La instalación de un gobierno elegido en las urnas en Pakistán promete abrir un nuevo capítulo en las relaciones con India en abril, cuando el diálogo bilateral se reanude tras un prolongado bloqueo.
Antes de las elecciones generales del 18 de febrero en Pakistán, el gobierno de India decía aguardar la investidura de las nuevas autoridades para avanzar en el diálogo.
"Tendremos que esperar", decía el mes pasado el canciller indio Pranab Mukherjee.
Por fin, el parlamento pakistaní eligió el lunes como jefe de gobierno a Yousuf Raza Gilani, del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) que lideraba hasta su asesinato en octubre pasado la ex primera ministra Benazir Bhutto.
Fuentes de la cancillería pakistaní indicaron que el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores de India, Shivshankar Menon, probablemente visite Islamabad en abril para contactarse con el nuevo gobierno en lo que constituirá la cuarta ronda de diálogo.
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Las deliberaciones, cuyo fin estaba originalmente previsto para 2007, no pudieron realizarse por el estado de emergencia en Pakistán.
Se prevé que los dos partidos contrarios al presidente Pervez Musharraf, el PPP y la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), formen un gobierno de coalición, luego de que Gilani sea encargado de la tarea por el jefe de Estado este martes.
Musharraf se comprometió el domingo, en un desfile por la fecha patria pakistaní, a brindar "apoyo total" a "cualquier nuevo gobierno que se forme".
Uno de los aspectos menos conocidos de las elecciones de febrero fue la completa falta de hostilidad hacia India por parte de los candidatos en la campaña.
No hubo llamados a la guerra ni al apoyo a la jihad (guerra santa) contra los musulmanes en la provincia india de Jammu y Cachemira, ni mención a completar la partición iniciada en 1947, cuando los dos países se independizaron de Gran Bretaña.
Fue, para muchos pakistaníes, un gran cambio respecto de anteriores campañas, cuando la animosidad hacia India era un recurso electoralista habitual.
De todos modos, el PPP y el PML-N, así como otros partidos, tomaron posición acerca del vínculo con India en sus plataformas electorales.
Estos dos sectores, por ejemplo, postularon relaciones estrechas y amistosas y dejaron la resolución de la disputa por Jammu y Cachemira, donde existe una insurgencia secesionista, para el futuro.
En la primera entrevista tras las elecciones, el copresidente del PPP, Asif Alí Zardari, llamó el 1 de marzo a un acuerdo por Cachemira, y afirmó que las buenas relaciones con India no deberían ser rehenes de esa disputa.
El primer ministro de India, Manmohan Singh, reaccionó con alborozo ante esas declaraciones, y auguró una nueva era en las relaciones bilaterales.
"El periodo entre 1999 y 2007, mientras predominó Musharraf, fue de estancamiento de las relaciones indo-pakistaníes", dijo a IPS Hasan Askari Rizvi, ex presidente del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Punjab.
"El gobierno civil de India nunca se sintió tranquilo mientras trataba con un dictador de uniforme", explicó.
El ex canciller y dirigente del PPP Sardar Asif Ahmed Alí consideró, en declaraciones a IPS, que la tarea primordial en las relaciones entre los dos países es afrontar la desconfianza y animadversión entre las respectivas fuerzas armadas.
"No existe gran hostilidad entre los pueblos, aunque en los últimos ocho años ésta haya aumentado por la culpa del gobierno militar pakistaní", explicó.
"Ahora que el PPP estará en el poder, confiamos en que el problema se solucione a la luz de la visión de nuestra líder, Benazir Bhutto, quien aspiraba a la paz y la estabilidad en la región a través de la amistad con India", agregó Ahmed Alí.
La PML-N también aplaudió el fin de un decenio de oscuridad dictatorial en Pakistán.
"Esperamos que el nuevo gobierno trabaje por un acuerdo negociado y pacífico de todos los problemas pendientes entre India y Pakistán", dijo a IPS el legislador Ahsan Iqbal, secretario del partido.
"Como parte de la coalición con el PPP, la PML-N aspira a avanzar en la agenda de la paz y la prosperidad en la región, como pretendía nuestro líder Nawaz Sharif cuando era primer ministro", sostuvo Iqbal.
El proceso de paz iniciado en 1998 por Sharif y el entonces primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee se desbarató con la aventura bélica de Musharraf en la región fronteriza de Kargil, que llevó a los dos países, ambos poseedores de armas nucleares, al borde de una guerra abierta.