Durante décadas fue generalmente aceptado que la masacre de 400 civiles vietnamitas en la aldea de My Lai, el 16 de marzo de 1968, por parte de tropas de Estados Unidos, constituyó una violación a las directivas de Washington sobre tratamiento de no combatientes durante la guerra de Vietnam (1964-1975).
Esa fue la conclusión del informe final del general William Peers, quien entre fines de 1969 y principios de 1970 investigó las responsabilidades de la masacre.
Pero nueva evidencia documental demuestra que Peers tergiversó el sentido de una directiva clave, impartida por el general William C. Westmoreland, comandante supremo estadounidense en Vietnam, a la que describió como un llamamiento al tratamiento humanitario de civiles en las aldeas controladas por las guerrillas comunistas del Vietcong.
Sin embargo, esa directiva, a una copia de la cual tuvo acceso IPS, dejaba en claro que el tratamiento humanitario no debía extenderse a los civiles en áreas que habían estado bajo control comunista durante mucho tiempo, como era el caso de My Lai. Esto podría convertir a Westmoreland en responsable por la masacre.
El informe de Peers reveló que las tropas que ingresaron a la aldea habían sido llevadas a creer que todas las personas debían ser asesinadas. Los testimonios recogidos durante la investigación también mostraron que los líderes de pelotón habían recibido un idéntico mensaje de dos comandantes de compañía.
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Peers llegó a la conclusión de que el coronel Frank Barker, el oficial al mando de la operación, no había trazado "una clara distinción entre combatientes y no combatientes en sus órdenes e instrucciones" y que así generó el convencimiento de que "sólo el enemigo" permanecía en My Lai.
Barker fue el oficial de mayor rango a quien se adjudicó responsabilidad por lo ocurrido en la aldea. El informe concluyó que las directivas de Westmoreland "adherían al estándar de proteger a los civiles dentro de la zona de combate".
El documento más importante citado en la investigación de Peers fue la Directiva 525-3, uno de cuyos puntos importantes, según el informe, señalaba que "las zonas especificadas de ataque debían configurarse de forma tal que excluyeran las áreas pobladas".
Las conclusiones de Peers contribuyeron a crear la impresión de que existía una política de protección de los civiles. Pero el texto de la Directiva 525-3 deja en claro que la intención de Westmoreland en aldeas como My Lai era exactamente la contraria.
El texto, de cinco páginas, era explícito respecto de la preocupación de minimizar las bajas civiles en áreas que no habían estado mucho tiempo bajo el control de los comunistas.
"El uso de una fuerza innecesaria, que lleve a bajas de no combatientes en zonas temporalmente controladas por el Vietcong, arrojará a la población en sus brazos y hará que la pacificación de largo plazo sea más dificultosa y más costosa", advirtió.
Pero, al mismo tiempo, la directiva dejó en claro que el tratamiento humanitario a los civiles no se aplicaba en las áreas consideradas "bases del Vietcong".
Ese término hacía referencia a extensas áreas de Vietnam del Sur, entre ellas la zona donde se encontraba My Lai, donde las guerrillas comunistas habían movilizado a la población para combatir a los franceses, que se retiraron de Indochina en 1954, y contaba con fuertes organizaciones.
La directiva dejó en claro que la política de los comandantes militares estadounidenses era considerar enemigos a los civiles de las áreas que habían estado durante años bajo control comunista, y debían recibir un trato idéntico al de los guerrilleros del Vietcong.
El propio Westmoreland, en sus memorias publicadas en 1976, escribió que "cualquiera que permaneciera" en esas zonas "debía ser considerado un combatiente enemigo". Allí, las operaciones debían ser conducidas "sin temor a ocasionar bajas civiles".
Westmoreland fue incluso más explícito en 1967, durante una visita a una unidad de la 101 División Aerotransportada, conocida como "Fuerza Tigre", en la provincia de Quang Ngai. Según testimonios de soldados, el general afirmó que "si hay personas en las zonas especificadas de combate, en lugar de estar en los campamentos, soy simpatizantes comunistas. No se supone que deban estar allí".
Ese mensaje dio a las tropas la idea de que contaban con autorización para matar a cualquiera que permaneciera en las zonas controladas por el Vietcong. Los periodistas Michael Sallah y Mitch Weiss, del periódico Toledo Blade, revelaron que la "Fuerza Tigre" había realizado no menos de 19 incursiones de exterminio contra civiles en las zonas especificadas de ataque.
Los comandantes de unidad declararon a investigadores militares que la creación de esas zonas otorgó a las tropas el derecho de disparar "contra cualquier cosa que se moviera".
Peers recomendó en su informe acciones disciplinarias contra 30 oficiales del ejército, entre ellos dos generales y cuatro coroneles, pero absolvió a Westmoreland de toda responsabilidad por la masacre de My Lai.
James K. Walsh, Jr., quien integró el equipo que trabajó en el informe de Peers, dijo a IPS que el general tenía la esperanza de convertirse en comandante del Octavo Ejército, estacionado en Corea del Sur.
Westmoreland había sido nombrado jefe del estado mayor del Ejército en 1968 y podía concederle su deseo. Pero tuvo mala suerte: en junio de 1972, Westmoreland fue reemplazado por el general Creighton Abrams, quien según Walsh era abiertamente hostil a la investigación de Peers. Nunca obtuvo el comando del Octavo Ejército y optó por retirarse del servicio prematuramente.
* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.