CANADÁ: Nadie llora por caída del ministro de exteriores

El escándalo que derivó en la renuncia del ministro de Relaciones Exteriores de Canadá, Maxime Bernier, confirma que la política internacional es dominio casi exclusivo del primer ministro Stephen Harper, quien tiene dificultades para elegir a un sustituto.

Bernier renunció repentinamente el lunes, luego de que se supo que había olvidado documentos confidenciales del gobierno en la casa de su ex novia Julie Couillard. El cargo fue temporalmente cubierto por el ministro de Industrias, David Emerson.

El ex canciller está bajo fuego desde el mes pasado, luego de que la prensa revelara que Couillard tuvo en el pasado vínculos con la pandilla de motociclistas Hell's Angels (ángeles del infierno).

En esa ocasión, Harper acusó a la oposición de haber cruzado la línea del decoro y llamó a respetar la vida privada de los miembros del gobierno.

"Lo que este caso revela es que el ministro de Relaciones Exteriores de Canadá es, en realidad, el primer ministro, que cambió la política internacional del gobierno para que reflejara la de Estados Unidos, particularmente en lo que respecta a Afganistán", dijo a IPS Steven Staples, experto del Instituto Rideau de Relaciones Internacionales.

Staples consideró que Bernier fue designado por razones domésticas y no por su experiencia en política exterior. "Su misión era lograr apoyo en Québec para la misión en Afganistán", explicó.

Pero el ex canciller "ha sido ineficaz y no era confiable para defender la posición del gobierno" el la arena internacional.

"Deja el ministerio peor de lo que estaba cuando asumió. La cartera tuvo un liderazgo débil, su financiamiento se desvanece y el rol de Canadá en el escenario mundial se desmorona", añadió Staples.

"Esperamos la designación como ministro de alguien con más conocimientos y menos motivación ideológica", concluyó.

La ex novia del ex ministro estuvo vinculada con Gilles Giguer, usurero y pandillero con arrestos por posesión de ametralladoras y de marihuana. Giguer fue asesinado luego de acceder ante las autoridades su testimonio contra los Hell's Angels.

También se relacionó con Robert Pepin, secuestrador de camiones que luego se suicidó.

Couillard ganó notoriedad pública nacional cuando asistió a la ceremonia de investidura de su novio como ministro con un vestido de profundo escote que, según ella dijo, el propio Bernier eligió.

La mujer, de 38 años, fue presentada al presidente estadounidense George W. Bush, quien elogió su belleza.

El escándalo explotó cuando el primer ministro Harper se encontraba de gira por Europa, y saltó a la portada de los diarios de ese continente, además de los de Estados Unidos.

Bernier admitió el lunes que había dejado documentos clasificados relativos a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebrada el mes pasado en Bucarest en la casa de su ex novia.

Los documentos estuvieron extraviados cinco semanas y fueron devueltos el domingo al gobierno por representantes legales de Couillard.

Según diversas versiones, esos papeles incluían información confidencial sobre la guerra en Afganistán, el plan de defensa estadounidense denominado "escudo misilístico", la expansión de la OTAN y análisis sobre la posición de varios países sobre asuntos diversos.

Una encuesta entre funcionarios legislativos publicada por el semanario especializado Hill Times, de Ottawa, designó a comienzos de mes a Bernier como el legislador más sexy (en el régimen político canadiense, los ministros son parlamentarios y conservan sus escaños).

Bernier era el más leal de los seguidores de Harper dentro del Partido Conservador en la conflictiva provincia de Québec, y tenía un pleno alineamiento ideológico con su líder.

Antes, el hoy ex canciller fue estrecho colaborador del ex primer ministro de la provincia, Bernard Landri.

Bernier también fue criticado por su falta de conocimientos. Siendo canciller, llamó al presidente de Haití con un nombre equivocado y también cometió errores al referirse a Birmania y Afganistán.

Su cartera fue, además, involucrada en una filtración de información sobre el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN-NAFTA) que tuvo consecuencias dentro del opositor Partido Democrático estadounidense.

Couillard reveló que Bernier le pidió que permaneciera junto a él al menos por un año, sin importar lo que sucediera en su relación, pues no sería bien visto que los vínculos amorosos de un ministro fueran efímeros.

"No puedo cambiar de novia como de camisa, por lo que debes ser mi novia por al menos un año, sin importar lo que suceda entre nosotros", le dijo, según la mujer.

Entrevistada por televisión, Couillard sugirió que funcionarios del gobierno instalaron micrófonos ocultos en su casa.

La portavoz del Ministerio de Seguridad Pública Melissa Leclerc aseguró, en un correo electrónico al diario Globe and Mail, que el Servicio de Inteligencia y Seguridad no estuvo involucrado en la vigilancia de Couillard.

La oposición pidió una investigación pública sobre el caso, y también lo hizo el propio Bernier. Pero Alan Tupper, catedrático de ciencia política de la Universidad de Columbia Británica, dijo a IPS que el escándalo es menor frente a los problemas de la política exterior canadiense.

"La importancia de estos asuntos se ha exagerado. Se los ha tomado con demasiada seriedad. Para la mayoría de la gente es una cuestión de tabloides (diarios populares). No minimizo el asunto, pero no es particularmente serio", evaluó.

"Harper debe encontrar un ministro de relaciones exteriores y no tiene una gran lista de talentos para elegirlo de ahí. Tiene bastante trabajo para conseguirlo", concluyó Tupper.

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