El anuncio de la ruptura de las relaciones diplomáticas de Nicaragua con Colombia preocupó pero no sorprendió a Bogotá.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, acusó este jueves a Colombia de "amenazar" la estabilidad de América Latina y de cometer actos de "terrorismo internacional" por agredir a Ecuador y amenazar a Nicaragua en el marco de un diferendo limítrofe en el mar Caribe.
Analistas, politólogos e historiadores colombianos estiman que era predecible esa reacción de Ortega, especialmente después del rechazo de Managua a la resolución votada el miércoles en la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El foro hemisférico reconoció la violación de la soberanía de Ecuador perpetrada el sábado por Bogotá con el ataque a un campamento de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en territorio ecuatoriano, para matar a "Raúl Reyes", uno de los jefes de esa guerrilla.
Pero la OEA no sancionó al gobierno de Álvaro Uribe, como esperaban Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
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"No estamos satisfechos con la resolución de la OEA y creemos que en la próxima reunión esperamos por lo menos una condena clara al crimen que cometió el gobierno colombiano en contra de la soberanía del pueblo ecuatoriano", señaló Ortega al explicar su decisión desde la sede del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), donde despacha.
"En solidaridad con el pueblo ecuatoriano y reivindicando asimismo su derecho a la defensa de su soberanía, y ante las reiteradas amenazas militares por parte del gobierno colombiano, Nicaragua anuncia e informa que rompe relaciones diplomáticas con Colombia", añadió Ortega, poco después de reunirse con su par de Ecuador, Rafael Correa.
A raíz de la incursión, Quito también puso fin a sus vínculos con Bogotá y ordenó el despliegue de tropas en la frontera común. El gobierno de Venezuela dispuso asimismo aprestos bélicos en las zonas limítrofes con Colombia, generando la peor crisis diplomática que registra la historia reciente de este país.
Correa reiteró una denuncia que había hecho en los últimos días al afirmar que el presidente colombiano "estaba enterado" de que este mes las FARC liberarían a un grupo de 12 rehenes, entre ellos la franco-colombiana Ingrid Betancourt, que se encuentra muy enferma y es la más prominente de los "canjeables" por varios centenares de guerrilleros presos.
El cierre parcial de las fronteras ha perjudicado el comercio entre los tres países andinos y ha obligado al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, a adoptar un plan de emergencia para reducir, en lo posible, los estragos económicos causados por esa situación.
Venezuela es el mayor socio comercial de Colombia en la región. Anualmente se movilizan más de 6.000 millones de dólares en ese intercambio, de acuerdo con cifras oficiales.
El analista colombiano Vicente Torrijos señaló que la decisión de Ortega "es consecuente con lo que ha sido su trayectoria política. No se puede olvidar los estrechos vínculos del sandinismo con las FARC", dijo.
Ortega tomó parte del minuto de silencio con que se homenajeó en su país a los 24 guerrilleros ultimados el sábado y manifestó su solidaridad con "los hermanos de las FARC" y sus familiares.
Otros ven en la decisión de Managua la preponderancia del conflicto limítrofe que sostienen los dos países a raíz del control de una vasta plataforma continental sobre el mar Caribe, y que debe dirimir la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya.
La ruptura "es una excusa para desconocer cualquier decisión de la Corte que no sea a su favor", dijo el senador colombiano Manuel Ramiro Velásquez, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores.
La situación obliga ahora a Colombia a "una ofensiva diplomática más fuerte e intensa por toda la región", opinó el historiador Juan Manuel Charry.
La crisis no sólo complica la solución del litigio bilateral, sino que "coloca a Colombia en una situación muy difícil en América Central", según el politólogo Pedro Medellín.
*Con aportes de José Adán Silva (Managua).