Las autoridades electorales de Malasia rechazaron inesperadamente propuestas opositoras dirigidas a impedir el fraude electoral en los comicios de este sábado, en una actitud que desató una ola de protestas.
La estatal Comisión Electoral, por ejemplo, desechó rotundamente esta semana una iniciativa que había aceptado el mes pasado: la de marcar con tinta indeleble uñas o dedos de los votantes para evitar que sufraguen más de una vez.
La decisión del martes se conoció en momentos en que, según las encuestas, gran cantidad de ciudadanos de áreas urbanas voten por primera vez por candidatos opositores.
La propuesta de usar tinta para impedir la duplicación de votos fue planteada en junio del año pasado. En febrero, incluso, la Comisión Electoral ordenó la compra de 47.000 botellas de tinta negra indeleble desde India, a un costo de unos 630.000 dólares.
El presidente de la Comisión Electoral, Abdul Rashid Abdul Rahman, dijo que, según pesquisas policiales, miembros de partidos contrabandearon tinta y se disponían a asegurar a ciudadanos de áreas rurales que sus uñas debían estar marcadas antes de sufragar, y no después.
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"Quieren crear confusión y sospechas persuadiendo a quienes no están familiarizados con el procedimiento de aplicación de tinta (en el dedo índice o en la uña de un votante) antes del día de las elecciones", declaró.
La Comisión Electoral se toma esto muy en serio, porque el proceso electoral y el orden público y la seguridad no pueden ser rehenes de esta situación, agregó..
Rahman también consideró necesario crear un marco legal para implementar el uso de tinta indeleble, especialmente en casos en que los votantes se niegan a ser marcados o insisten en ejercer su derecho constitucional a sufragar aun en supuesta irregularidad.
Pero los partidos de la oposición aseguraron contar con más evidencias de fraude para las elecciones de este sábado, acusación que la Comisión Electoral niega.
"Esta revocación evidencia la intención del gobierno de cometer fraude, o bien su incompetencia" en materia electoral, dijo a IPS un analista político que solicitó reservad de su identidad. "Sea como sea, necesitamos darles un sacudón a estos muchachos."
Había leyes vigentes sobre garantías electorales cuando la Comisión decidió usar tinta indeleble, agregó. "Entonces, ¿por qué se tomó la decisión si no iba a ser implementable?", se preguntó.
Organizaciones de la sociedad civil y partidos opositores expresaron su preocupación por la manipulación de los distritos electorales y la duplicación de registros de votantes en los padrones.
Hasta 9.000 ciudadanos habilitados de más de 100 años de edad figuran en los padrones, lo que despertó sospechas por la posible muerte de muchos de ellos.
Una importante fuente de preocupación es la transparencia —o su falta— del votos por correo, usados principalmente por personal militar y policial.
En las últimas elecciones, celebradas en 2004, la gobernante coalición Barisan Nasional obtuvo 64 por ciento de los votos, lo que le permitió contar con 91 por ciento de los escaños parlamentarios.
Expertos atribuyen el éxito oficialista a las altas expectativas de las reformas instauradas en el nuevo gobierno de Abdullah Badawi, quien en 2003 sucedió a Mahathir Mohamad, primer ministro durante los 22 años anteriores.
Esas expectativas se vieron incumplidas, al tiempo que se tambalea el combate contra la corrupción y contra el abuso de poder en el que Badawi aseguró comprometerse.
Esta vez, los partidos de oposición esperan impedir que el oficialismo logre ocupar dos tercios en el parlamento, proporción que permite bloquear enmiendas a la Constitución.
Pero se trata de una meta difícil. La única vez que eso ocurrió fue en 1969. Hoy, todos los analistas coinciden en que los opositores Partido Popular de Justicia, el islámico Pas y Acción Democrática afrontan condiciones muy desfavorables.
Los medios de comunicación dominantes favorecieron a la coalición gobernante y la cobertura de la campaña opositora es escasa, según el experto Zaharom Nain.
Pero esto no impidió que muchos votantes urbanos, con acceso a fuentes informativas independientes en Internet, se sumen a la oposición en ciudades como Kuala Lumpur y Penang.
Una de las cuestiones que concentran la atención en la campaña es el aumento de precios de los productos básicos y un posible recrudecimiento de la inflación por el encarecimiento del petróleo.
La oposición también destaca los escándalos y el descrédito que rodean al Poder Judicial, las instituciones gubernamentales de lucha contra la corrupción, la Comisión Electoral y la policía.
A su vez, integrantes de la minoritaria comunidad india protestan contra la discriminación que perciben en su perjuicio. Cristianos e hindúes están preocupados por la creciente islamización y la demolición de sus templos hindúes para construir en sus predios complejos residenciales.
"El partido gobernante no recibirá apoyo de muchos no musulmanes porque no defiende los derechos religiosos de las minorías", dijo Hermen Shastri, secretario general del Consejo de Iglesias de Malasia.
En las elecciones se manifestará "la vieja rivalidad entre dos personalidades clave —el primer ministro Abdullah Badawi y el líder opositor Anwar Ibrahim— y lo que cada uno representa", señaló Yang Razali Kassim, de la Escuela S. Rajaratnam de Estudios Internacionales en la Universidad Tecnológica Nanyang, en Singapur.
"El poder de Barisan Nasional todavía está arraigado, y Abdullah no debería ser subestimado", advirtió el experto.
"Pero si la coalición opositora liderada por Anwar Ibrahim cobra fuerza, la histórica política de raza, condición étnica y pluralismo quedará bajo presión. Esto obligará a Barisan Nasional a repensar, evaluar y presentar alternativas, del mismo modo que ese partido impuso en 1969 importantes cambios políticos", agregó.