«Hay solidaridad con las FARC, nada más. No digan patrañas, los 'compas' no son guerrilleros», afirmó un portavoz de un grupo estudiantil la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en referencia a los mexicanos muertos y heridos en un campamento de la guerrilla colombiana.
Al menos cuatro mexicanos murieron y una fue herida cuando soldados y policías colombianos atacaron un campamento de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en territorio de Ecuador el sábado q de marzo.
"Se nos criminaliza por ser de izquierda, pero te puedo asegurar que los compas muertos estaban en un viaje de estudio", dijo a IPS Francisco Cerezo, de un comité homónimo, organización estudiantil de la UNAM que reclama la libertad de presos políticos en México y se declara solidaria con "las luchas de liberación" en América Latina.
La expresión es similar a la de otras organizaciones que actúan en esta universidad estatal, como la Coordinadora Continental Bolivariana, la Coordinadora Anticapitalista Che Guevara y el Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
En el ataque al campamento de las FARC, que dio pie a una crisis diplomática sin precedentes en América Latina, murieron 25 personas, entre ellas "Raúl Reyes", miembro del secretariado y portavoz internacional de esa insurgencia.
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Aunque varios cuerpos no han podido ser identificados aún por su estado de descomposición, ya se sabe que también fueron muertos los mexicanos Juan González, Fernando Franco, Verónica Velásquez y Ulises Soren Avilés, y resultó herida Lucía Andrea Morett, quien se recupera en un hospital militar de Quito.
¿Qué hacían estos mexicanos, estudiantes o ex estudiantes de la UNAM, en un campamento de las FARC junto a uno de sus máximos dirigentes?
Guillermo Garduño, profesor e investigador en seguridad de la Universidad Autónoma Metropolitana, aventuró que los muertos "eran parte de las FARC".
"Quizá no eran del frente militar, sino parte de algún grupo de operaciones internacionales, y por eso compartían campamento con uno de los jefes guerrilleros", dijo a IPS.
Al parecer, el campamento era de carácter permanente y tenía la venia del gobierno de Ecuador, sostuvo.
"Si no tenía el consentimiento ecuatoriano, no se explica por qué todos dormían con aparente tranquilidad cuando se realizó el ataque y que, al parecer, el grupo no tenía un plan de contraataque o huida como sucede siempre en los campamentos guerrilleros", expresó.
Antes de trasladarse a la selva ecuatoriana fronteriza con Colombia, los mexicanos muertos habían viajado de su país a Ecuador para participar en el II Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana, realizado en Quito entre el 24 y el 28 de febrero, con asistencia de unas 400 personas de varios países de América Latina.
Los asistentes suscribieron una proclama presentándose como "organizaciones políticas, movimientos sociales, personas, espacios de coordinación y expresiones de las más diversas formas de lucha contra el sistema de dominación del gran capital, del imperialismo estadounidense y mundial, y de las oligarquías latinoamericanas y caribeñas".
En el documento se comprometen a "librar todos los combates necesarios, de emplear todas las formas de lucha para cambiar el sistema: las luchas pacíficas y no pacíficas, las manifestaciones cívicas, las insurgencias de las clases y sectores oprimidos, las opciones electorales transformadoras, la desobediencia civil, las luchas y rebeldías sociales justas, las movilizaciones populares y todo tipo de protestas e irreverencias políticas".
Mao Viter, uno de los ecuatorianos organizadores de la cita, confirmó al diario mexicano Reforma la presencia de los estudiantes de la UNAM, pero afirmó que nadie conocía sus intenciones de viajar a la selva o que mantuvieran algún tipo de relación con las FARC.
En el congreso quiteño se difundió un vídeo de las FARC en el que Raúl Reyes transmitía un saludo a los asistentes.
Para Garduño, "queda demostrada a plenitud la presencia de esa guerrilla colombiana en nuestro territorio. Aquí reclutan a parte de su personal".
Según los padres de Morett, quienes viajaron a Ecuador, su hija no pertenecía a la guerrilla, sino que hacía algún tipo de investigación social.
"Respeto su posición, pero es imposible que alguien sin vínculos con la FARC visite un campamento de ese grupo en una zona de difícil acceso y donde está uno de los jefes guerrilleros", expresó Garduño.
Cerezo del Comité Cerezo de la UNAM reiteró que sus "compañeros de lucha" sólo realizaban una investigación académica.
Cerezo, quien además administra una pequeña cafetería en un aula de dos metros cuadrados en la UNAM, confió en que la forma en que accedieron al campamento de las FARC quedará aclarada "cuando sea liberada la compañera Morett, ella dará una explicación satisfactoria".
A través de varias autoridades, la UNAM indicó que ninguno de los mexicanos que estaban en el campamento guerrillero tenía una misión académica de esa casa de estudios.
El gobierno ecuatoriano de Rafael Correa declaró que la justicia de su país podría no actuar contra la mexicana que resultó herida en el ataque debido a "atenuantes humanitarios" y a que fue encontrada abandonada y con heridas.
Sin embargo, su ministro de Defensa, Wellington Sandoval, había dicho con anterioridad que Morett sería procesada pues se trata de una extranjera capturada en territorio ecuatoriano y en compañía de "un grupo irregular".
En Colombia, visitar a las FARC es suficiente para recibir cargos de rebelión. Sólo se tolera que los periodistas visiten a los guerrilleros, si bien se exponen a amenazas y descalificaciones.
El gobierno mexicano de Felipe Calderón anunció una investigación junto al de Ecuador respecto de la actividad que llevaban a cabo los mexicanos en el lugar atacado por fuerzas colombianas.
Para Garduño, los jóvenes "habían sido reclutados por las FARC", grupo "ligado al narcotráfico y a prácticas de delincuencia organizada".
Reportajes publicados por el diario El Universal en 2007 afirmaban que las FARC llevaban varios años adiestrando a mexicanos.
Para el ex canciller del presidente Vicente Fox (2000-2006), Jorge Castañeda, lo sucedido es "es una tragedia que lamentar".
Pero advirtió que los muertos no estaban visitando la sede de un partido político.
Estaban en un "campamento guerrillero, santuario de una organización criminal terrorista reconocida como tal por los países de la Unión Europea y, por cierto, expulsada de México en 2002 por los mismos motivos. Así que, bueno, cada quien sabe en qué se mete".
Estados Unidos también considera "terroristas" a las FARC.
Las autoridades de la UNAM, que tiene 300.000 estudiantes, lamentaron las muertes y aclararon que esa institución no tiene ninguna relación con la guerrilla colombiana.