PERIODISMO-SRI LANKA: En la mira del gobierno

Mientras el ejército de Sri Lanka combate a los insurgentes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil en el norte y este del país, muchos periodistas dan batalla por el derecho a ejercer su profesión con libertad y dignidad.

Tres hechos no vinculados entre sí —y protagonizados por periodistas de medios impresos, televisivos y de Internet— dejaron en evidencia la situación funesta que vive el sector. Organizaciones nacionales e internacionales de defensa de la libertad de prensa pusieron el grito en el cielo.

Uno de esos ataques tuvo como objetivo a un empleados de Rupavahini, el canal de televisión estatal de gran difusión en este país insular de Asia meridional. Anurasiri Hettige fue agredido el viernes con una vara de hierro, cuando esperaba el autobús en un barrio de Colombo.

Hettige es el quinto empleado de ese canal agredido o amenazado en los tres últimos meses.

Organizaciones de defensa de la libertad de prensa consideran que estos ataques son en represalia por lo sucedido el 27 de diciembre, cuando el ministro de Trabajo, Mervyn Silva, conocido por su hostilidad hacia los periodistas, irrumpió en Rupavahini con un grupo de matones.
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Los hombres atacaron al responsable de un informe por información que había difundido. Compañeros de trabajo del agredido expulsaron a Silva del edificio, quien salió con escolta militar.

«Los ataques actuales contra periodistas responden a lo sucedido el 27 de diciembre», dijo a IPS Poddala Jayantha, secretario del sindicato de periodistas. «Las agresiones continúan por le lentitud de las autoridades en la búsqueda de responsables. Pero han interrogado a periodistas por lo sucedido en diciembre.»

Jayantha también fue amenazado por desconocidos en su propia casa, en medio de la noche, poco después del incidente en Rupavahini. El sindicalista se encontraba en el canal cuando Silva fue expulsado, y criticó luego al ministro por tratar de intimidar a la prensa.

«El gobierno de Sri Lanka debe tomar medidas para garantizar la seguridad y la protección de los periodistas en el ejercicio de su trabajo», advirtió, en una declaración escrita, la directora para el área Asia-Pacífico de la sindical Federación Internacional de Periodistas, Jacqueline Park.

Las autoridades deben «comenzar con reprimendas a los funcionarios por los ataques verbales y físicos contra periodistas, ordenar investigaciones y actuar en los casos de agresiones contra profesionales en todo el país, incluido lo sucedido en Rupavahini», añade.

El mismo día que Hettige fue atacado, desconocidos irrumpieron en la casa de la periodista M. Parameshwari, en la central ciudad de Gampola.

El año pasado, Parameshwari estuvo tres meses detenida por el Departamento de Investigación de Terrorismo, organismo estatal con amplias facultades, incluido el arrestar de cualquier ciudadano sin cargos.

La periodista fue acusada de asociarse y ayudar a los Tigres, que desde hace tres decenios luchan por la independencia o la autonomía de los territorios del norte y este de la isla de mayoría tamil.

Pero Parameshwari debió ser liberada por orden judicial, pues las autoridades no lograron aportar pruebas en su contra.

«Mi familia recibe amenazas de quienes dicen que colaboro con los Tigres», señaló Parameshwari, quien se mudó a Colombo después de salir de prisión por razones de seguridad.

De los 20 millones de habitantes de Sri Lanka, 73 por ciento pertenecen a la etnia cingalesa, la mayoría budista, y 18 por ciento a la comunidad tamil, procedentes del sur de India y que practican el hinduismo.

Otro hecho dramático para la prensa fue la detención de cinco profesionales, tanto cingaleses como tamiles, por sus vínculos con el nuevo sitio de Internet outreachsl.com, dedicado al conflicto étnico.

Entre los detenidos figuran Jayaprakash Tissanayagam, columnista del semanario en inglés Sunday Times y editor del outreachsl.com.

Tissanayagam está preso desde el día 7 de este mes junto con otros cuatro periodistas de ese sitio de Internet. No fueron acusados de ningún cargo y se les negó toda asistencia legal.

Versiones de prensa sostienen que permanecen detenidos por sus supuestos vínculos con los Tigres tamiles, acusados de recibir fondos o de ser una fachada de los insurgentes.

Organizaciones locales e internacionales condenan los arrestos y alegan que los fondos para el sitio de Internet proceden de fuentes legítimas.

Reporteros sin Fronteras aseguró desde su sede en París que el dinero fue aportado por Financiación de Iniciativas Locales en la Transformación de Conflictos (Flict, por sus siglas en inglés), institución apoyada por la cooperación alemana.

Tissanayagam recibió 12.000 euros (unos 18.000 dólares) en noviembre de 2007 para crear el sitio de Internet, añadió.

«La policía antiterrorista acusa a los periodistas de recibir dinero de los rebeldes Tigres tamiles, pero tras investigar la situación, podemos confirmar que los fondos procedieron de la fundación alemana y de tamiles exiliados», sostuvo Reporteros sin Frontera.

«Condenamos los duros golpes infligidos a los periodistas en los primeros días de detención con el claro objetivo de extraerles confesiones», añadió.

De hecho, los sitios de Internet de dos instituciones gubernamentales, el Ministerio de Asuntos Constitucionales y de Integración Nacional y la Secretaria para Coordinar el Proceso de Paz, respaldaron abiertamente muchos proyectos respaldados por Flict.

V. Jasikaran, uno de los cinco periodistas presos por el caso del sitio de Internet, recibió dinero de exiliados tamiles en Alemania para ayudar a estudiantes del este de la isla, según Reporteros sin Fronteras.

Los últimos ataques contra la libertad de prensa empeoran la pésima situación de los derechos humanos en Sri Lanka.

En 2006, este país descendió al lugar 141 en la clasificación anual de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras. Este país se encontraba en el puesto 51 en 2002, cuando fue declarada la tregua entre el gobierno y los Tigres.

Pero el gobierno tiene otra visión de los hechos.

«El presidente Mahinda Rajapakse aseguró el viernes que la libertad de prensa era absoluta y que el gobierno no debe rendir cuentas por incidentes aislados si, y cuando, ocurren», según el periódico en inglés Daily News.

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