ELECCIONES-ZIMBABWE: Por más lugar para las mujeres

Previo a las elecciones generales que se celebrarán este sábado en Zimbabwe se pusieron en marcha esfuerzos para aumentar la participación política de las mujeres.

Esto incluye la iniciativa "50-50", que aspira a aumentar la cantidad de mujeres en puestos políticos, y "Las mujeres pueden hacerlo", esta última dirigida por el Women's Trust, una organización no gubernamental con sede en Harare.

"La campaña proporciona una estructura y una acción para movilizar a las mujeres de Zimbabwe a involucrarse en el proceso electoral y los debates constitucionales como candidatos y votantes", dijo a IPS la directora ejecutiva del Women's Trust, Luta Shaba.

"Queremos discutir asuntos que nos impiden como mujeres llegar al poder y hacer cambios transformadores de las vidas de las mujeres", agregó.

La campaña reúne a mujeres de partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, sector privado e instituciones educativas en todo el país. En una declaración emitida luego de una conferencia de agosto realizada en Harare, partidarios de la campaña plantearon varias demandas, entre ellas introducir un nuevo sistema de representación proporcional.
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Actualmente, se les otorga escaños en el parlamento a los candidatos más votados, independientemente del partido al que pertenezcan. Según el sistema propuesto, los puestos legislativos se otorgarían a los partidos más votados, lo que se considera asegura una mayor participación a las mujeres.

La declaración también recomienda que la mitad de los fondos suministrados por el gobierno a los partidos sean destinados a candidatas mujeres.

Las mujeres constituyen 52 por ciento de la población de Zimbabwe, según el último censo de la Oficina Central de Estadísticas, realizado en 2005.

Sin embargo, ocupan apenas 19 por ciento de los puestos ministeriales, 17 por ciento de los escaños de la cámara baja del parlamento y 36,6 por ciento de la alta, según cifras del Ministerio de Asuntos Femeninos, Género y Desarrollo Comunitario. También ostentan 12 por ciento de los escaños de concejos urbanos y 28 por ciento de los rurales.

La disparidad entre el número de mujeres en Zimbabwe y su presencia en la política es algo por lo cual las propias mujeres deben cargar con parte de la culpa, opinó la ministra de Asuntos Femeninos, Oppah Muchinguri.

"El síndrome 'derróquenla' ha funcionado en contra de las mujeres. Me preocupa el grado en que hemos interiorizado nuestra propia opresión y sacado esto afuera oprimiendo a otras mujeres. Estamos celosas y no queremos ver que otras mujeres tengan éxito", dijo en otra conferencia realizada en octubre en Harare.

"Tendemos a votar por hombres porque nuestras experiencias vividas nos han condicionado para ser subordinadas", agregó Muchinguri, quien dirige la Liga de Mujeres de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico.

La ministra también señaló la manera como las responsabilidades tradicionales de las mujeres tienden a excluir otras búsquedas. "La naturaleza patriarcal de nuestra sociedad relega alas mujeres a la esfera doméstica. Los roles de las mujeres como madres y cuidadoras les hacen imposible ser efectivas en la política de tiempo completo", explicó.

Además, "la política cuesta dinero, y a menudo las mujeres no tienen los recursos para financiar sus campañas electorales, porque son económicamente dependientes y carecen de acceso a recursos básicos".

Algunas activistas observan que aunque las mujeres no estén confinadas en su hogar, las percepciones de que ellas pertenecen allí pueden debilitar sus oportunidades de obtener puestos políticos.

Zimbabwe ha tomado medidas para ayudar a las mujeres a liberarse de estas restricciones. Una Política Nacional de Género que se implementa desde 2004 aspira, en parte, a que la mitad de los puestos de toma de decisiones sean ocupados por mujeres.

El país es signatario de la Declaración sobre Género y Desarrollo (1997) de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), que estableció el objetivo de que 30 por ciento de los puestos de toma de decisiones en los estados miembro queden en manos femeninas para 2005. Aunque pocos países del bloque alcanzaron esta meta, desde entonces ésta se ajustó, fijando que las mujeres ocupen 50 por ciento de esos cargos.

Zimbabwe también es parte de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres.

Pero esto es apenas mucho ruido y pocas nueces, advirtió Alice Kwaramba, asistente del programa de derechos humanos y construcción de la democracia en la Iniciativa Sociedad Abierta para África Austral, una fundación con sede en Johannesburgo.

"El acto ceremonial de estampar firmas sobre papel sigue siendo ceremonial, y no ha estado acompañado por acciones que se traduzcan en una transformación tangible del estatus de las mujeres", dijo a IPS.

Una pregunta que persiste es si las activistas podrán reunir un amplio apoyo para una mayor participación de las mujeres en la política, en un momento en que los habitantes de Zimbabwe están preocupados por los severos problemas políticos y económicos que afectan a su país.

La hiperinflación y una difundida pobreza han colocado a las materias primas más allá del alcance de muchos, y el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas calculó que alrededor de cuatro millones de personas en el país requerirán asistencia alimentaria este año.

Varios cambios legislativos que albergan la promesa de reducir los controles sobre la actividad de la oposición y los medios se hicieron camino en el parlamento el año pasado, luego de años de arremetidas del gobierno contra el opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), activistas por los derechos humanos y periodistas, y varias elecciones plagadas de irregularidades.

Las conversaciones mediadas por la SADC entre el gobierno y el MDC también se pusieron en marcha.

Sin embargo, como observó Amnistía Internacional en una declaración del 14 de diciembre, "el gobierno continúa golpeando y torturando a defensores de los derechos humanos y opositores políticos, pese al proceso de mediación en curso que es facilitado por la SADC".

Para la parlamentaria por el MDC Trudy Stevenson, "encima de estos desafíos económicos y sociales, las mujeres políticas habitualmente son los blancos de la violencia. No pueden darse el lujo de contratar guardaespaldas como sus pares masculinos. La violencia infligida contra las mujeres candidatas en las elecciones es real".

"Culpo en parte a la sociedad patriarcal en la que vivimos, donde a las mujeres se les asignan ciertos roles, de los cuales la participación política no es uno. Pienso que, como parlamentaria de la oposición, nado entre dos aguas como mujer, ni comandando el respeto de mis colegas ni el del lado opuesto", dijo a IPS.

"Las mujeres parlamentarias son muy pocas, pero nuestra política es común, porque todas nosotras sufrimos la violencia que nos imponen los hombres políticos con los que competimos. A veces puede resultar muy solitario ser una mujer parlamentaria en Zimbabwe", aseguró.

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