ELECCIONES-ESPAÑA: Clima marcado por asesinato político

Cuando las encuestas vaticinaban una elevada afluencia a las urnas para las elecciones generales de este domingo en España, el asesinato de un ex concejal socialista en el País Vasco enrareció el clima previo a los comicios, en los que se espera un triunfo del jefe del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

El ex concejal Isaías Carrasco, de 42 años, fue baleado este viernes a la puerta de su casa en la localidad de Mondragón, norte del país, y murió poco después en el hospital, según informaron las autoridades.

Carrasco recibió tres impactos de bala por la espalda. Las autoridades atribuyeron el ataque al grupo separatista vasco ETA.

De inmediato, el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el opositor y derechista Partido Popular (PP) suspendieron sus campañas electorales.

Es incierto el efecto que pueda tener este hecho en los electores. Los sondeos previos de intención de voto, cuya divulgación está prohibida en España cinco días antes de los comicios, concedían a Zapatero una leve ventaja, de entre 2,3 y 5,5 puntos, sobre su oponente Mariano Rajoy, del PP.
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Las encuestas preveían asimismo una concurrencia promedio de 72 por ciento del electorado, lo que, según los analistas de temas electorales, favorecería las posibilidades del gobernante socialista, mientras la abstención serviría al PP.

La ventaja concedida por las encuestas no aseguraría a Zapatero mayoría absoluta para gobernar sin apoyo de grupos minoritarios como Izquierda Unida (IU, alianza de comunistas y "verdes") y de partidos nacionalistas.

La última encuesta del diario conservador El Mundo, próximo al PP, atribuyó a este 39 por ciento de los votos y 43,4 por ciento al PSOE y estimó que la participación alcanzaría a 77 por ciento del padrón electoral.

Los esfuerzos finales de ambos candidatos fueron grandes, Zapatero tras el sueño de una mayoría absoluta que le permitiría gobernar sin la dependencia de los partidos nacionalistas de Cataluña, País Vasco y Galicia, y Rajoy intentando evitar la derrota, o para que ésta sea por mínima diferencia.

El recuerdo de los comicios de marzo de 2004, en los que las encuestas se equivocaron, hace que ninguno de los dos candidatos dé por perdida o por ganada la batalla. Aquel año el PSOE, que partía como perdedor, obtuvo 42,9 por ciento de los sufragios y el PP. 37,7 por ciento. Fue el primer enfrentamiento directo entre Zapatero y Rajoy.

Pero aquella contienda se vio sacudida por el más grave atentado terrorista de la historia de España, cometido tres días antes de las elecciones por extremistas islámicos que volaron varios trenes de pasajeros y causaron la muerte a 191 personas y heridas a 1.700.

"Vamos a ganar el sprint en la recta final, como ganan los motoristas y los ciclistas, en el último segundo del último minuto", dijo el jueves por la noche Rajoy, ante 25.000 seguidores en la Plaza de Toros de la oriental ciudad de Valencia, capital de la comunidad autónoma del mismo nombre, ambas gobernadas por el PP.

Zapatero, desde el Palau de Sant Jordi, en la nororiental Barcelona, pidió el voto ante 40.000 enfervorizados seguidores "para proseguir nuestra política social y económica, de integración y respeto a los inmigrantes, de cooperación con los países en vías de desarrollo, para evitar la contrarreforma que propone el Partido Popular".

El ex jefe de gobierno Felipe González (1982-1996), que lo acompañó en el acto, defendió la política nacional y exterior de Zapatero y coreó el lema de los socialistas catalanes, "Si tú no vas, ellos vuelven", que propone una afluencia masiva a votar.

El líder de IU, Gaspar Llamazares, que apoyó la política social del PSOE en la última legislatura, se ofreció a formar un gobierno de izquierdas con Zapatero, en el caso probable de que éste no logre la mayoría que busca. Sería una coalición inédita, desde que España recuperó la democracia en 1975, tras la muerte del dictador Francisco Franco, en el poder desde 1939.

El asesinato del ex edil Carrasco truncó el cierre de campañas previsto para la noche de este viernes. En la suya, Rajoy se basó en dos muletillas, "España está peor después de cuatro años. Vótame" y en la de la niña que sueña para el futuro, "quiero que la niña que nazca en España tenga una vivienda, una familia y unos padres con trabajo", frase con la que terminó su segundo debate con Zapatero el lunes, y todas sus intervenciones.

El tema de la niña propició una polémica y medio centenar de vídeos en Internet. La cadena de televisión Cuatro desveló sus precedentes: desde la nieta de Franco, Carmencita, con su abuelo y abuela diciendo una frase parecida medio siglo atrás, hasta uno utilizado en 2006 por el actual presidente mexicano, el conservador Felipe Calderón, cuando siendo candidato expresó palabras parecidas en un estadio.

Según la televisora, la "coincidencia" se debe al asesor de Rajoy, Antonio Solá, quien antes había trabajado para Calderón y para el derechista Partido Patriótico guatemalteco, que utilizó el lema "Mano dura, cabeza y corazón", al que también ha echado mano el candidato conservador español.

"Mi objetivo es gobernar sólo con el apoyo de mi partido", dijo por su parte el gobernante socialista al cerrar su mitin en la noche del jueves, y lo repitió en un acto en el Círculo Bellas Artes de Madrid, rodeado de artistas, intelectuales e investigadores de la Plataforma de Apoyo a Zapatero, que reunió 25.000 firmas, nacionales e internacionales.

Por la muerte de este viernes en el País Vasco, los españoles ingresan de modo anticipado a la jornada de reflexión. El domingo deberán decidir entre una política conservadora o la profundización del reformismo.

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