Al ordenar este martes la prisión preventiva del ex agente de la policía de Timor Oriental, Amaro da Costa, el juez internacional Ivo Rosa dio el primer paso concreto hacia el esclarecimiento del ataque que casi costó la vida al presidente de la república, José Ramos-Horta.
Amaro da Costa se entregó en la noche del sábado a las autoridades, convirtiéndose en el primer acusado por la agresión que hirió gravemente a Ramos-Horta el 11 de febrero, día en que también fue atacado el vehículo del primer ministro, José Alexandre Xanana Gusmão, que en cambio resultó ileso.
Las primeras noticias sostenían que el ataque había sido dirigido por el ex mayor Alfredo Reinado. Sin embargo, noticias posteriores indicaron que el oficial rebelde y el soldado Leopoldino Mendonça Exposto fueron muertos más de una hora antes de los disparos contra el presidente.
Para condimentar aun más la confusión, el comandante de la policía militar, Gino Neves, reveló el lunes a los periodistas portugueses destacados en Dili que se había entregado Gastão Salsinha, el número dos de Reinado que asumió el mando de unos 20 soldados todavía rebeldes.
Horas más tarde, el comando conjunto de las fuerzas internacionales estacionadas en Timor Oriental declinó confirmar la rendición de Salsinha, y las últimas informaciones recibidas este martes en Lisboa indican que el ex teniente se habría colocado bajo protección de un párroco de una aldea cercana a Dili.
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Mientras Ramos-Horta continúa en convalecencia en un hospital australiano, los políticos y analistas portugueses han coincidido en que un atentado en su contra era imposible de prever, al tratarse de la figura pública de mayor consenso de la joven república asiática, que en mayo de este año celebrará su sexto aniversario de vida independiente.
Asimismo, su peso en la comunidad internacional fue solidificándose paso a paso durante su acción de un cuarto de siglo denunciando el genocidio de un tercio de la población de su país por las tropas de ocupación de Indonesia, lo que en 1996 lo llevó a compartir el premio Nobel de la Paz con el obispo de Dili, Carlos Filipe Ximenes Belo.
Adelino Gomes, analista del diario Público de Lisboa y especialista en asuntos timorenses, se manifestó sorprendido por el ataque, "una intentona de contornos mal definidos, que se une a un conjunto de tropezones, todos graves para la construcción de un Estado democrático en Timor".
"¿Fue un acto de locura de Reinado? ¿Una acción aislada de un grupo de rebeldes desesperados o, por el contrario, una acción de un ámbito más vasto y de participaciones más amplias?", se preguntó Gomes.
Pedro Bacelar de Vasconcelos, ex consejero de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ante la presidencia de Timor Oriental, suscribió esas dudas al afirmar que en este caso "hay muchos hechos que carecen de claridad".
Una de las interrogantes, "que al parecer nadie logra responder, es cómo fue posible que Reinado y Salsinha, que en su clandestinidad eran protegidos por las tropas australianas, el día del atentado atravesaron Dili de punta a punta, en carros blindados, sin que nadie se diese cuenta", comentó a IPS el analista internacional Augusto Videla.
Un caos total en Timor "abriría el camino a una intervención militar extranjera generalizada, evidentemente australiana, todas teorías difíciles de comprobar, porque Reinado ya no puede contar lo que sucedió, al ser acribillado a tiros una hora antes del atentado a Ramos-Horta", concluyó.
Las dudas sobre lo que realmente ocurrió en la mañana del 11 de febrero también fueron expresadas por el ex primer ministro Mari Alkatiri (2002-2006), líder del Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente (Fretilin, por sus siglas en portugués) en una entrevista publicada este martes por la agencia Portuguese News Network (PNN).
Alkatiri estimó que, de no aclararse las dudas, se puede poner en causa el proceso democrático, lo que convertiría la situación en "una bomba de tiempo".
El ataque sin consecuencias a Xanana Gusmão fue considerado por Alkatiri "una ficción barata" producto de un montaje, revelando que su partido envió rápidamente un representante al lugar de los hechos, quien fotografió dos impactos de armas de fuego en el vehículo, que horas más tarde fue presentado con 16 agujeros de bala.
"Xanana es un patriota y rechazo que se diga que vendió la patria a los australianos, pero él no logra pensar como Estado, piensa como guerrillero", sostuvo el ex primer ministro.
El secretario general del Fretilin, en su calidad de líder del partido mayoritario del amplio abanico político timorense, reclamó una comisión de investigación autónoma, independiente de los países con presencia e intereses en Timor.
"Países que aquí están en las áreas de justicia, o asesores en el sector de seguridad no pueden hacer parte de esta comisión", porque los atentados fueron posibles "con toda esta presencia, y si la investigación incrimina a la presencia internacional o a la ONU, la tendencia será, naturalmente, a encubrir", concluyó.