Vladimir Putin maniobra en sus últimos días como presidente de Rusia para aumentar su poder a partir del 8 de mayo, cuando se convertirá en el primer ministro de Dmitry Medvedev, su sucesor en la jefatura de Estado.
Entre otras cosas, Putin dispuso que los representantes del gobierno central en siete distritos administrativos federales, que comprenden varias regiones cada uno, pasen a responder al primer ministro en lugar de al presidente, tal como ocurría hasta ahora.
Fue el mandatario saliente quien creó la figura de lso representantes al inicio de su presidencia, con la intención de reforzar el control de Moscú sobre las regiones.
Un enviado presidencial supervisa al menos a 10 gobernadores locales. Los siete distritos comprenden 89 regiones administrativas.
Al colocar bajo su control a esos enviados, "Putin incrementará notoriamente su poder frente a Medvedev", señaló a IPS Yevgeny Volk, investigador de la filial moscovita del centro de estudios conservador estadounidense Heritage Foundation.
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"No sólo controlará el desarrollo económico regional sino también la esfera política. Esos representantes del gobierno central cuentan con una vasta estructura burocrática, que incluye a la policía, las fiscalías generales y los servicios de seguridad federal", agregó.
"Esta será la base de poder de Putin, que puede serle de gran ayuda si decide postularse nuevamente a la presidencia. También se trata de una herramienta importante para impedir que Medvedev se vuelva demasiado independiente o ambicioso", destacó Volk.
Esa estructura de enviados del poder central fue establecida para limitar el margen de maniobra de los gobernadores.
"Como no son funcionarios elegidos por el voto, sino designados por el Kremlin, son completamente leales. Putin quiere explotar esto al servicio de sus intereses", comentó.
El mandatario saliente y próximo primer ministro "necesita sobrevivir políticamente para ganar la próxima elección presidencial y, para lograrlo, buscará colocar a su gente en las posiciones clave y evitar que Medvedev adquiera mucho poder", dijo Volk.
Esto, advirtió, puede ser una fuente de tensiones entre el próximo presidente y Putin.
Según la Constitución rusa, el gabinete queda disuelto el día en que asume un nuevo presidente, quien cuenta con dos semanas para elegir a su candidato a primer ministro. Este, a su vez, tiene una semana para formar su gobierno.
Pero ahora el proceso será mucho más rápido. Medvedev asumirá el 7 de mayo y al día siguiente Putin recibirá un contundente apoyo para convertirse en primer ministro en la Duma, la cámara baja del parlamento, donde su partido Rusia Unida cuenta con una mayoría de dos tercios.
Rusia Unida es una fuerza política marcadamente burocrática, que sigue el modelo del Partido Comunista de la disuelta Unión Soviética.
En su último congreso, realizado el 14 y 15 de abril, fue creado el puesto de presidente de la organización política, para el cual se designó a Putin. Eso le permite retener una gran cuota de poder partidario cuando se convierta en primer ministro.
En esa ocasión, Putin señaló: "No creo que sea muy sensato que un jefe de Estado, sin importar su pertenencia política, lidere un partido. Pero el liderazgo por parte del primer ministro es una práctica civilizada y natural, tradicional en los Estados democráticos".
El mandatario aseguró en varias oportunidades que no habrá disputas de poder entre él y Medvedev, y que trabajarán en conjunto. Pero no todos están muy convencidos de que así resulten las cosas.
"El esquema futuro de poder no es claro. Hay un intento de Putin de convertir a la figura del primer ministro en la principal fuente de toma de decisiones políticas", dijo a IPS Lilia Shevtsova, de la filial moscovita del centro de estudios estadounidense Carnegie, de tendencia progresista.
"Pero la retórica de Putin, frecuentemente, no revela sus verdaderas intenciones", afirmó.
