La muerte por asfixia en Tailandia de 54 trabajadores birmanos inmigrantes, cuando eran transportados en un camión sin ventilación, fue una tragedia anunciada, según activistas locales.
Las víctimas integraban un grupo de 122 birmanos que viajaron a Tailandia en busca de empleo en centros turísticos. Murieron 36 mujeres, 17 hombres y una niña de ocho años de edad.
Los sobrevivientes declararon a la prensa tailandesa que el único aire que circulaba en el compartimiento sellado procedía de un sistema de ventilación, pero que a poco de comenzar el viaje el flujo se redujo y respirar se volvió dificultoso.
Golpearon las paredes del acoplado, pero no lograron atraer la atención del conductor, que huyó cuando eventualmente detuvo la marcha y descubrió lo que había ocurrido.
"Se trata del mayor número de muertes de trabajadores inmigrantes birmanos registradas en un solo episodio", dijo Htoo Chit, director de una organización no gubernamental birmana dedicada a la defensa de los derechos de esa comunidad.
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"Lo sucedido es muy triste, pero esta clase de horrendas muertes ocurre con frecuencia en Tailandia", agregó.
El director subregional para el sudeste asiático de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Bill Salter, señaló a IPS que "este accidente revela un problema más profundo. Fue una tragedia que estaba a la espera de ocurrir".
"Hay redes involucradas en el traslado de los trabajadores inmigrantes. En algunos casos se trata lisa y llanamente de tráfico de personas", añadió.
En diciembre, 22 trabajadores birmanos se ahogaron en Ranong, una provincia tailandesa cercana a la frontera con Birmania. En noviembre, otros ocho perdieron la vida en un accidente carretero.
Los inmigrantes birmanos que murieron asfixiados esta semana seguían el camino que decenas de miles de sus compatriotas emprendieron antes que ellos.
Los atraen empleos caracterizados como "insalubres y peligrosos" en las industrias pesquera y de la construcción, al igual que en las plantaciones de palma o caucho.
La mano de obra birmana ha sido el principal motor para la construcción de los hoteles que salpican las playas que constituyen el centro de la pujante industria turística filipina. Muchos hombres son contratados para trabajar en barcos pesqueros en alta mar y mujeres birmanas, en las plantas que procesan las capturas.
"Existe mucha explotación en la industria pesquera. Los birmanos deben trabajar muchas horas a cambio de una paga tan escasa", afirmó Sutphiphong Khongkathon, coordinador del no gubernamental Programa de Acción para los Inmigrantes.
"Casi 80 por ciento de los birmanos que trabajan en ese sector no están registrados y las leyes tailandesas no les ofrecen ninguna protección", agregó.
En los últimos meses, "más y más birmanos han venido a Tailandia en busca de trabajo, a pesar del alto costo que implica. Tienen la impresión de que, en algún momento, podrán legalizar su situación. Están equivocados", agregó.
El éxodo está avivado por la sostenida recesión de la economía birmana. Asimismo, la represión de la dictadura militar contra las minorías étnicas del país empuja a esas comunidades hacia la frontera con Tailandia, un país más próspero.
En 2007, organizaciones no gubernamentales y del gobierno de Tailandia estimaron que hay en este país unos dos millones de trabajadores extranjeros, 75 por ciento de ellos birmanos. El resto con camboyanos o laosianos.
Pero apenas 500.000 se registraron el año pasado en el Ministerio de Trabajo, lo que les permite obtener documentos laborales y cobertura de salud.
Los sectores en los que trabajan son los que no atraen a los tailandeses, a causa de los bajos salarios: agricultura, construcción, procesamiento de pescado, empleo doméstico, minería e industria textil.
Según un estudio de la OIT, los extranjeros contribuyen sustancialmente a la economía de Tailandia. "Si son tan productivos como los tailandeses en cada sector, su contribución al producto interno bruto (PIB) es de 11.000 millones de dólares, 6,2 por ciento del total", indicó.
"Si su productividad fuera menor, digamos 75 por ciento de la de los trabajadores tailandeses, su aporte aún sería de unos 8.000 millones de dólares, o cinco por ciento del PIB. Los inmigrantes aportan entre siete y 10 por ciento del valor agregado de la industria y entre cuatro y cinco por ciento en el sector agrícola", agregó.
Sin embargo, los inmigrantes birmanos no son tratados con respeto, a pesar de la presentación de leyes dirigidas a garantizar sus derechos. "El público los percibe de manera negativa", dijo Salter, de la OIT.
En consecuencia, quedan a merced de abusos en el trabajo o cuando son transportados, tal como ocurrió esta semana con el saldo de 54 muertos.
"Hay empresarios detrás de las redes que los trasladan en esos acoplados cerrados. Incluso la policía local está involucrada", concluyó Sutphiphong.