El ciclón Nargis, el peor desastre natural del que tenga memoria Birmania, fortaleció la imagen del régimen militar de ese país como una fuerza interesada solamente en perpetuarse en el poder, sin importar los costos para el pueblo que asegura proteger.
Informes oficiales señalan que más de 30.000 personas murieron en el ciclón que azotó Birmania el 2 de este mes, 40.000 han desaparecido y un millón han debido abandonar sus hogares. Sin embargo, más que interesados en ayudar a la población, los militares están obsesionados con celebrar un referendo que los consolidará en el gobierno.
La única medida tomada por el régimen tras la devastación causada por el Nargis fue el cambio de fecha para el referendo, que pasó del 10 al 25 de este mes en algunas de los lugares más afectados, como Rangún y el delta del río Irrawaddy.
En Rangún, la antigua capital, la población comenzó a manifestar su indignación por la indiferente respuesta de las autoridades al desastre.
"¿Dónde estaban ellos cuando más los necesitábamos, para limpiar el desorden en las calles, proveernos de refugio y agua, y protegernos cuando golpeó la tormenta", dijo a IPS una ama de casa que accedió a una entrevista telefónica a condición de no revelar su nombre. A los militares "les llevó un día reprimir a los monjes (que se manifestaron en septiembre pasado), pero cuatro días después del ciclón todavía no han aparecido", añadió enojada.
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La mayoría de los habitantes de Rangún sienten lo mismo, según diplomáticos y periodistas en ese país contactados por IPS. "Son los monjes los que lideraron la limpieza" tras el desastre, señaló un funcionario público retirado. "Que Dios los bendiga", agregó.
Las fotografías de soldados removiendo los árboles caídos y limpiando las calles de Rangún, difundidas por la televisión estatal, agravaron la indignación popular. "Ésta es pura propaganda, y está lejos de ser verdad", dijo un birmano en un mensaje de correo electrónico pidiendo no ser identificado por temor a represalias. "¿Por qué los medios extranjeros las difunden también? La propaganda del gobierno es una desgracia para el periodismo", añadió.
"Yo vi a algunos soldados subiéndose a un camión ayer. No tenían sudor en sus camisas, a pesar de lo que se mostró en televisión", dijo un residente, de 50 años.
"Mi esposa vio los tres camiones de soldados estacionados frente a un árbol caído. Ninguno se bajó para moverlo", agregó.
Pero aun más grave es la evidencia de que las autoridades militares habían recibido advertencias de que la tormenta se acercaba a la Bahía de Bengala, pero las ignoraron o menospreciaron.
El Departamento Meteorológico Indio (IMD), que sigue de cerca a los eventos climáticos en la Bahía de Bengala y realiza advertencias no sólo en las provincias de la costa oriental india sino también en países litorales vulnerables, alertó a las autoridades birmanas sobre la formación del ciclón Nargis y su posible acercamiento a partir del 26 de abril.
"Constantemente actualizamos información a las autoridades de Myanmar (nombre oficial dado a Birmania por la junta militar), y el 30 de abril incluso les dimos detalles sobre la ruta probable, velocidad y lugares de impacto" de la tormenta, dijo el director del IMD, B.P Yadav, al corresponsal de IPS en Nueva Delhi, Ranjit Devraj.
El Departamento de Meteorología de Birmania emitió una alerta en su sitio oficial el 27 de abril, pero no se hizo ningún esfuerzo para difundir esa información entre la población, mucho menos para realizar evacuaciones en la costa o en las islas del delta del Irrawaddy.
Los medios estatales, que continuamente difundían propaganda y exhortaban al público a votar por el "Sí" en el referendo constitucional, difundió la primera alerta por el ciclón recién el viernes pasado, cuando era ya muy tarde para los residentes de Rangún.
La mayoría de los residentes fueron tan sorprendidos por el ciclón que apenas atinaron a proteger a sus familias. En las afueras de la ciudad, a lo largo del río donde vive la clase trabajadora y pobre, las débiles viviendas desaparecieron. Todos en Rangún buscan ahora agua potable, según testigos.
El ciclón, con vientos de más de 200 kilómetros por hora, azotó el centro comercial de la antigua capital, dejándolo como una zona de guerra. Los árboles fueron arrancados de las raíces y los techos de las casas y de los edificios quedaron destruidos. La tormenta dejó a la ciudad sin electricidad ni comunicaciones.
La densamente poblada zona oriental de Rangún y el delta del Irrawaddy, llamado "el tazón de arroz de Birmania", fueron las zonas más afectadas. El ciclón causó olas de más de dos metros y la mayor parte de esta tierra quedó anegada.
Se estima que más de 20 millones de personas viven en esta área fértil del país. Sin ninguna advertencia previa, quedaron a merced de los furiosos vientos y las grandes olas.
Se espera también que el número de muertos se incremente, según socorristas "Éste es el peor desastre que golpeó a Birmania en su historia. Es nuestro tsunami. Quizás nunca sepamos a ciencia cierta cuántas personas perecieron", dijo uno de ellos a IPS.