Las mujeres cambian las prioridades y a veces la tonalidad de los congresos legislativos del mundo. Pero la cantidad de diputadas y senadoras aumenta a paso lento, según el último estudio de la Unión Interparlamentaria (UIP).
En 1975, cuando se realizó la primera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en México, 11 por ciento de los escaños de los parlamentos unicamerales o de las cámaras bajas de los cuerpos legislativos estaban ocupados por legisladoras.
Los parlamentos no han avanzado mucho desde entonces. En 2008, sólo 18 por ciento de los legisladores del mundo son mujeres, muy por debajo del 30 por ciento considerado necesario para que ellas puedan incidir en la conducción de los asuntos parlamentarios.
Es claro que la representación equitativa en ese ámbito es "un ideal, no una realidad", indica el informe "Equidad en política: Encuesta de mujeres y hombres en los parlamentos".
El estudio analiza el asunto desde varias perspectivas, sobre la base de entrevistas a unos 300 parlamentarios, 40 por ciento de ellos hombres, de 110 países, paralelas a la investigación "Política: Perspectiva de Mujeres", publicada en 2000.
[related_articles]
"Equidad en política" fue divulgado en la 118 asamblea de la UIP, organización que reúne a los parlamentos del mundo. La reunión comenzó el domingo y concluirá este viernes.
La limitada representación de las mujeres en los cuerpos legislativos debe contrarrestarse con tendencias nacionales y regionales más prometedoras, señala el informe.
Hubo avances en África y Asia, donde las mujeres ocupan 17 por ciento de los escaños de las asambleas legislativas.
Ruanda es un ejemplo mundial, con 49 por ciento de los asientos de la cámara baja ocupados por mujeres.
Entre las naciones en que las mujeres poseen más de 30 por ciento de los escaños parlamentarios, la mitad pertenecen al Sur en desarrollo.
"Los países en desarrollo y emergentes hicieron avances importantes, no así las llamadas viejas democracias", señaló el secretario general de la UIP, Anders Johnsson.
Pero en general, "sólo una pequeña proporción de las mujeres que podrían ser candidatas consideran presentarse a elecciones legislativas", indica el informe.
Los encuestados consideran la falta de apoyo de los votantes como el principal factor que disuade a los hombres de dedicarse a la política.
En el caso de las mujeres, son las responsabilidades domésticas. Una de cada tres legisladoras entrevistadas no tiene cargas familiares y ellas tienen más del doble de probabilidades que los hombres de ser solteras.
"En muchos países, en especial en África, niños y niñas son educados de distinta manera. Los varones aprenden que está bien no lavar los platos porque su hermana está ahí para hacerlo", indicó la vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Sudáfrica, Gwendoline Mahlangu-Nkabinde.
Se pidió a los entrevistados que propusieran medidas para contribuir a que más mujeres sean elegidas.
Entre las respuestas se destaca la necesidad de cambiar la percepción del lugar que ellas ocupan en la sociedad mediante programas de educación y considerar la implementación de guarderías para contribuir a que las mujeres persigan sus aspiraciones políticas.
También se mencionaron varias posibilidades para que ellas superen las diversas dificultades que afrontan en la financiación de sus campañas electorales.
El estudio subraya la utilidad de fijar cuotas de mujeres en los cuerpos legislativos, y que los sistemas electorales de representación proporcional permiten la elección de más parlamentarias que los basados sobre circunscripciones.
Pero los entrevistados mostraron preocupación de que las candidatas ocupen un lugar en las listas partidarias que les permita llegar al parlamento.
"Muchos partidos no tienen reglas claras en materia de selección de candidatos", señala el informe. "Eso es importante, porque si el procedimiento no es explícito, los candidatos terminan siendo designados por los dirigentes partidarios, que suelen ser hombres".
"Los partidos políticos suelen ser entidades cerradas y muchos mantienen 'redes de veteranos' que dificultan la inserción de las mujeres en las elites", explica.
"No es sólo la sociedad y la estructura parlamentaria lo que debe adaptarse y evolucionar para abrir espacio a las mujeres. Los partidos políticos también deben cuestionar su funcionamiento", señaló Johnsson.
Algunos de los entrevistados para el estudio señalaron que hombres y mujeres parecen compartir ciertas prioridades políticas. Pero fueron muchos más los que destacaron las diferencias.
Entre los asuntos de interés de las legisladoras figuran el alivio a la pobreza, las jubilaciones, los derechos reproductivos, el cuidado de niños y niñas y la violencia de género.
"La lucha contra la violencia de género es un área en la que las legisladoras de todo el mundo hicieron sentir su presencia", señala el documento.
"Las mujeres comprenden las necesidades de sus pares, conocen los desafíos que adultas y niñas deben afrontar y entienden las consecuencias que esos retos tienen en sus vidas", remarcó Yassina Fall, economista y asesora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).
"Ellas se dan cuenta de que cuando se da poder a las mujeres, se da poder a la sociedad", añadió.
"Pocos hombres respondieron que se necesitan mujeres, muchas mujeres, para que los parlamentos se concentren en las necesidades de la población", coincidió Johnsson.
Las legisladoras parecen encabezar asuntos de relevancia para las mujeres, pero no son sus únicas preocupaciones, subraya el informe.
Las legisladoras pueden experimentar dificultades a la hora de traducir sus prioridades en cambios políticos. Ello se debe a la indiferencia de los partidos gobernantes o a que su limitada presencia en las asambleas legislativas impide que participen en las comisiones parlamentarias que estudian las leyes.
"Las mujeres quedan fuera de las discusiones por no poder participar físicamente o por estar sobrecargadas con el trabajo de la comisión, lo que implica que no puedan dedicarle a esa instancia el tiempo suficiente ni a la investigación que requiere", señala el documento.
Entre las conclusiones de "Equidad en política", se destaca la necesidad de un cambio sustantivo en materia de representación femenina en los cuerpos legislativos.
"Hombres y mujeres deben acordar y reconocer que la inclusión y la participación equitativa en los procesos parlamentarios no sólo beneficia a las sociedades, sino también es necesario para legitimar la democracia".
En palabras de una legisladora irlandesa citada en el estudio, "nuestra democracia está inacabada por la ausencia de mujeres en los procesos de decisión".