Las inversiones procedentes del Sur en desarrollo en sectores estratégicos de Alemania serán controladas por el gobierno de Angela Merkel. Se trata de un claro indicio del creciente proteccionismo de los países ricos ante el proceso de globalización que ellos mismos concibieron.
Las autoridades alemanas anunciaron el 9 de este mes restricciones a las inversiones en su mercado de "fondos soberanos".
Estos fondos son portafolios manejados por gobiernos de países árabes ricos en petróleo y de otras naciones en desarrollo como China, India y Singapur, y que incluyen acciones, bonos y otros instrumentos financieros emitidos, en general, por instituciones y empresas del Norte.
Pero el Ministerio de Trabajo alemán puede frenar las inversiones de riesgo compartido, en especial en los servicios públicos, si ponen en riesgo empleos o si apuntan a sectores estratégicos como el de energía, según informó el gobierno en Berlín.
Si inversores no pertenecientes a la Unión Europea (UE) aspiran a una participación mayor a 25 por ciento en una empresa alemana se activarán controles automáticos, advirtió el gobierno.
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En consecuencia, las autoridades alemanas podrán rechazar inversiones en lo que definan como sectores estratégicos, o si considera que implican amenazas a la seguridad nacional. Por lo tanto, el estado extranjero en cuestión puede verse obligado a revender sus papeles.
La decisión responde al temor de que los fondos soberanos controlen sectores estratégicos. Lo mismo que hicieron durante tantos años en servicios públicos del Sur en desarrollo compañías alemanas, francesas, estadounidenses y británicas.
En Francia, ante la posibilidad de que la estatal China Investment Corporation y otros fondos de inversión árabes se adueñaran de más de 10 por ciento de la petrolera Total, se desató un debate acerca de la necesidad de establecer controles para tales inversiones.
El director general de Total, Christophe de Margerie, trató de defenderlas.
"Nosotros buscamos inversiones chinas", declaró De Margerie al periódico parisino Libération, y añadió que Total pidió a la China Investment Corporation no invertir más de tres por ciento del capital de la compañía.
En los años 80, el fondo Adia, de Emiratos Árabes Unidos, poseía nueve por ciento del capital de Total, pero entonces "nadie prestaba atención a eso", apuntó De Margerie.
Antes de que se desatara la actual crisis financiera en Estados Unidos en el verano boreal de 2007, los fondos soberanos concitaban poca atención.
Las últimas inversiones de alto perfil hechas por fondos soberanos, en especial en bancos estadounidenses necesitados de liquidez, los pusieron en el centro del debate.
La crisis financiera actual se suscitó tras el desplome del mercado inmobiliario y de instrumentos financieros vinculados con préstamos hipotecarios de riesgo.
"Está de moda cuestionar a los fondos soberanos", criticó De Margerie. Pero quienes manejan esos portafolios "no aspiran a controlar nuestras compañías ni nuestras sociedades. Eso dicen y yo les creo", aseguró.
Sin embargo, no todos los participantes en el juego financiero del Norte industrial tienen esa confianza.
Christian Chavagneux, editor del periódico mensual francés Alternatives Economiques, señaló que las grandes inversiones de los fondos soberanos pueden poner en riesgo una economía si "desinvierten" su dinero con tanta rapidez y con tal abundancia como lo invierten.
"El fondo de Singapur Temasek vendió en noviembre una décima parte de sus intereses en el Banco de China, lo que tiró por la borda el precio de sus acciones", dijo a IPS Chavagneux.
"Ya puedes imaginar lo que sucedería si de repente ocurre una desinversión similar en uno de los maltrechos bancos de Alemania o Estados Unidos", apuntó.
"También podemos imaginar que los Estados que controlan esos fondos soberanos puedan verse tentados a utilizar su influencia financiera como arma de política exterior, o usar a las compañías occidentales como terreno de aprendizaje para sus líderes jóvenes", añadió Chavagneux.
"Por supuesto", aclaró, "son todas especulaciones".
Reflexiones similares abundan en muchos países del Norte.
Eso llevó a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne entre su treintena de miembros todas las economías del mundo industrial (pero también otros como México), a lanzar una advertencia a los fondos soberanos para evitar medidas proteccionistas del Norte.
El director general de la OCDE, Angel Gurría, envío un comunicado al respecto a los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete países más industrializados (G-7), integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
En su mensaje, Gurría señaló que "la observancia de altos estándares de transparencia y gobernanza por parte de los fondos soberanos contribuirá a que las naciones beneficiarias implementen sus compromisos y recomendaciones a fin de preservar la apertura de los mercados y salvaguardar la seguridad nacional".
Además, indicó que los países de la OCDE "mantendrán sus fronteras de inversiones abiertas a los fondos soberanos en tanto éstos persigan intereses comerciales y no políticos".
Las economías de la OCDE acordaron basar su política respecto de los fondos soberanos sobre los instrumentos existentes que disponen un trato justo hacia los inversores.
Pero esos instrumentos también reconocen el derecho de los países receptores de inversiones a adoptar medidas tendientes a proteger su seguridad nacional.
En otro comunicado, la OCDE señaló que "las inversiones de los fondos soberanos pueden causar preocupación por los motivos que las inspiran", o sea "si son comerciales o si obedecen a consideraciones políticas, de defensa o política exterior".
Más de 20 países poseen ese tipo de fondos, pero Simon Johnson, asesor económico y director del departamento de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI), señaló que "permanecen bastante concentrados".
"Los cinco más importantes reúnen alrededor de 70 por cientos de los activos totales", agregó.
Pero a las naciones de la OCDE le preocupan los países de origen de los principales fondos. Siete de los 10 más grandes pertenecen a Arabia Saudita, Argelia, China, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Libia y Qatar.
Los activos totales de los fondos de inversión rondaban los 3,3 billones de dólares el año pasado, 18 por ciento más que en 2006, según estimaciones oficiales.
Si se incluyen otros activos de los países dueños de los fondos soberanos, como los de pensión y su participación en sus propios servicios públicos, el total de activos se dispara hasta 14,5 billones de dólares en 2007.
El producto bruto interno de Estados Unidos fue de 12 billones de dólares el año pasado.