El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) tiene un papel destacado en las deliberaciones sobre seguridad alimentaria de esta semana entre representantes de 60 gobiernos, de la sociedad civil y de empresas en esta ciudad sudafricana.
En la apertura del plenario de la Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD), el lunes, el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, propuso a los participantes en la conferencia nuevas estrategias agrícolas.
El brasileño-alemán Steiner admitió que algunos cambios son difíciles de implementar, pero exhortó, de todos modos, a "inspirarnos en Sudáfrica y hacer algo que nadie creía posible: asumir un desafío difícil y avanzar juntos". El funcionario aludía a la lucha contra el régimen racista del apartheid que concluyó en 1994.
IPS: — ¿Por qué es tiempo de que la agricultura avance en una nueva dirección?
ACHIM STEINER — La agricultura choca con las limitaciones en la superficie arable, en la disponibilidad de agua y en la fertilidad de los suelos con un creciente impacto ambiental. La moderna agricultura industrial subestima ese impacto, aun cuando la pérdida de ecosistemas socava la base que sustenta los cultivos.
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Si nuestros modernos sistemas continúan concentrándose sólo en maximizar la producción al menor costo, la agricultura afrontará una gran crisis dentro de 20 a 30 años. La ignorancia sobre la interacción entre la agricultura y los sistemas naturales es generalizada, y eso debe cambiar.
— ¿Cuál es la diferencia entre la IAASTD y el enfoque predominante?
— La agricultura figura entre las actividades humanas más diversas. Abarca muchas cosas. No hay una respuesta sencilla o única al gran desafío de este sector para el siglo XXI. Lo que digo no tiene que ver sólo con la ciencia y la tecnología, sino con el impacto de la agricultura en el ambiente y en la sociedad.
Hasta ahora, ha sido dominio de agrícultores profesionales con un enfoque estrecho, concentrado en el aumento de la productividad. La IAASTD atrajo muchas más voces, para crear una visión amplia que incluya la producción y las dimensiones social y ambiental.
La inseguridad alimentaria no es consecuencia de la falta de producción sino de la inadecuada capacidad para distribuir los alimentos, por razones comerciales o por las pérdidas post-cosecha de 40 por ciento, entre otras razones. La sociedad quiere una visión más amplia para la agricultura.
— ¿Cómo puede atacarse el efecto del cambio climático en la producción alimentaria?
— La adaptación al cambio climático es crítica para la agricultura. Si no la logramos, las modificaciones de los patrones de lluvia, en las estaciones y en el funcionamiento de los ecosistemas tendrán un impacto considerable. La agricultura tendrá mucha más vulnerabilidad. Debemos invertir en políticas de información e investigación sobre clima para manejar esos riesgos y, al mismo tiempo, reducir las importantes emisiones de gases invernadero de la propia actividad agrícola.
— ¿La retirada de las empresas de la industria biotecnológica el año pasado afectan los resultados de la IAASTD?
— Fue lamentable. Ese segmento del sector privado perdió la oportunidad de comprometerse con la sociedad en este esfuerzo tan importante. Su afirmación de que los informes sumarios de la IAASTD eran injustos con su industria es una falacia. Esto no es una cuestión de biotecnología versus agricultura orgánica: no hay un camino único por el que avanzar.
La IAASTD está creando un conjunto de señales para guiar la investigación y la política agrícola en el futuro, basados sobre la evidencia actual, sobre cómo llegamos hasta aquí. Los múltiples puntos de vista de los gobiernos y de otros actores continuarán siendo parte de las deliberaciones de esta semana, y el informe final no contará con la participación de la industria biotecnológica.