Ocho heridos en choques entre partidarios del estatuto autonómico del oriental departamento boliviano de Santa Cruz y migrantes de regiones occidentales afines al gobierno nacional marcaron la jornada del referendo que muestra una tendencia ampliamente favorable al «Sí».
En el barrio precario Plan Tres Mil, seis kilómetros al sur de esta ciudad, sectores populares contrarios al referendo asaltaron un establecimiento educativo y se apoderaron de las urnas y papeletas de votación, generando la reacción violenta de la Unión Juvenil Cruceñista, grupo de choque que movilizó a sus adherentes y repuso el material para la realización de la consulta, en medio de escaramuzas y peleas campales.
El incidente registrado a primeras horas del día desató un sentimiento de hostilidad que se expresó en choques violentos, mientras la policía intentaba formar barreras y usaba gases lacrimógenos.
En la calle 3 del Plan Tres Mil, esos productos químicos contaminaron el ambiente y posiblemente agudizaron los problemas de insuficiencia respiratoria de Benjamín Ticona, de 69 años, que falleció cerca del mediodía de este domingo.
El llamado a una jornada de paz y festejo del prefecto (gobernador) de Santa Cruz, Rubén Costas, no fue escuchado y los amagos de enfrentamientos continuaron hasta las 15.00, hora local.
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Santa Cruz, el departamento más rico de Bolivia, lidera un movimiento autonomista en seis de las nueve regiones del país. El referendo sometido a votación este domingo es considerado inconstitucional por el gobierno nacional y por las autoridades electorales del Estado.
Protagonistas de la jornada violenta fueron los colonizadores de poblaciones localizadas unos 125 kilómetros al noreste de Santa Cruz de la Sierra, la capital cruceña, organizados en brigadas de resistencia que, a bordo de vehículos, arrebataron el material electoral, quemaron urnas y papeletas e impidieron la realización del referendo en algunos lugares.
Las poblaciones rurales de Yapacaní, Cuatro Cañadas y San Julián, habitadas por pobladores procedentes de zonas occidentales y de pueblos indígenas, fueron el centro de la resistencia al estatuto autonómico.
Entretanto, en La Paz, sede del gobierno, y El Alto, 1.000 kilómetros al oeste de la capital cruceña, organizaciones populares, obreros e indígenas que respaldan al presidente Evo Morales marcharon por las calles y culparon al referendo de crear las condiciones para el separatismo y favorecer a grupos de familias de terratenientes y empresarios.
En el Plan Tres Mil, la plaza de la rotonda fue el centro donde decenas de personas que migraron del resto del país organizaron una concentración con consignas contra el estatuto autonómico y de defensa de la integridad territorial y expresaron su disposición a enfrentar a los grupos juveniles de choque del Comité Cívico Pro Santa Cruz, una entidad de orientación empresarial que promueve la autonomía.
"Aquí comienza hoy la defensa de la patria", gritaba por altavoces el educador Martín Huayllani, líder del Plan Tres Mil, mientras a su alrededor varias personas portando banderas bolivianas y rojas, con el símbolo de la hoz y el martillo del Partido Obrero Revolucionario (POR), coreaban cánticos revolucionarios.
A corta distancia, la policía instaló una barrera de contención e impedía con dificultad el paso de autobuses transportando a miembros de la Unión Juvenil Cruceñista. Soportando insultos, los policías sirvieron de contención a los "unionistas", vestidos de camisas blancas, para impedir nuevos choques.
Las calles polvorientas del Plan Tres Mil fueron testigos de la actitud desafiante de los autonomistas y los sectores populares organizados.
Los opositores al referendo intentaron tomar el Colegio Boliviano-Alemán del barrio, pero los "unionistas" formaron barreras de protección para facilitar la reposición de urnas y papeletas en un ambiente tenso, donde muchos electores agredían verbalmente a ciudadanos con aspecto de no ser cruceños y a periodistas.
En el centro de la ciudad, seis personas, aparentemente afines al gobierno de Morales, estuvieron a punto de ser linchadas por una multitud de defensores de la autonomía tras ser sorprendidas transportando ánforas y papeletas de la consulta.
Una persona identificada como Homero Amorín intentaba denunciar en el centro internacional de prensa, ubicado en el Hotel Santa Cruz, que la Corte Departamental Electoral había distribuido material previamente marcado en la casilla del Sí, lo que provocó la reacción de los autonomistas.
Mientras intentaba huir en un vehículo con otras cinco personas, Amorín fue detenido y en el transporte se hallaron las ánforas que, según el Comité Cívico Pro Santa Cruz, eran las sustraídas en el Plan Tres Mil.
En medio de una multitud resuelta a tomar justicia por mano propia, un fiscal y varios policías rescataron a las personas para conducirlas detenidas a una oficina policial y evitaron un desenlace violento.