La integración política y económica como estrategia para vencer la pobreza en América del Sur volvió a ocupar un lugar de importancia en la agenda regional con la firma solemne del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
El tratado, que deberá ser ratificado por los parlamentos de los 12 países miembros del nuevo organismo, destaca principios básicos del derecho internacional, como el respeto a la soberanía y la inviolabilidad territorial, pero también define la cooperación como vía para la reducción de las diferencias entre los países sudamericanos.
Los países miembros son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
"Hay que poner el acento en la construcción de consensos", dijo la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, al señalar que Unasur es un proyecto más ambicioso que debe continuar una obra anterior iniciada en la región cuando se crearon otros organismos o instancias de concertación política.
La mandataria, que asumió la presidencia rotativa de Unasur, dijo que el nuevo organismo "es el mejor mecanismo para construir confianza y buscar en un marco de respeto mutuo la construcción de acuerdos", respondiendo implícitamente a la preocupación por las tensiones de Colombia con Ecuador y Venezuela.
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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo en una entrevista que "la relación con Colombia está en su punto más crítico", desde la incursión militar ordenada por Bogotá en su territorio para atacar un campamento de la guerrilla colombiana. Para mejorarlas sugirió que Colombia suspenda la campaña internacional contra su país.
Pero la reunión de Brasilia pareció reforzar la confianza en el diálogo para la solución de controversias y en la integración como mecanismo para la superación de la pobreza.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva restó importancia a las diferencias entre algunos países, señalando que "los contenciosos actuales, aunque estén revestidos de dramatismo, son pasajeros".
En una entrevista, Lula comparó la labor de la integración a la construcción de la Muralla China, y expresó satisfacción con lo que llamó "la creación de la gran nación sudamericana".
"Brasil quiere asociar su presente y su futuro al de Sudamérica", dijo, al poner énfasis en la magnitud del subcontinente, demarcado por los océanos Atlántico y Pacífico y el mar Caribe, donde viven 300 millones de personas con gran capacidad productiva y de consumo.
El mandatario brasileño calificó a América del Sur como una región de paz donde reina la democracia y recordó que los 12 mandatarios de la región fueron elegidos en consultas democráticas con amplia participación popular.
"La inestabilidad que algunos pretenden ver en nuestro continente es señal de vida, especialmente de vida política. No hay democracia sin el pueblo en las calles, sin confrontación de ideas y propuestas. Tampoco hay democracias sin reglas y sin diálogo", dijo.
El tratado firmado en Brasilia en español, portugués, inglés y holandés tiene como objetivos el fortalecimiento del diálogo político entre los países miembros para reforzar la integración y el desarrollo social y humano con equidad.
Asimismo establece como prioridades la erradicación del analfabetismo, el acceso universal a la educación y el reconocimiento regional de estudios y títulos.
Para llevar adelante el cumplimiento de esos objetivos fueron creados grupos de trabajo que deberán presentar propuestas concretas y un plan de acción en todos esos sectores y en materia de integración energética, en cooperación económico-financiera, además de la creación de un consejo de defensa regional.
Ese consejo de defensa sería una instancia de diálogo político y de intercambio de informaciones sobre aspectos de seguridad y defensa regional. "Muchos de nuestros países están trabajando en Haití y creo que podemos hacer mucho más juntos en nuestra región", dijo la presidenta de Chile.
Lula propuso a sus homólogos sudamericanos la realización de un nuevo encuentro en el segundo semestre de este año para abordar la propuesta del consejo de defensa y proseguir el impulso del proceso de integración.