Si tu abuelo fuese el ayatolá Ruholá Jomeini, fundador de la República Islámica de Irán, darías por descontada una vida cómoda en ese país. Pero podrías equivocarte.
"No hay recreación posible. Los arrestos son algo cotidiano. Los estudiantes son detenidos y encarcelados a montones", dijo a IPS desde Teherán, entrevistada telefónicamente, una nieta del ayatolá Ruholá Jomeini, Zahra Eshraghi.
El ayatolá Jomeini lideró en 1979 la última gran revolución del siglo XX. Casi 30 años después, su nieta, hoy de 44 de edad, siente que Irán está en peligro.
"Todo el país está bajo un silencio forzado. Nadie protesta. Insume mucho tiempo destruir un país, pero éstos lo lograron en unos pocos años", dijo Eshraghi.
Un día soleado de 2004, Eshraghi invitó a este periodista a su oficina para discutir sobre un blog que estaba planificando. En esos momentos, los blogs eran un fenómeno novedoso en Irán, y el gobierno lo estudiaba como forma de llegar a los jóvenes. Casi 70 por ciento de los habitantes del país tienen menos de 29 años.
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Por esos días, el blog que dirigía el clérigo y ex vicepresidente Mohammad Abatí ganaba gran popularidad, y muchos, como Eshraghi, querían subirse al tren.
La mujer era entonces asesora del viceministro del Interior, Ashraf Boroojerdi. Su esposo, Reza Jatami, era vicepresidente del parlamento, y su cuñado era el entonces presidente de Irán, Mohammad Jatami. Entonces, gobernaba el ala moderada de la revolución.
La mayoría de las mujeres religiosas de Irán se sienten incómodas hablando de igual a igual como un hombre. No era el caso de Eshraghi, quien vivió en Londres mientras su esposo estudiaba odontología. Esta mujer poseía una cálida sonrisa y solía vestirse a la moda en los tiempos de gobierno moderado.
Su situación es hoy muy diferente. Su esposo fue descalificado por las autoridades religiosas y no pudo presentar su candidatura a la reelección como parlamentario. Su cuñado quedó marginado del poder.
Eshraghi suele recibir de sus familiares la recomendación de abstenerse de hablar con la prensa.
Concedió su última entrevista en abril de 2003, a la corresponsal del diario estadounidense The New York Times, Elaine Sciolino. Entonces dijo sentirse atrapada por su historia familiar y que odiaba vestir el velo negro conocido como chador, obligatorio para las musulmanas chiitas.
Clérigos de la ciudad de Qom protestaron por sus declaraciones, y ella desmintió algunas de ellas. Pero su familia le recomendó no debatir públicamente con los representantes de la línea dura de la Revolución Islámica. Fue entonces que dejó de lado su idea de realizar un blog.
Eshraghi concedió esta entrevista a IPS poco después de que el Ministerio del Interior anunció la proscripción de la mayoría de los candidatos reformistas para las elecciones parlamentarias del día 14. Los conservadores ganaron tres cuartas partes de los 290 escaños en disputa.
La proscripción afectó, incluso, a legisladores que en ese momento estaban cumpliendo funciones.
El gobierno del presidente Mahmoud Ahmadinejad, que subió al poder en 2005, ha utilizado las amenazas externas como pretexto para reprimir a críticos, opositores y disidentes.
Han sido frecuentes los arrestos de periodistas, activistas y estudiantes. Mientras, el Consejo de Guardianes, un órgano de contralor integrado por clérigos y legisladores, la mayoría ultraconservadores, frenó la candidatura de potenciales rivales de Ahmadinejad.
El presidente también asegura gozar de una conexión personal con Dios. La primera vez que lo dijo fue en septiembre de 2005, cuando pronunció un discurso en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
Alguien en el auditorio le dijo que una luz lo rodeaba mientras hablaba en el podio. Y él aseguró entonces que también había sentido esa sensación.
Esto es un "delirio", dijo Eshraghi.
"El gobierno sufre alucinaciones. Cree que puede eliminar a cualquiera y que uniformizar las opiniones y restringir las posibilidades de los votantes lo ayudará a enfrentarse a las amenazas externas", agregó.
La nieta del ayatolá Jomeini cree que Ahmadinejad está perdiendo el respaldo de quienes lo votaron, debido a sus alucinaciones: "imagina que recibe mensajes del más allá, e imagina que el pueblo apoya por completo a los conservadores y apreciará cualquier cosa que opinen". Ella piensa, en cambio, que el gabinete ya no goza del mismo apoyo que tenía en los comicios de 2005.
"La situación actual es muy indeseable para la seguridad y para las relaciones exteriores", afirmó. Las sanciones adoptadas por las Naciones Unidas contra Irán, a raíz de su programa de energía nuclear, han dañado la economía y la vida de la gente común, añadió.
"Las sanciones ya dejan sentir sus efectos. El país está en una situación muy precaria. Ya hay señales, pero en el verano serán devastadoras… ¿Necesitamos más problemas?", se preguntó.
El 22 de febrero, Ahmadinejad respondió a la posibilidad de una nueva resolución condenatoria diciendo a la televisión estatal que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas "podría pasar 100 años aprobando resoluciones, pero no cambiará nada".
La política exterior del presidente es blanco de críticas internacionales. Su postura acerca del programa nuclear, sumada a sus declaraciones sobre Israel y a las dudas que arrojó sobre la existencia del holocausto judío, allanaron el camino para que el Consejo de Seguridad impusiera tres tandas de sanciones a Irán.
Para ilustrar lo que considera el fracaso interno del gobierno, Eshraghi mencionó la falta de combustible que padece la población en este invierno boreal, en un país que posee las segundas mayores reservas mundiales de gas natural después de Rusia. "Con una modesta nevada, el país se paralizó. El gobierno no está conectado a la gente como para darse cuenta de lo que necesita", opinó.
En los últimos dos años y medio, más de 50 economistas y académicos han dirigido cartas conjuntas al presidente criticando su política económica, que ha llevado la inflación a 18 por ciento anual, la más alta desde 1990.
Pero, ¿estas penurias afectan a la familia del fundador de la República Islámica de Irán del mismo modo que a la gente de la calle?
Sí, dice la nieta de Jomeini. "Esto afecta a todo el mundo. Muchos pueden creer que pertenecemos a las clases acomodadas, pero es duro inclusive para nosotros. Conozco a muchos trabajadores, e incluso a muchos de mis parientes y amigos, que votaron por Ahmadinejad y ahora se arrepienten y afirman que su situación ha empeorado mucho".
* Omid Memarian es profesor asociado de la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de Berkeley. Recibió varias distinciones, incluyendo el Premio al Defensor de los Derechos Humanos de Human Rights Watch en 2005.