CUBA-UNIÓN EUROPEA: Camino a la normalización

La visita oficial a Cuba del comisario de la Unión Europea para el Desarrollo y la Ayuda Humanitaria, Louis Michel, podría relanzar las deterioradas relaciones entre este país y el bloque comunitario.

Un primer paso es avanzar en un "diálogo constructivo, abierto y que cubra todas las áreas", comentó a IPS el representante de la Comisión Europea en La Habana, Javier Niño, al confirmar la llegada de Michel en las últimas horas de este jueves y su permanencia hasta el domingo.

Niño dijo que la agenda del funcionario incluye entrevistas con el canciller Felipe Pérez Roque, el vicepresidente Carlos Lage y el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, entre otras autoridades.

La fuente no mencionó si el visitante sostendrá algún encuentro con opositores.

Una breve nota publicada por el diario estatal Granma consideró que la "visita permitirá intercambiar sobre el estado de las relaciones entre Cuba y la Unión Europea, así como otros temas de interés mutuo" y anunció que, además de las "conversaciones oficiales", Michel visitará "lugares de interés histórico y social".

Esta visita, que responde a una invitación oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores, es la primera de un alto responsable de la Unión Europea (UE) bajo el gobierno de Raúl Castro, elegido presidente del Consejo de Estado el 24 de febrero, en sustitución de su hermano mayor, Fidel Castro.

"Esa es una coincidencia importante, pues nos encontramos ante un nuevo liderazgo, independientemente de la continuidad (del gobierno anterior), y el país pide cambios", dijo a IPS el activista Manuel Cuesta Morúa, portavoz de Arco Progresista, organización disidente de corte moderado.

Michel visitó Cuba en marzo de 2005 y conversó durante unas cuatro horas con el entonces mandatario Fidel Castro, que se encuentra convaleciente desde julio de 2006 de graves dolencias intestinales y que el 19 de febrero hizo pública su decisión de no aceptar una nueva reelección.

Cuesta Morúa añadió que "en el nuevo contexto sería importante" una reunión de Michel con representantes de la disidencia interna, "pero más importante es seguir abriendo puertas al diálogo" que, entre otros resultados, permitió estructurar un mecanismo permanente sobre derechos humanos con España.

Los grupos opositores no son reconocidos legalmente por el gobierno cubano, que los considera, sin distinción, "asalariados" y "peones" de la política hostil de Estados Unidos hacia Cuba. Por tanto, no ve con buenos ojos que sus invitados oficiales se entrevisten con disidentes, aunque no lo impide.

Las relaciones entre la UE y Cuba se deterioraron seriamente en 2003, a raíz de un paquete de medidas diplomáticas adoptadas por Bruselas en reacción a la detención de 75 opositores en marzo de ese año, condenados a penas de hasta 28 años bajo cargos de conspirar con Washington con fines subversivos.

El malestar europeo se agravó por la aplicación de la pena de muerte a tres secuestradores de una embarcación, con todo su pasaje a bordo, que intentaban viajar a Estados Unidos. La Habana rechazó la postura europea y "congeló" sus relaciones con la UE.

Las medidas europeas, que La Habana consideró "sanciones", incluían la restricción de visitas oficiales de alto nivel a Cuba, la reducción de la presencia diplomática del bloque en los actos culturales en este país isleño y la invitación a representantes de la oposición cubana a las fiestas nacionales de las embajadas de la UE en esta capital.

En enero de 2005, Bruselas suspendió temporalmente esa postura. A su vez, La Habana restableció sus contactos oficiales con todos los países de la UE con oficinas en La Habana, en respuesta a una solicitud, justamente, del comisario Michel y de los gobiernos de Luxemburgo, España y Bélgica.

En junio de 2007, el bloque comunitario propuso a La Habana un diálogo político abierto, pero las autoridades cubanas respondieron que ello sólo sería posible "sin condiciones ni amenazas pendientes" y exigieron la eliminación definitiva de las medidas diplomáticas y la llamada Posición Común, vigente desde 1996.

Esta última, sujeta a evaluaciones semestrales, se propone, entre otros objetivos, "fomentar el proceso de transición hacia el pluralismo democrático y el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales en Cuba, así como el aumento y la mejora duraderos del nivel de vida del pueblo cubano".

Este nuevo viaje de Michel a La Habana está precedido de la adhesión de Cuba, el 28 de febrero, al Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales y al Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, ambos en vigor desde 1976.

Aunque suscritos con reservas "en cuanto al alcance y aplicación de algunos postulados" de estos dos acuerdos, la adhesión cubana fue interpretada como "un buen síntoma" por analistas, que recordaron también como señales positivas la visita en 2007 del relator especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, y el establecimiento del mecanismo de intercambio con España.

Además, Michel llega menos de 15 días después del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Tarcisio Bertone, quien deseó al nuevo gobernante cubano "éxitos en esta misión al servicio de su país" y le confirmó "el compromiso de la Santa Sede de promover el acercamiento del mundo a Cuba y compartir convergencias sobre temas internacionales".

Sin embargo, en su misión de acercamiento, Michel tiene que vencer, entre otros obstáculos, las reticencias de algunos países miembros del bloque a normalizar relaciones con Cuba sin previos "cambios democráticos sustanciales".

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