refleja cuánto ha cambiado la política local en Florida, y en especial la comunidad cubano-estadounidense", agregó.
"Obama cree que puede ganar votos de este sector facilitando los viajes y las remesas, y creo que tiene razón en eso", estimó.
Ambas medidas, "manteniendo el embargo, probablemente lleguen a los jóvenes cubano-estadounidenses", opinó Michael Shifter, vicepresidente del Diálogo Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington.
"Hay cambios generacionales en muchos temas y Obama ha logrado abrirse paso en ellos, ahora está buscando hacer lo mismo sobre Cuba", agregó.
Si bien el senador fue duro al describir a Chávez, dijo que "las estruendosas condenas y los torpes intentos del gobierno de Bush para socavar (al líder venezolano) no han hecho más que fortalecerlo". En el documento político reclamó el "compromiso con Venezuela".
También dijo que sostendría el apoyo a Bogotá para "combatir a las FARC", Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y su "derecho a atacar terroristas que buscan refugios más allá de las fronteras". Respecto de un presunto respaldo de Venezuela y Ecuador a la guerrilla colombiana, prometió "echar luz sobre cualquier apoyo a las FARC que venga de gobiernos vecinos".
"Esta conducta debe ser expuesta a la condena internacional, al aislamiento regional y, si es necesario, a duras sanciones", agregó.
Pero, al mismo tiempo, "debemos mostrar un claro apoyo a los derechos laborales, a los derechos humanos, lo que representa un respaldo significativo a las instituciones democráticas de Colombia", a las que "hemos abandonado durante tanto tiempo".