Con su apoyo abierto a la dictadura militar de Birmania, el primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, descalabró la estrategia del resto de los gobiernos del sudeste asiático, que alentaban una reforma democrática.
Entre sus apreciaciones, lanzadas en el programa semanal de televisión "Habla Samak", el gobernante tailandés incluyó una inusual alabanza al líder de la junta militar, general Than Shwe. "Practica meditación y reza por las mañanas, y el país ha estado en paz y en orden", sostuvo.
El gobernante tailandés, que acababa de regresar de su primera visita a Birmania, dijo no creer en las versiones sobre el hostigamiento a la oposición. "Asesinatos y represión son habituales allí, pero tenemos que conocer los hechos", advirtió.
Soldados y policías antimotines dispararon en septiembre pasado contra manifestaciones encabezadas por miles de monjes budistas. Una cantidad no determinada de personas murieron.
Las declaraciones de Samak provocaron la inmediata respuesta del ex canciller tailandés y actual secretario general de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Surin Pitsuwan, quien le recomendó "prudencia" al primer ministro "antes de realizar comentarios sobre Birmania".
Según evaluó este miércoles el diario Bangkok News, "Surin enfatizó en la necesidad de enfocar la situación política en Birmania con un análisis en profundidad y con respeto por su sensibilidad".
Los comentarios de Samak contrastaron fuertemente con las opiniones moderadas expresadas días antes por funcionarios de Singapur, hoy al frente de la presidencia de la Asean, bloque entre cuyos 10 integrantes figuran Birmania y Tailandia.
"El problema birmano es complejo y demanda una inmensa paciencia y esfuerzo sostenido", dijo un portavoz de la cancillería singapurense.
La ciudad estado puso todo su peso político en el apoyo a las gestiones del enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ibrahim Gambari, para persuadir al régimen birmano de implementar una apertura que incluya a la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi, que ha pasado en prisión domiciliaria 12 de los últimos 18 años.
El respaldo a Gambari es también una posición oficial de la Asean, agregó el portavoz de Singapur. Los restantes miembros del bloque son Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia y Vietnam.
Pero el régimen birmano recibió este mes la visita de Gambari este mes con hostilidad. Fue su tercer viaja el país tras la brutal represión de septiembre. El funcionario, de nacionalidad nigeriana, dijo el martes al Consejo de Seguridad de la ONU que lo desalentaba la falta de avances.
El gobierno de Filipinas fue el más crítico con el régimen birmano. La presidente Gloria Macapagal Arroyo advirtió que su país no ratificaría la nueva carta de la Asean si Birmania no restauraba la democracia y liberaba a Aung San Suu Kyi.
"Filipinas e Indonesia quieren muchos más cambios en Birmania. Mientras, Singapur dijo que el problema no puede ser ignorado y Malasia manifestó algunas preocupaciones sobre derechos humanos", explicó a IPS el portavoz de la red de parlamentarios de la Asean, Roshan Jason.
El enfoque suave de Tailandia es vinculado con los intereses económicos de este país en Birmania, lo cual quedó confirmado en la visita de Samak.
Un acuerdo económico entre los dos países consolidó la posición de Tailandia como tercer socio comercial de Birmania. Además, prestará 125 millones de dólares a la junta y construirá la controversial represa del río Salween, entre otros proyectos de infraestructura.
Esta postura no se remonta al golpe de Estado de 2006, que reinstaló a los militares en el centro del poder en Tailandia, sino al gobierno del depuesto primer ministro Thaksin Shinawatra, que ofreció ayuda al régimen birmano.
El Partido del Poder Popular (PPP) que Samak encabeza recoge el legado de Tailandeses que Aman a Tailandia (TRT) de Thaksin y obtuvo la mayoría de los escaños parlamentarios en las elecciones de diciembre pasado.
TRT fue ilegalizado a mediados del año pasado por un tribunal militar especial, que, además, prohibió a Thaksin y a otros 110 dirigentes del partido participar en la actividad política por cinco años.
"Es improbable que la política exterior orientada a los negocios que implementó Thaksin cambie con el nuevo gobierno", escribió Kyat Zwa Moe en The Irrawaddy, sitio web publicado por periodistas birmanos exiliados en el norte de Tailandia.
"Thaksin fue amigo del régimen militar birmano. Solía ser criticado por cortejar a la junta mediante concesiones económicas y por su defensa de sus líderes", agregó.
"Birmania ha sido siempre un asunto que divide a la Asean, y los comentarios del primer ministro Samak profundizan la brecha", dijo Debbie Stothard, de la organización regional de derechos humanos Altsean.