AMBIENTE-BRASIL: El sueño se vuelve práctica

Cumplir los desafíos ambientales «es difícil pero no imposible», porque «el sueño también puede ser puesto en práctica», dijo la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, en la sesión plenaria final de la III Conferencia Nacional de Medio Ambiente, este sábado en Brasilia.

Brasil es "el único país" que elabora su Programa Nacional de Cambio Climático en un proceso participativo de la magnitud de esta conferencia, sostuvo. Más de 100.000 personas participaron en las 751 asambleas de nivel local y estadual que eligieron a unos 1.200 delegados al encuentro nacional.

Pero "no es suficiente aprobar propuestas, hay que implementarlas y además corregirlas en el camino", admitió la ministra. De las iniciativas aprobadas en la conferencia anterior, relacionadas con su cartera, 85 por ciento fueron o están siendo ejecutadas, destacó.

La II Conferencia, realizada en 2005, aprobó un total de 831 resoluciones, pero sólo 427 son de competencia del Ministerio de Medio Ambiente. Las demás dependen de otras instancias gubernamentales o privadas, incluso externas. La primera conferencia, de 2003, aprobó 659 propuestas, con 353 del área ambiental.

Las propuestas en esta tercera conferencia, que duró cuatro días, sumaron 5.132 y fueron evaluadas en 16 grupos de trabajo. El resultado final de las deliberaciones sólo será conocido después de que una comisión relatora sistematice las sugerencias aprobadas en los grupos y en la plenaria final, lo que puede demandar meses.

Hay muchas propuestas duplicadas o inviables por contravenir la Constitución. Estas suman centenares. El grupo de Educación y Ciudadanía Ambiental, por ejemplo, dividido en tres subgrupos, aprobó "unas 200", según Raimundo Andrade, geógrafo y delegado del nororiental estado de Maranhão.

En otros grupos las propuestas alcanzaron algunas decenas, 42 en el de Industria.

"Aprobamos 31 propuestas y solo hubo polémica en una", ante la sugerencia de prohibir cualquier "quemada", incendio con que los agricultores preparan la tierra para sembrar, señaló a IPS Francisca Conceição, presidenta de la Asociación de Trabajadores Rurales del estado amazónico de Acre.

La idea no aprobada es de "gente que nunca estuvo en el bosque" y que no comprende que "sin quemadas habrá más brasileños con hambre", observó la campesina que, a los 48 años de edad, cultiva sola una propiedad de 22 hectáreas, produciendo frutas, arroz, frijoles y otros alimentos.

Además de las propuestas sometidas a los grupos de trabajo, la batalla de muchos activistas era conseguir que sus mociones fueran incluidas entre los documentos de esta III Conferencia. Para eso necesitaban obtener por lo menos 178 firmas, equivalentes a 15 por ciento de los delegados.

Una política nacional de protección a las montañas, otra de forestación urbana y la creación de un foro permanente sobre pesca y distintas áreas de conservación son objetivos de algunas de las decenas de mociones presentadas.

Una babel de grupos, movimientos e intereses estuvo representada en esta conferencia que reunió a más de 2.000 personas, entre delegados e invitados.

Agagiane Santos, indígena del pueblo fulnió, vino a reclamar saneamiento básico y mejor asistencia en salud para su aldea en Aguas Belas, municipio del interior del estado de Pernambuco, en el Nordeste.

La Conferencia atendió las expectativas de los numerosos indígenas representados, cuya demanda general es la demarcación de todas las tierras que les son reservadas. Una moción para expulsar a los arroceros blancos que ocupan parcialmente la reserva Raposa Sierra del Sol obtuvo las firmas necesarias. "Si la perdemos, será malo para todos nosotros", justificó Santos.

"La mejor propuesta aprobada" en el grupo de Residuos, según Carlos Cavalcanti, es la que defiende una remuneración de las alcaldías a los recolectores informales, reconocidos como trabajadores de la limpieza pública. Eso ya está previsto por la ley nacional de saneamiento básico, pero el obstáculo son los poderes locales, explicó a IPS.

Cavalcanti pasó a recoger basura en las calles del centro de São Paulo hace ocho años, ante el desempleo crónico que sufría como obrero metalúrgico. Es miembro de una de las 15 cooperativas creadas en esa ciudad para organizar a los recolectores, pero hoy se define como "militante social", participando en conferencias ambientales y de economía solidaria.

En Brasil hay de 800.000 a un millón de personas que viven de la basura recogida en las calles y vertederos, de los cuales 20.000 están en São Paulo, estimó. Hay un movimiento nacional que se reúne en los Foros de Basura y Ciudadanía.

Delaine Romano, coordinadora de recolección selectiva en una zona de São Paulo, estima que son el doble, es decir unos 40.000, los recolectores de la ciudad, y defiende que las empresas de limpieza y alcaldías destinen recursos para mejorar y ampliar la actividad, generando empleos y dignidad en el trabajo.

Esas inversiones corresponderían a una pequeña parte del ahorro que estos trabajadores proporcionan al servicio de limpieza urbana, ya que reducen la cantidad de basura a ser recogida por las empresas y echada en los rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto, en beneficio del ambiente y de los gastos municipales.

Esta III Conferencia reunió desde personas como Nancy Sierra, una venezolana que decidió vivir en Brasil, donde se siente "más libre" desde que hizo su doctorado en ecología en la Universidad de Campinas, cerca de São Paulo, al artesano Iván Pataxó, que vende sus "biojoyas" en el corredor de la entrada del Centro de Convenciones donde tuvo lugar la conferencia.

Sierra es profesora en una facultad de medicina en Juazeiro, interior del nororiental estado de Ceará, está "absolutamente contra los transgénicos" y defiende que el ser humano vuelva a una vida "cercana a la indígena", en armonía y como componente de la naturaleza. Cree irreversible una gran tragedia por el cambio climático, ante los desequilibrios que provoca y seguirá provocando la humanidad.

Pataxó es también un migrante, pero dentro de Brasil. Instructor de artesanía, dejó su pueblo indígena del mismo nombre en el nororiental estado de Bahía, para adherirse a la Asociación Buriti Amazonia, en Rio Branco, capital de Acre, del otro lado del país.

La fundadora y dirigente de esa asociación, Marcia de Lima, encabeza un movimiento de afirmación y expansión de la artesanía en Acre, cuya marca es el buriti, una palmera local aprovechada por completo por el grupo de 13 familias asociadas: hojas, pulpa del fruto y semillas, en anillos, collares, pulseras y variados ornamentos y útiles.

La asociación fue proveedora por dos años de una de las mayores escuelas de samba que desfilan en el carnaval de Río de Janeiro y hace parte del movimiento de promoción de la economía solidaria en Brasil, explicó Lima a IPS.

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