EUROPA-EEUU: La OTAN crece poco para no enfadar a Rusia

Europa parece haber predominado sobre Estados Unidos en la sesión inaugural de la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) este jueves en la capital de Rumania.

Estados Unidos procuraba para esta misma semana que la alianza occidental invitara a incorporarse a tres países —Albania, Croacia y Macedonia— y el establecimiento de Planes de Acción para la Adhesión en el caso de Georgia y Ucrania.

Pero los miembros europeos de la OTAN se salieron con la suya y aceptaron esas propuestas sólo en parte, con lo que, de paso, evitaban un motivo de malestar para Rusia, cuyo presidente, Vladimir Putin, participará este viernes como invitado en una sesión especial de la cumbre.

El Consejo del Atlántico Norte, órgano que debe tomar sus decisiones por unanimidad, resolvió este jueves que solo Albania y Croacia se integrarían en la organización. Grecia se opuso a la membresía de Macedonia, en un veredicto que se veía venir.

Desde que Macedonia se independizó de la antigua Yugoslavia en 1991, Grecia se ha opuesto a la denominación del joven país, pues entiende que refleja intenciones de anexarse la parte septentrional de territorio griego conocido por el mismo nombre.

Sin embargo, estas ambiciones están explícitamente descartadas en la propia constitución macedónica.

"No hay fecha límite para el ingreso de Macedonia", dijo en conferencia de prensa el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer. "La invitación se emitirá tan pronto como se resuelva la disputa sobre su nombre."

Pero Macedonia es considerado un país más preparado que Albania, en especial en los campos militar y judicial, para incorporarse a la alianza.

De Hoop Scheffer también informó que existe en la OTAN acuerdo para invitar a Bosnia-Herzegovina a "iniciar un diálogo" hacia su integración, así como para profundizar la cooperación con Serbia, tradicional aliada de Rusia.

Pero el funcionario también indicó que Georgia y Ucrania no serían contemplados esta semana como firmantes de Planes de Acción para la Adhesión, el punto inicial para la incorporación a la OTAN.

La alianza "aplaude las aspiraciones" de esos países, que "están en camino de recibir los Planes", y existe acuerdo en que "se convertirán en miembros", aseguró. La evaluación en tal sentido corresponderá a los cancilleres de la OTAN que se reunirán en diciembre.

De Hoop Scheffer se rehusó a identificar los gobiernos que rechazaron la asignación de Planes a las dos repúblicas ex soviéticas.

De todos modos, se trataba de una decisión previsible antes de la cumbre. Al llegar a Bucarest el miércoles, la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel declaró: "Hemos llegado a la conclusión de que es demasiado temprano para dar ese estatus a ambos países."

Georgia y Ucrania abrigaban esperanzas desde la visita del presidente estadounidense George W. Bush a Kiev a comienzos de mes: "Esa semana, en Bucarest, continuaré aclarando la posición de mi país. Apoyamos los Planes de Acción para la Adhesión para Georgia y Ucrania."

Varios países de Europa occidental, en especial Alemania y Francia, se oponían a resolverlo en esta ocasión, para lo cual esgrimieron la inestabilidad en Georgia y la impopularidad de la OTAN en Ucrania.

Apenas 30 por ciento de los ucranianos entrevistados para una reciente encuesta apoyan el ingreso de su país a la alianza. Según otro sondeo, 77 por ciento de los georgianos encuestados comparten esa opinión, pero sin considerar a la población prorrusa de las provincias separatistas de Abjasia y Ossetia del Sur.

El presidente georgiano Mijail Saakashvili se reivindica como democrático y prooccidental, pero esas credenciales fueron desacreditadas con la represión que ordenó contra manifestaciones opositoras en noviembre pasado.

Países como Alemania argumentaron, además, que pretendían no antagonizar con Rusia, que se consideró "amenazada" por la expansión hasta sus fronteras de una alianza militar que ella no integra.

En 2004, el gobierno ruso también se había opuesto a la inclusión en la OTAN de las tres repúblicas ex soviéticas del Báltico —Estonia, Letonia y Lituania—, pero Occidente no prestaba entonces mayor atención a las preocupaciones de Moscú.

"Rusia es, por cierto, más influyente ahora", dijo a IPS Margot Light, profesora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Economía de Londres. "Ni Alemania ni Francia quieren ofenderla. La dependencia de la energía rusa obliga a los países europeos a la contención."

En 2004, el presidente ruso Vladimir Putin "aún no había consolidado su poder como para amenazar a la OTAN eficazmente", dijo a IPS el experto en defensa europea Wayne Thompson, de la Universidad de Europa en Brujas, Bélgica.

Pero la menor tradición prooccidental de Georgia y Ucrania respecto de los países ex comunistas ya integrados en la alianza indica que, en sus casos, "hay mucho más en juego".

"Muchos expertos identifican a Ucrania como el país que podría impedir a Rusia restablecer su viejo imperio. Moscú la considera mucho más importante que cualquier diminuto estado del Báltico. Y Georgia está incómodamente cerca de las sensibles áreas musulmanas rusas. Moscú quiere aliados confiables allí", agregó Thompson.

Por otra parte, la influencia regional rusa creció en los últimos años, al mismo tiempo que Estados Unidos perdía gran parte de su credibilidad en Europa.

Los europeos están interesados en establecer buenos vínculos con el presidente electo de Rusia, Dimitri Medvedev, mientras el gobierno estadounidense "ha sido muy incapaz en el último año", concluyó James Goldgeier, del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de análisis independiente con sede en Washington.

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