La fuerte reacción contra una manifestación de mujeres disidentes eleva el grado de respuesta del gobierno de Cuba a la actividad opositora, tras la advertencia de que no habrá espacio en este país para la «subversión» ni sueños de «quintacolumnistas y mercenarios internos».
"Es un balde de agua fría sobre quienes creen en una democratización gradual en nuestro país", dijo a IPS el opositor moderado Manuel Cuesta Morúa, al comentar la evacuación policial de las disidentes Damas de Blanco, que pretendían hacer el lunes un plantón de protesta por sus familiares presos, a pocos metros de oficinas del gobierno.
Cuesta Morúa, portavoz de Arco Progresista —organización socialdemócrata que actúa en la ilegalidad como todos los grupos disidentes en este país—, se declaró "preocupado" porque esa medida de fuerza implica un cambio en la postura de las autoridades.
El gobierno venía actuando de manera distinta frente a demostraciones callejeras de la oposición, guiado por el concepto de preservar la seguridad y el orden interior, opinó. "El mensaje que se deja ahora es más fuerte, pues se activaron los órganos de poder en contra de estas mujeres", comentó.
Una de las Damas de Blanco, Laura Pollán —esposa de Héctor Maseda, condenado a 20 años de prisión— explicó a IPS que cinco familiares de presos y un número igual de "acompañantes" acudieron a la Plaza de la Revolución para pedir personalmente la libertad de sus parientes al presidente Raúl Castro o al ministro del Interior, Abelardo Colomé Ibarra.
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"Nos negamos a retirarnos de allí y nos enlazamos en cadena, pero policías mujeres nos sacaron y obligaron a subir a unos vehículos", relató Pollán, quien aseguró sentirse aún "muy dolorida" por el forcejeo, si bien no hubo golpes en la operación policial.
Pollán confirmó además que las manifestantes fueron llevadas a sus casas, incluso las que residían en la provincia de Matanzas, a casi 100 kilómetros de la capital, y Villa Clara, a unos 268 kilómetros. "Ya nos llamaron y están bien", comentó.
Las Damas de Blanco, llamadas así por el color de su vestimenta, son familiares de 75 opositores sentenciados en 2003, en juicios sumarios, a severas penas por actividades subversivas "bajo instrucciones de una potencia extranjera".
De ese grupo, 55 personas permanecen aún en prisión. Las demás fueron liberadas por razones de salud, ocho marcharon a residir en el exterior y uno, Miguel Valdés Tamayo, murió en un hospital de La Habana tras sufrir dos paros cardíacos.
El diario estatal Granma dijo este martes que "fuerzas femeninas del Ministerio del Interior evacuaron a las provocadoras a sus hogares con el fin de evitar un enfrentamiento con nuestra población". En otras ocasiones, las Damas de Blanco han sido rechazadas en la calle por personas afines al gobierno.
El texto publicado en Granma calificó a las Damas de Blanco de "elementos mercenarios" que intentaban una " provocación burda y descarada" en los alrededores de la Plaza de la Revolución. Y las vinculó con sectores derechistas de la inmigración cubana en Estados Unidos.
Pollán admitió que el viernes 18 se encontraban reunidas en su casa cuando recibieron una llamada telefónica de la legisladora estadounidense de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen, a quien Granma acusó de estimular "el accionar de estos grupúsculos, como justificación para recibir el financiamiento" de Washington.
"Nuevamente quiero aclarar que a nosotros no nos manda nadie, somos independientes y sólo exigimos la libertad de los presos políticos", indicó Pollán, portavoz habitual de las Damas, y rechazó además ser una "asalariada" de Estados Unidos. "Lo que recibimos es de cubanos en el exilio, como ayuda para mantener a nuestros presos", señaló. Las Damas de Blanco realizaron en 2004 una manifestación similar en el mismo lugar aledaño a la Plaza de la Revolución, que concentra puntos neurálgicos de las estructuras de poder, como sedes del Consejo de Estado, del Comité Central del Partido Comunista y del Ministerio del Interior, entre otras.
En esa ocasión, permanecieron casi 40 horas en el lugar, antes de ser sacadas por la fuerza, para exigir que el preso Ángel Moya, condenado a 20 años de prisión, fuera intervenido quirúrgicamente de urgencia por una hernia discal. La demanda fue satisfecha.
"Ni provocaciones, ni patrañas mercenarias, empleando métodos ordenados por sus amos yanquis, mellarán la firmeza y voluntad de las actuales y futuras generaciones cubanas", dijo este martes Granma. En otro artículo, publicado el miércoles 16, el periódico había dicho que en Cuba "no habrá espacio para la subversión".
El diario reseñó una conferencia sobre cambios en Cuba realizada el 7 de abril en la sudoriental ciudad estadounidense de Miami, en la que participaron inmigrantes cubanos y el secretario (ministro) de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez.
Con base en despachos cablegráficos de ese encuentro, Granma aseguró que los asistentes "coincidieron en que el respaldo firme a la disidencia cubana es el mecanismo adecuado para propiciar un cambio democrático en la isla", y consideraron que "lo esencial es que los opositores no se sientan aislados en su lucha".