La decisión del primer ministro australiano Kevin Rudd de eliminar a Japón del itinerario de una gira mundial que incluye a Estados Unidos, Europa y China enfadó a muchos en Tokio.
Según fuentes citadas por varios medios de prensa australianos, el gobierno de Japón estaba "furioso" ante lo que percibe como un desaire de Rudd, del centrista Partido Laborista.
"Japón tiene una angustia profundamente arraigada frente la dirección de la política exterior australiana, que se vincula con la preocupación ante el rumbo que ha tomado Asia en su conjunto" en los últimos años, dijo a la cadena estatal de radio y televisión ABC el analista Hugh White.
Aunque Rudd se apresuró a anunciar que visitará Japón en junio, el vínculo bilateral quedó resentido.
"Es una omisión sorprendente, dada la importancia de Japón para Australia, especialmente comercial y económica", dijo Rawdon Dalrymple, experto en política exterior de la Universidad de Sydney.
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Japón es el principal destino de las exportaciones australianas y el segundo socio comercial del país. El anterior gobierno del conservador Partido Liberal firmó con el japonés un acuerdo sobre seguridad en marzo del año pasado.
Luego, ambos países realizaron deliberaciones de alto nivel, también sobre seguridad, en el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) realizado en Sydney.
La visita habría resultado insatisfactoria a causa de los problemas de comunicación entre Rudd y el primer ministro japonés Yasuo Fukuda, la compleja negociación para un acuerdo bilateral de libre comercio y las complicaciones internas de Japón, cuyo gobierno pierde popularidad al intentar mantener los elevados impuestos a la gasolina.
Fukuda no telefoneó a Rudd para felicitarlo tras ganar las elecciones de noviembre. Y el primer ministro australiano todavía está por telefonear al japonés.
Pero la principal área de polémica, según Dalrymple, es la captura de ballenas. Ambos países tienen puntos de vista diametralmente opuestos al respecto.
Japón apela a las disposiciones de la moratoria a la captura de ballenas resuelta en 1986 por la comunidad internacional que admiten la caza con fines de investigación científica. Canberra le exige a Tokio que abandone esa práctica.
Uno de los dos activistas retenidos varios días en un buque ballenero japonés al que abordaron sin permiso era australiano. Ambos fueron liberados solamente luego de la intervención de los gobiernos de ambas naciones.
"El actual gobierno de Australia adoptó una posición más firme que cualquier gobierno anterior contra la caza de ballenas. En Japón, la opinión pública está dividida, pero predominan quienes están en favor de la captura", dijo Dalrymple.
Dados estos elementos, el hecho de que Rudd omitiera la visita a Japón es políticamente oportuno, según Dalrymple. "En términos de prudencia política, es probable que no haya sido una mala decisión", argumentó.
Aunque reconoce que el desaire pudo causar cierta irritación en Japón, Dalrymple cree que la confirmación de la visita de Rudd a Japón en junio habrá aliviado las preocupaciones.
Pero el hecho de que el primer ministro australiano se concentre en China, el eterno rival de Japón por el liderazgo de Asia oriental, puede desestabilizar más las relaciones.
Desde que asumió el cargo, Rudd ha intentado ubicar a Australia en un rol mediador entre China y Estados Unidos, país al que ya visitó, y llegará a China este miércoles. Allí se reunirá con el presiente Hu Jintao y con el primer ministro Wen Jiabao.
"China debería ser más que un miembro pasivo del orden internacional, debería trabajar activamente para sostener el sistema que habilitó su éxito", dijo Rudd en una conferencia en la Brookings Institution en Washington, el 31 de marzo.
El gobernante reclamó a China comprometerse "constructivamente y no mediante el enfrentamiento" con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y con las negociaciones multilaterales sobre comercio, cambio climático y asistencia al desarrollo.
También respaldó el llamado de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, a que China sea incluida en un nuevo organismo de seguridad regional.
"Deberíamos aplaudir cualquier esfuerzo de Estados Unidos, China, Japón u otros para extender las negociaciones de las seis partes (sobre Corea del Norte) hacia un mecanismo de seguridad más amplio", dijo Rudd, quien habla mandarín y fue diplomático en Beijing a comienzos de su carrera política.
Dalrymple expresó que "la prominencia que Rudd le da a China en los asuntos mundiales" supera la asignada a Japón por el gobernante australiano.
"Los japoneses tienen una relación bastante ambivalente con China. Es probable que haya un poquito de incomodidad en Japón porque un amigo que pone tanto énfasis en China que lo deje fuera del itinerario", explicó.
Dalrymple dijo a IPS que el punto de vista de Australia sobre China era más un reflejo del ascenso de ese país que del descenso de Japón.
El cambio de perspectiva de Australia "no se debe tanto a una reducción de la importancia de Japón en los intereses" de ese país, sino al "incesante ascenso de China en los últimos 10 años, tan espectacular en la escena mundial como en la región", dijo Dalrymple.