La Cepal llamó este martes a los gobiernos latinoamericanos a aplicar medidas urgentes para amortiguar la carestía de los alimentos, que amenaza con sumir en la indigencia a casi 16 millones de personas más en la región. Anticipó además posibles impactos del deterioro de la economía mundial.
La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) fijó en 4,7 por ciento la proyección de crecimiento del producto interno bruto (PIB) regional para este año, un punto porcentual menos que el registrado en 2007.
El secretario ejecutivo de la Cepal, el argentino José Luis Machinea, dijo en conferencia de prensa que la recesión en la que "está entrando" Estados Unidos "tendrá un impacto" en la región, aunque menor que en crisis pasadas debido a que está mejor preparada.
Las consecuencias de la actual coyuntura serán distintas en cada país. Los más perjudicados serán los estados más pobres, debido al encarecimiento de los alimentos, así como los que más exportan manufacturas a Estados Unidos y los grandes receptores de remesas de dinero de sus emigrantes, como es el caso de México y las naciones centroamericanas.
México es el mayor receptor de remesas, al sumar el año pasado 23.979 millones de dólares, que equivale a 2,7 por ciento de su PIB. En tanto a Haití llegaron en el mismo lapso 8.000 millones de dólares, que representa 30,4 por ciento de su PIB.
Según Machinea, es difícil proyectar si habrá una disminución de los precios de los productos primarios, base de la canasta exportadora de la región.
La fuerte desaceleración de la economía mundial, que probablemente afectará de forma "suave" a China, debiera tender a la baja los valores de estos bienes por la merma de la demanda. Pero, paralelamente, existe un movimiento especulativo en torno a esos productos básicos que dificulta las previsiones, explicó el secretario ejecutivo de la Cepal.
Esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas proyecta, además, que el encarecimiento de los alimentos puede elevar la pobreza.
"Desde principios de 2006 y especialmente desde 2007, los índices de precios al consumidor de alimentos se han acelerado en la mayoría de las economías de la región, registrando un ritmo anual que oscila entre seis y 20 por ciento, con un promedio cercano a 15 por ciento", detalló un comunicado difundido el viernes.
Como esta situación afecta principalmente a las familias más pobres, la Cepal llama a los gobiernos a tomar medidas urgentes, que dependerán de la realidad del país. Algunas de las recomendaciones son reducir aranceles y/o impuestos al consumo y entregar subsidios focalizados a sectores más vulnerables o aumentar las ayudas ya existentes.
"En los países que tienen 15, 20 o 30 por ciento de indigencia (respecto del total de su población) hay que actuar ya", dijo a IPS Machinea. "Pero hay varios países de la región que no tienen los recursos fiscales para actuar y en estos casos la ayuda internacional es crucial", acotó.
La Cepal considera necesario que los países industrializados y de ingresos medios, que sean exportadores netos de alimentos, entreguen un aporte excepcional a los organismos que pueden llevar ayuda de emergencia a poblaciones en situación de riesgo, como el Programa Mundial de Alimentos.
Esta agencia estima que un incremento de 15 por ciento en el precio de los alimentos elevaría la incidencia de la indigencia de 12,7 por ciento a 15,9 por ciento.
Esto quiere decir que, en caso de no aplicarse algún ajuste de inmediato, 15,7 millones de latinoamericanos podrían caer en la indigencia y una cantidad similar pasaría a engrosar la lista de pobres.
En el peor escenario, América Latina y el Caribe sumarían 204,5 millones de pobres y 84,2 millones de indigentes.
Un cálculo menos dramático se hace considerando una mejora de los ingresos de los hogares de cinco por ciento, similar al promedio de inflación regional. En este caso, unas 10 millones de personas caerían en la extrema pobreza, sin contar con el agravamiento de la situación social de quienes ya viven en la pobreza o en la indigencia.
Consultado sobre los conflictos sociales y políticos que pueden surgir en la región producto de este deterioro de las condiciones, Machinea señaló que el encarecimiento de los alimentos es el principal factor de riesgo hoy y no el menor crecimiento del PIB, dado que muchas economías latinoamericanas seguirán expandiéndose en rangos de cinco a siete por ciento en 2008.
La Cepal proyecta que la economía panameña será la de mejor rendimiento este año, con una expansión de ocho por ciento, seguida de las de Argentina y Perú, con siete por ciento, Uruguay crecerá 6,5 por ciento, Colombia y Venezuela seis por ciento y Bolivia, Paraguay y República Dominicana cinco por ciento.
Más abajo se sitúan Brasil, cuyo PIB aumentará 4,8 por ciento, Chile, Costa Rica, Guatemala y Honduras 4,5 por ciento, El Salvador cuatro por ciento, Haití y Nicaragua 3,5 por ciento, Ecuador tres por ciento y México 2,7 por ciento.
La Cepal también se refirió al "dilema de la política monetaria en la región".
Machinea cree que, si los bancos centrales optan por subir las tasas de interés para frenar el alza de la inflación, deben acompañar esta medida de intervención cambiaria y control a la entrada de capitales de corto plazo para detener la apreciación de sus monedas.
Los únicos países que están siguiendo, de alguna manera, estos lineamientos son Colombia, Brasil y Argentina, dijo.
El Banco Central de Chile, uno de los países donde más se ha depreciado el dólar en los últimos meses, decidió comprar hasta diciembre 8.000 millones de dólares. Pero no ha considerado aún la posibilidad de ponerle restricción a la entrada de capitales, como sugiere la Cepal.