La fiscalía de México ha investigado el vínculo entre activistas locales y las FARC, que salió a flote por las heridas que sufrió una mexicana y la muerte de al menos otros dos en el ataque de Colombia en Ecuador, el sábado, a un campamento de esa organización insurgente.
De todos modos, fiscales y policías mexicanos siguen, fundamentalmente, la pista de la supuesta relación de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con el narcotráfico.
La herida Andrea Morett, quien se recupera en un hospital de Quito, y los fallecidos Juan González y su esposa Rita integraban grupos de apoyo y solidaridad con las FARC que operan en la estatal Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Autoridades de la UNAM confirmaron que Morett y González estudiaron en esa institución, mientras la organización izquierdista Coordinadora Anticapitalista Che Guevara indicó que ambos participaron en el Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC.
Las dos organizaciones realizan periódicas acciones en la UNAM.
El gobierno de Ecuador informó que González y su esposa son mexicanos. Mientras, las autoridades mexicanas dijeron carecer de certeza al respecto.
El ministro de Seguridad Interna y Externa de Quito, Gustavo Larrea, declaró que entre los cadáveres hallados en el campamento atacado por Colombia el sábado podría haber hasta una decena de mexicanos, pero que su identificación es difícil por su alto grado de descomposición.
Larrea indicó, además, que unas cinco familias mexicanas han denunciado a Quito la desaparición de sus miembros.
Los mexicanos muertos serían alumnos y profesores que realizaban una investigación sobre la guerrilla, según lo habría informado la misma UNAM, de acuerdo con la versión de Larrea.
Sin embargo, Tatiana Sule, secretaria general de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, dijo a IPS carecer de elementos para confirmar tal versión.
Morett y González, únicos mexicanos identificados por esa universidad como tales entre quienes se hallaban en el campamento atacado, no tenían encomendada ninguna misión académica en el extranjero, agregó Sule.
La funcionaria universitaria aclaró que González, quien, según algunas versiones periodísticas, era profesor de la UNAM, era, en realidad, un estudiante con un desempeño bastante irregular y que había reprobado varios cursos.
Al menos ocho miembros del Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC en la UNAM "están metidos" desde el año pasado "en la selva colombiana o ecuatoriana, ya no se sabe bien", dijo a IPS un joven que ha colaborado con esa organización.
"Son 'compas' muy convencidos y tienen vínculos con la comandancia de la guerrilla", señaló uno de los entrevistados, quien pidió "por seguridad" que no se mencione su nombre.
En el campus de la UNAM hay grupos de estudiantes que, instalados en aulas a las que denominan "territorios liberados", manifiestan abierto apoyo a las FARC y al también insurgente Ejército Popular Revolucionario de México. También expresan respaldo al gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez.
Los jóvenes distribuyen regularmente libros y comunicados sobre esas organizaciones y realizan foros y debates al respecto.
Autoridades de la UNAM, que según el diario británico The Times es una de las 200 mejores universidades del mundo, aseguraron que ningún grupo armado o gobierno extranjero tiene oficinas en esa casa de estudios.
"Hay activismo y libertad de expresión entre los estudiantes. Eso es todo", declaró Ambrosio Velasco, director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde revistan la mayoría de activistas.
En esta facultad cursaban estudios Morett y Juan y Rita González.
Un activista universitario consultado por IPS aclaró que los grupos de apoyo a las "luchas políticas" en América Latina están integrados por pocos estudiantes. "A la mayoría ya no les interesan estos temas", sostuvo.
La UNAM, "alma mater" de gran parte de los políticos e intelectuales mexicanos, es en la actualidad una comunidad de casi 350.000 integrantes, 300.000 de ellos estudiantes
Andrea Morett era el principal enlace de las FARC en México y tenía contacto directo con altos dirigentes de la organización insurgente, según fuentes de inteligencia política citadas por varios diarios locales.
Entre esos dirigentes figuraba, según el diario El Universal, "Olga Marín", nombre de guerra de Liliana López, esposa de "Raúl Reyes", miembro del secretariado de las FARC y su portavoz internacional, muerto en el ataque del sábado. Ella también habría fallecido en el operativo.
Marín, de acuerdo con El Universal, estuvo en varias ocasiones en México antes de 2002, cuando el gobierno del entonces presidente Vicente Fox ordenó cerrar la oficina de enlaces diplomáticos que ese grupo armado tenía en México.
Morett podría enfrentar un proceso judicial en Ecuador tras recuperarse de sus heridas, pues, aunque fue víctima de un ataque, es una extranjera capturada armada en territorio ecuatoriano, informó el ministro de Defensa de ese país, Wellington Sandoval. Los familiares de la joven, que viajaron a Quito para acompañarla, aseguraron que ella no es guerrillera y que regresará a México en cuanto esté recuperada. Indicaron, asimismo, que Morett realizaba allí un trabajo de investigación social.
La inclinación política de esta joven quedó de manifiesto en varias ocasiones los últimos años.
Medios de comunicación mexicanos exhibieron grabaciones de actos públicos celebrados en los últimos años, en los que Morett pronunció discursos en favor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que opera en el meridional estado mexicano de Chiapas.
Compañeros de estudios de Morett informaron a la prensa que la joven defendía las causas de la izquierda radical.
El embajador de Colombia en México, Luis Camilo Osorio, indicó que su gobierno trabaja con autoridades locales para dar seguimiento a grupos de activistas afines a las FARC y a las relaciones de esa guerrilla con el tráfico de drogas, lo que fue confirmado por autoridades locales.
La Procuraduría (fiscalía) mexicana tiene en curso desde hace dos años una investigación sobre los vínculos de las FARC con narcotraficantes.
Un alto funcionario de la Procuraduría, Luis Santiago Vasconcelos, dijo en noviembre de 2005 que ese grupo armado controla "todas las zonas de producción de amapola y heroína en Colombia", y que por eso tienen relación con jefes del narcotráfico colombianos que, a su vez, son socios de traficantes mexicanos.
Dos años después, el fiscal general Eduardo Medina aseguró que las FARC están implicadas en el tráfico de drogas de Colombia a México y que hay investigaciones firmes sobre el tema.
"Hay algunas informaciones consistentes que relacionan embarques e intentos de embarques de droga desde Sudamérica hacia México, que se relacionan con diversos frentes de las FARC", afirmó Medina.
Según el fiscal, las FARC "evolucionaron" de "una motivación estrictamente política" hasta abandonarla e "involucrarse clara y operacionalmente, crecientemente, en una lógica criminal".
Pero esa organización insurgente y sus seguidores consideran que esta versión es una patraña para desvirtuar su lucha.
La policía colombiana aseguró el lunes que en una de las computadoras encontradas en el lugar donde mataron a Reyes se detectó un informe sobre el envío de drogas de las FARC hacia México
"En el informe se menciona y narra de manera detallada el envío de drogas hacia México con fecha 18 de febrero de este año", declaró el jefe de la Policía, Oscar Naranjo.