NEPAL: Tibetanos corren peligro de deportación a China

Los partidos que derrotaron a la autocracia del rey Gyanendra en Nepal remedan los métodos represivos del monarca, al amenazar con la deportación a miembros de la comunidad tibetana que se manifiestan contra el dominio chino en su región de origen.

La coalición de gobierno, entre cuyos siete partidos figura el otrora insurgente Partido Comunista de Nepal (maoísta), logró en abril de 2006 la restauración de las libertades democráticas, conculcadas por el golpe de Estado que Gyanendra encabezó en febrero de 2005.

Hoy, la alianza niega a los tibetanos —algunos de los cuales son ciudadanos nepaleses y otros, refugiados— el derecho a protestar contra la represión de China.

El gobierno de Nepal apoya la política de "una China", por la cual Beijing reivindica para sí Tíbet, invadido en 1950 por la potencia asiática, y Taiwán, isla considerada "provincia renegada" desde que los nacionalistas chinos se instalaron allí en 1947, al triunfar la revolución comunista.

Las autoridades y los partidos oficialistas nepaleses, que hoy debaten la instauración de una república, también expresaron su apoyo a los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Beijing en agosto y que millones de activistas de todo el mundo planean boicotear.
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Ni el gobierno ni la coalición de siete partidos de Nepal realizaron comentario alguno ante la represión de China contra las protestas autonomistas en Lhasa del mes pasado. De hecho, las manifestaciones de tibetanos en Katmandú también fueron reprimidas.

El apaciguamiento de China, el poderoso vecino del norte, no es nuevo como política gubernamental nepalesa. También Gyanendra buscó el apoyo de Beijing al clausurar en 2005, poco después del golpe, la oficina del Representante del Dalai Lama (líder espiritual del budismo tibetano) en este país.

Residentes tibetanos en Katmandú intentaron el 10 de marzo, acompañados por monjes lamaístas, marchar hacia la embajada de China para entregar un memorando a sus funcionarios. Pero fueron detenidos por la policía nepalesa

El sábado, las fuerzas de seguridad arrestaron a 84 tibetanos cerca de la embajada, informó la agencia estatal de noticias china Xinhua. Y en esta ocasión no se limitaron a reprimir: también amenazaron a los detenidos con la deportación.

La oficina en Nepal de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional solicitó, sin éxito, permiso para realizar una protesta pacífica el 24 de marzo. Las autoridades indicaron que la manifestación "afectaría las relaciones" con Beijing.

De todos modos, la protesta se realizó, y 148 de sus participantes fueron arrestados, entre ellos 13 activistas nepaleses de derechos humanos.

La policía también restringió la libertad de movimientos en tres barrios de Katmandú donde se concentra la comunidad tibetana, incluidos monjes y monjas lamaístas.

Amnistía aseguró que la policía arrestó sin justificación legal alguna a más de 1.500 personas antes de y durante las manifestaciones. El Ministerio del Interior advirtió que no se admitirían "actividades anti China".

Tanto Amnistía como la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) documentaron un uso excesivo e innecesario de la fuerza durante los arrestos, así como maltratos de los detenidos.

"Estamos particularmente preocupados por la creciente evidencia del uso durante los arrestos por parte de la policía de agresiones sexuales, entre otras, incluso a menores de edad", indica una declaración conjunta emitida el martes por Amnistía y HRW.

La amenaza de deportación constituye "una violación seria de los compromisos internacionales de Nepal en materia de derechos humanos", reza la declaración.

"Si la policía de Nepal continúa comportándose del mismo modo que fue condenado por todos los actuales partidos de gobierno, activistas de derechos humanos y la comunidad internacional durante el movimiento popular de 2005 y 2006, incumpliría su misión de restaurar los derechos civiles y políticos fundamentales", añade.

El portavoz de la cancillería de Nepal, Hira Bahadur Thapa, negó que se registren violaciones de derechos humanos contra tibetanos. Pero "no podemos admitir en tierra nepalesa actividades contrarias a los intereses de China", dijo Thapa a IPS.

El funcionario se rehusó a informar si el gobierno de China sometía al de Nepal a presiones para que actúe con firmeza contra las protestas.

Thapa explicó que el gobierno trataba de impedir que activistas tibetanos se acercaran a la embajada china, por temor a que se reiterara lo que sucedió en Nueva Delhi, donde manifestantes escalaron el muro que rodea la representación diplomática.

También el portavoz del Ministerio del Interior, Modraj Dotel, negó las denuncias brutalidades. "Si hubiera algún informe de formal, el gobierno ordenaría una investigación", declaró a IPS. Además, negó que se hayan cometido torturas a los detenidos, como aseguró HRW.

Los tibetanos comenzaron a huir a Nepal luego de la fallida rebelión de 1959 contra el régimen chino, cuando el Dalai Lama atravesó los montes Himalaya para radicarse en India.

El gobierno de Nepal no suele reconocer como refugiados a los tibetanos que huyen de su territorio, pero sí les permite usar suelo nepalés para ingresar en India.

En pocas ocasiones, las autoridades, presionadas por el gobierno chino, deportaron a tibetanos exiliados y solicitantes de asilo al gigante asiático.

Unos 2.500 tibetanos huyen a India a través de Nepal cada año. Oficialmente, 14.000 tibetanos viven en Nepal, pero esa cantidad, según estimaciones extraoficiales, se elevaría a 20.000.

"Apoyamos con firmeza la política de 'una China' y no podemos permitir que las manifestaciones lo afecten", dijo a IPS el ex embajador en India, Lok Raj Baral. "Pero al mismo tiempo no deberíamos desaprobar las protestas pacíficas, pues violaríamos los derechos humanos."

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