COMERCIO-ÁFRICA: Unión aduanera en riesgo ante los EPA

El destino de la Unión Aduanera de África Austral (SACU), la más antigua del mundo, pende de un hilo como resultado de los acuerdos de liberalización comercial que la mayoría de sus miembros firmaron con la Unión Europea (UE).

Los gobiernos de la SACU intentan decidir cómo impedir la parálisis o incluso el colapso total. Pero se encuentran divididos al respecto.

En la SACU algunos quieren retirarse de los acuerdos de asociación económica (EPA) los que accedieron, en tanto otros prefieren seguir adelante y profundizar la integración con la UE, por temor a perderse la asistencia del bloque europeo y el acceso a sus mercados.

Cinco países constituyen la SACU: Sudáfrica —la mayor economía entre ellos—, Botswana, Lesotho, Namibia y Swazilandia. Esta unión aduanera tiene ese estatus desde 1910.

A partir de 1999 comenzaron a producirse tensiones en su interior. Fue entonces que Sudáfrica concluyó el Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación con la UE.
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Ese tratado perjudicará a los países de la SACU. Al determinar que casi todas las mercaderías europeas terminarán ingresando a la unión aduanera sin impuestos, habrá una considerable pérdida de ganancias por concepto de aranceles: hasta 50 por ciento para Lesotho y Namibia, 30 por ciento para Swazilandia y 10 por ciento para la relativamente más "industrializada" Botswana.

La activista Dot Keet, quien habló en nombre de la Africa Trade Network en una reunión de organizaciones no gubernamentales sobre los tratados con la UE realizada el mes pasado en Bruselas, también señaló el efecto negativo del Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación sobre la propia Sudáfrica.

IPS obtuvo una copia de su discurso en el que explica, en parte, la actual reticencia de Sudáfrica a firmar los EPA con la UE.

Cuando se firmó el Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación, las exportaciones de Sudáfrica a la UE inicialmente aumentaron, pero una vez que el país africano comenzó a implementar aranceles más bajos, las exportaciones europeas también se incrementaron.

Según Keet, "el déficit comercial entre Sudáfrica y la UE crece alrededor de 2.000 millones de euros (unos 3.112 millones de dólares) por año, a favor del bloque europeo".

Keet agregó que las exportaciones agrícolas de la UE a Sudáfrica y la SACU aumentaron 50 por ciento desde 2003. El ingreso de alimentos procesados importados —mermeladas y frutas y verduras enlatadas— ha sido lo más perjudicial.

La firma italiana "Parmalat llegó a Sudáfrica y compró todas las empresas lácteas en (la austral provincia sudafricana del) Cabo Occidental. Agotó los contratos de abastecimiento con las firmas lácteas locales para que les dieran leche. Y estas compañías locales cerraron porque Parmalat estaba importando leche en polvo de la UE. Esto tuvo un impacto dramático sobre el empleo en el sector", explicó Keet.

Por contraste, la UE mantiene aranceles a las importaciones y cuotas sobre "productos sensibles" para proteger a los productores del bloque. En muchos de estos ítems, como la carne vacuna, Sudáfrica y otros países de la SACU poseen ventajas competitivas.

Keet agregó que la mayor parte de la nueva penetración europea en Sudáfrica se constata en el sector de los servicios financieros y en otras áreas intensivas en materia de capital, como la electrónica de alta tecnología.

"Esto se refleja en el lento ritmo de creación de trabajos en Sudáfrica", tema de gran preocupación dado que el desempleo afecta a 40 por ciento de la población económicamente activa.

Sin embargo, Keet reconoció que "el gobierno sudafricano adopta algunos cambios en sus estrategias internas. Entre éstas hay esfuerzos para implementar una industrialización más proactiva con una estrategia comercial más diversificada, especialmente en relación a otras importantes economías del Sur: China, India y Brasil y el resto de África".

"Actores clave en el gobierno sudafricano ahora están preocupados por algunos de los términos del Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación. Están en una especie de dilema sobre cómo hacer frente a esos compromisos", añadió Keet.

"Sudáfrica intenta que los europeos revisen esto. Ahora alegan que, a fin de ajustarse a los intereses de (los países integrantes de la SACU), es necesario revisar el Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación para que haya coherencia política dentro de la SACU y de la SADC (Comunidad de Desarrollo de África Austral)", continuó.

"La UE respondió que no renegociará el Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación y que la única manera en que puede cambiarse los términos es en el contexto de un EPA pleno. Esto significará la inclusión de nuevos asuntos (servicios, inversiones, competencia y compras), así como la cláusula de nación más favorecida, y esto es muy serio", advirtió Keet.

Esa cláusula obligará a Sudáfrica a ofrecer a la UE los mismos términos de acceso al mercado que podría brindar a otros países como India y Brasil en futuros acuerdos bilaterales. El Acuerdo de Comercio, Desarrollo y Cooperación es solamente de mercaderías y agricultura, y a diferencia de los EPA no incluye estos "nuevos asuntos" ni la cláusula de nación más favorecida.

A partir de varios informes, dentro de la SACU, ahora los gobiernos están profundamente divididos sobre cómo proceder en las conversaciones por los EPA. Tres de los países integrantes de la unión aduanera —Swazilandia, Botswana y Lesotho— urgen a sus vecinos a acelerar el ritmo de las negociaciones con la UE, intentando concluir acuerdos plenos para fines de 2008.

* Aileen Kwa está vinculada a la organización no gubernamental Focus on the Global South.

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