La dictadura de Birmania se lanzó a promover el voto por el «sí» en el referendo constitucional del próximo sábado, una semana después del ciclón que mató a 22.000 personas. La propaganda por el «no» está prohibida.
La junta militar rechazó una propuesta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el envío de observadores independientes y prohibieron toda actividad de oposición al referendo, incluso cualquier acto público a favor del "no".
Los funcionarios gubernamentales no escatiman recursos para que los ciudadanos aprueben en las urnas el proyecto de nueva constitución.
Rangún está prácticamente empapelada con afiches que instan a votar "sí", mientras que la televisión estatal emite programas sobre el referendo en los que participan celebridades locales.
"Voy a votar 'no' porque ya estoy harto de ver cómo nos instruyen para que optemos por el 'sí' en la televisión", dijo Min Min, un votante de poco más de 20 años.
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Grandes titulares aparecen en la prensa controlada por el gobierno instando a ratificar el proyecto. El gobierno asegura que el referendo se realizará en la mayor parte del territorio birmano, a pesar de la devastación provocada por el ciclón del sábado.
En las áreas más afectadas, la consulta se celebrará el 25 de mayo.
En los últimos meses, grupos de simpatizantes de la junta, que incluían desde organizaciones de mujeres hasta veteranos del ejército, han viajado por las zonas rurales promover el voto por el "sí".
Todos los días la televisión difunde instrucciones sobre el acto electoral e imágenes de actos a favor del "sí".
Yoe Kyaw, integrante del organismo de control de los comicios en la zona occidental del país, cree que el referendo será libre y justo.
"La ley de convocatoria establece claramente que el voto será secreto y que el escrutinio se realizará con la presencia de observadores independientes", argumentó. Los militares gobiernan Birmania desde 1962. Bajo la presión de la comunidad internacional, anunciaron años atrás una "hoja de ruta" hacia la democracia, que incluía la redacción de una nueva Constitución para reemplazar la vigente desde 1974.
Se supone que el proceso debería desembocar en elecciones multipartidarias en 2010, pero los escépticos abundan.
Los últimos comicios, que tuvieron lugar en 1990, representaron un claro triunfo de la opositora Liga Nacional para la Democracia, liderada por la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Los militares no reconocieron el resultado electoral.
En los últimos días, los militares y empleados públicos, al igual que sus familias, han recibidos claras instrucciones de sus superiores para que voten por el "sí". Por otra parte, emitirán su sufragio en locales especiales, separados de los que utilizará la población en general.
"Nos dijeron que la única opción era apoyar la ratificación", señaló un profesor universitario de 41 años. "Además, vamos a emitir nuestro sufragio en la sede de la Universidad. ¿Cómo puede ser secreto el voto cuando vamos a estar vigilados por grupos de simpatizantes de la junta?"
La confección de los padrones electorales también despierta sospechas. "Es extraño. Mi padre murió en 2005 pero figura en la lista de votantes", comentó Ma Oo, de 51 años. El referendo es impulsado por el gobierno como parte de su "hoja de ruta" hacia la democracia. La junta prosiguió con sus planes a pesar de la fuerte presión internacional que generó la violenta represión, en septiembre de 2007, de protestas pacíficas lideradas por monjes budistas.
La atención estará centrada en la transparencia del referendo. Grupos de exiliados han señalado que la nueva Constitución no permitirá ningún cambio político de importancia mientras los militares continúen en el poder.