La posibilidad de un choque entre el gobierno y la oposición de India por el acuerdo de cooperación nuclear aún en negociación con Estados Unidos se agudiza, en medio de la campaña electoral en el país norteamericano.
El oficialismo teme que el fin de la presidencia de George W. Bush, el 20 de enero próximo, cierre para siempre la oportunidad de concretar el tratado que le permitiría a India, a pesar de poseer armas atómicas, obtener asistencia nuclear estadounidense.
Esa posibilidad quedó de relieve en recientes pronunciamientos de funcionarios de Washington, que urgieron a completar el acuerdo antes de mayo.
El apuro es evidente en declaraciones de dirigentes de la coalición gobernante Alianza Unida Progresista (AUP) de India, entre ellos el primer ministro Manmohan Singh y el canciller Pranab Mukherjee, rechazadas por partidos de izquierda que suelen apoyar al Poder Ejecutivo desde el parlamento sin integrar el gabinete.
Mientras el gobierno indio sube la apuesta, la izquierda considera imponer plazo hasta fines de marzo para la definición del acuerdo. De lo contrario, retiraría su apoyo y la coalición quedaría en minoría en el parlamento.
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El Partido Comunista de India-Marxista —el principal de la izquierda— reclamó para el día 15, en una carta a Mukherjee, una reunión del comité especial conjunto de la AUP y la izquierda.
El acuerdo, en negociaciones desde 2005, permitiría a India comprar insumos y tecnología nuclear a Estados Unidos a pesar de no ser parte del Tratado por la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).
La Ley de Energía Atómica estadounidenses prohíbe esa posibilidad. India realizó una prueba subterránea con un arma nuclear en 1974, a raíz de lo cual Washington la privó de asistencia en la materia, y una segunda en 1998, que precipitó la decisión de su vecino y rival, Pakistán, a hacer lo mismo.
Además de la febril campaña electoral de Estados Unidos, informes periodísticos sugieren que el sector de la AUP más dispuesto a ceder ante la presión de Washington procura acelerar las negociaciones a fin de que el Senado apruebe el acuerdo a fines de julio.
Sin embargo, apresurar ese proceso equivale a aumentar las posibilidades de enfrentamiento político entre la AUP y sus aliados. Y los máximos dirigentes de la coalición de gobierno no parecen dispuestos a aceptar esa opción.
No obstante, las variaciones de la ecuación política interna en India son innegables.
"En los últimos días se fortalecieron los factores internos y externos que favorecen el acuerdo", señaló una fuente política cercana a la cúpula del Partido del Congreso —el principal de la AUP—, que insistió en que no se revele su identidad.
"Pero todavía no está claro si la dirigencia del Partido querrá cortar la relación de la AUP con la izquierda, cuyo apoyo necesita para mantener la mayoría parlamentaria", agregó.
Cuatro consideraciones parecen haber influido para inclinar a la AUP y al Partido del Congreso a favor del acuerdo.
Primero, el gobierno presentó este mes su quinto presupuesto, que será votado por el parlamento el día 24. El proyecto prevé una histórica cancelación de préstamos por 15.000 millones de dólares en beneficio de agricultores en dificultades económicas.
En la última década, 100.000 agricultores se suicidaron, según cifras oficiales, aunque cálculos independientes elevan esa cifra a 150.000. La mayoría de los expertos atribuyen el fenómeno a la generalizada penuria en que viven los campesinos.
El Partido del Congreso cree que el presupuesto mejoró la imagen del gobierno entre los más pobres, que constituyen la mayoría de la población.
El presupuesto también prevé significativas exoneraciones impositivas para la clase media alta urbana, un sector mucho más pequeño del electorado pero que se hace oír, además de abaratar los automóviles y otros medios de transporte y los equipos de aire acondicionado.
Todo esto puede redundar en una mejor votación para la AUP en las elecciones de mitad de periodo. En 2004, el Partido del Congreso conquistó apenas 145 de los 543 escaños de la cámara baja del parlamento.
En segundo lugar, a la izquierda le resultará difícil criticar, y más aun rechazar con el voto, el proyecto de presupuesto, lo cual ayudará a la AUP a soportar su presión.
En tercero término, la AUP intenta un acercamiento con la oposición, encabezada por el conservador, derechista e hinduista Partido Bharatiya Janata, que también rechaza el tratado con Estados Unidos.
El miércoles, el primer ministro Singh describió al líder del Bharatiya Janata y ex primer ministro Atal Bihari Vajpayee como el gran patriarca de la política india, y le pidió que dejara de lado las diferencias apoyando el acuerdo.
Singh esgrimió en tal sentido la posición favorable al tratado anunciada por el ex consejero de Seguridad Nacional Brajesh Mishra, perteneciente a Bharatiya Janata leal a Vajpayee.
Los asesores de Singh creen posible suavizar la oposición del partido hinduista, y también alentar a los funcionarios de Estados Unidos a presionarlo. Bharatiya Janata y Washington han consolidado vínculos muy fluidos.
Y, en cuarto lugar, el subsecretario de Estado (vicecanciller) estadounidense Richard Boucher intentó disipar en su reciente visita a Nueva Delhi el temor respecto de la Ley Hide, vigente desde 2006.
La ley es objeto de controversia en India, pues habilita el acuerdo con ciertas condiciones. Entre otras cláusulas, ordena a Washington cesar la cooperación nuclear con India si este país realiza otra prueba con armas nucleares.
La oposición de India sostiene que la ley anula el acuerdo de cooperación nuclear firmado en julio entre India y Estados Unidos, preliminar al tratado global en la materia aún en negociación.
La semana pasada, la secretaria de Estado Condoleezza Rice afirmó la supremacía de la Ley Hyde y dijo que el gobierno de Estados Unidos trabajaría dentro de sus límites.
Pero Boucher, en coincidencia con el gobierno indio, consideró que los dos países pueden avanzar "de un modo consistente" en un tratado definitivo en el marco de la Ley Hide y del acuerdo de julio.
Al igual que otros funcionarios estadounidenses, Boucher hizo hincapié en la urgencia de finiquitar las negociaciones.
"Estados Unidos transmitió dos mensajes claros a India", dijo el analista nuclear M. V. Ramana, del Centro para los Estudios Interdisciplinarios en Ambiente y Desarrollo, con sede en Bangalore. "Primero, hay pocas oportunidades para el acuerdo con Bush fuera del gobierno. Por lo tanto, India debe decidirse muy rápidamente", detalló.
El segundo mensaje, según Ramana, "es que el gobierno de Bush hizo todo lo que pudo para facilitar el acuerdo. India no debería esperar nada más".
De todos modos, agregó, India debe dejar bien claro que las primeras compras de insumos y tecnología nuclear en el marco del acuerdo deberían ordenarse a compañías estadounidenses.
Eso explica parte de la prisa por la aprobación del acuerdo. El gobierno de Singh también se siente alentado por la quinta y recién concluida ronda de diálogo con la Agencia Internacional de Energía Atómica, hacia el establecimiento de un régimen especial de inspecciones a los reactores de India.
Además, India debe asegurarse de que su futuro comercio nuclear quede totalmente exento del control del Grupo de Proveedores Nucleares, asociación voluntaria de 45 países que establece estrictas condiciones para el comercio del sector a fin de que el material de programas civiles no se desvíe a usos militares.
La AUP evalúa ahora sus opciones, a medida que queda bajo la presión de grupos empresariales estadounidenses e indios, por un lado, y de sus aliados de izquierda, por el otro.
"Ésta no será una opción fácil. La mayoría de los partidos se oponen al acuerdo. Eso compromete su legitimidad. Si la izquierda retira su apoyo, la AUP deberá convocar elecciones anticipadas. Pero la coalición gobernante podría volver a necesitar el apoyo de la izquierda", alegó Achin Vanaik.