Venezuela se prepara para abrir el sarcófago de Simón Bolívar (1783-1830) a fin de reexaminar sus restos ante la hipótesis del presidente Hugo Chávez de que el héroe de la independencia americana murió asesinado y no de tuberculosis como enseña la historia tradicional.
Chávez, quien llegó al gobierno en 1999 y bautizó el proceso político que conduce como "revolución bolivariana", se ha esforzado en sus incontables intervenciones públicas por relatar y reexaminar la historia nacional y regional, pero ahora dio un paso más y conformó una Comisión Presidencial que investigará las circunstancias de la muerte del Libertador.
¿Quiénes pudieron asesinar al héroe? Oligarcas de Colombia y Venezuela, según el mandatario. "Las versiones sobre su muerte fueron hechas a la justa medida de los intereses de la oligarquía bogotana y caraqueña", ha sostenido.
La investigación sobre la muerte de Bolívar surge mientras Chávez está enzarzado en un enfrentamiento político con el mandatario de Colombia, el derechista Álvaro Uribe, de quien cree posible "que se preste a una agresión armada contra Venezuela", por lo cual ha puesto en alerta a la Fuerza Armada y multiplicado sus críticas al gobierno del país vecino.
Conforme al discurso de Chávez, hoy "en Colombia gobierna la oligarquía más rancia y criminal de América Latina", descendiente de la que, con su similar venezolana, escindió en 1830 la república unitaria creada por Bolívar en 1819 y que reunía los territorios que hoy pertenecen a Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.
Entre los próceres que discreparon con Bolívar figuran el colombiano Francisco de Paula Santander (1792-1840) y el venezolano José Antonio Páez (1790-1873), considerados por Chávez "traidores".
Por eso ha planteado retirar del Panteón Nacional los restos del general Páez, vencedor en la batalla de Carabobo (1821), que selló la independencia.
Precisamente en el Panteón, ante el sarcófago que guarda los restos de Bolívar y durante la conmemoración de su muerte el pasado 17 de diciembre, Chávez reclamó una nueva investigación y juró "no descansar en la búsqueda de la verdad sobre cómo murió el padre libertador".
La Comisión que iniciará la investigación y determinará la exhumación de los restos del libertador quedó encabezada por el vicepresidente, el coronel retirado e ingeniero Ramón Carrizalez, e integrada por los ministros de la Presidencia, del Interior, Relaciones Exteriores, Defensa, Educación, Finanzas, Salud, Cultura, Ciencia y Tecnología.
"Chávez no es historiador ni se le exige que lo sea, pero lo que pretende es que su elucubración particular sobre cómo pudo ser o suceder un hecho se convierta en la verdad científica que debe aceptar la sociedad", advirtió a IPS Inés Quintero, directiva de la Academia Nacional de la Historia.
Para Quintero, "tan grave como la división maniquea de la historia que hace el presidente, entre buenos y malos, viendo blancos y negros y no grises, es que pretenda imponerla al conjunto de una sociedad que atraviesa profundas dificultades económicas, políticas y sociales".
Autora de textos sobre la época y la familia de Bolívar, Quintero subraya la consistencia de los datos sobre la muerte de Bolívar como producto de la tisis.
El principal soporte de Chávez para presumir un asesinato del prócer son cartas que dictó o escribió pocos meses antes de su muerte, en las que daba consejos e instrucciones a sus partidarios en los que daba a entender que se aprestaba a guerrear contra quienes provocaron la división de la llamada "Gran Colombia".
"Todos los documentos, muy numerosos, de sus últimos años, demuestran el deterioro de la salud física y el estado de ánimo del personaje, que finalmente condujo al desenlace de la tuberculosis pulmonar que lo llevó a la muerte", replicó el presidente de la Academia de la Historia, Elías Pino Iturrieta.
La Academia condujo en 1964 un estudio causal sobre la muerte del libertador, conoció IPS, el cual llegó a siete conclusiones, la primera de las cuales es que Bolívar vivió en su infancia en un ambiente propicio para el contagio tuberculoso.
Un nódulo calcificado fue extraído del pulmón izquierdo del prócer durante su autopsia —conservado en el Museo Bolivariano de Caracas— y se lo consideró secuela de una primo-infección tuberculosa sufrida en la infancia.
Las fatigas, privaciones y preocupaciones minaron la resistencia orgánica del prócer y favorecieron el desarrollo de una infección tuberculosa.
Los datos del expediente clínico confirmaron el diagnóstico de tuberculosis pulmonar como enfermedad principal final.
"El general en su laberinto", del notable escritor colombiano Gabriel García Márquez, es una versión novelada del recorrido en 1830 del abatido y enfermo prócer, desde Bogotá hasta Santa Marta, puerto del Caribe en Colombia donde pereció.
La autopsia mostró lesiones como cavernas y nódulos exudativos, con diseminación broncógena, suficientes para producir y explicar la muerte. Fueron posibles lesiones tuberculosas secundarias intestinales y laringotraqueales.
La terapéutica empleada por el médico tratante estuvo adaptada a los conceptos científicos admitidos en su tiempo, y dicho tras examinar los boletines del doctor Alejandro Próspero Reverend el grupo de expertos concluyó en 1964 que se trataba de un profesional de alto nivel académico.
Alejandro Próspero Reverend (1796-1881), un cirujano francés radicado en Colombia y quien atendió a Bolívar del 1 al 17 de diciembre de 1830, detalló los padecimientos finales del libertador en 33 boletines, y luego, junto con el padre de la medicina venezolana, José María Vargas (1786-1854) identificó sus restos para traerlos a Caracas en 1842.
Chávez también duda de que los restos que guarda el sarcófago en el Panteón de Caracas sean verdaderamente los del libertador y pidió experticias policiales al respecto. El jefe de la policía judicial venezolana, Marcos Chávez (no es familiar del presidente) conducirá esa parte de las investigaciones.
El ex jefe de ese cuerpo de detectives, Fermín Mármol, opinó que, si Bolívar fue envenenado, el asesino debió ser un médico o un farmacéutico.
El historiador Vladimir Acosta, simpatizante del presidente, defendió la investigación propuesta, porque "desde hace mucho tiempo ha habido sospechas, así como dudas sobre la capacidad profesional del médico tratante, la medicación que le administró y sobre la fragilidad en la salud del prócer".
El asesor presidencial Alberto Muller, general retirado del ejército, subrayó que "cartas del libertador en sus últimos meses muestran que estaba planificando una invasión a Venezuela". "Un moribundo no hace esos planes", subrayó.
Guillermo Morón, el más antiguo miembro de la Academia de Historia, sostuvo que "no hay la menor duda, para todo historiador sensato, de que Bolívar murió tuberculoso. El presidente Chávez, con estas invenciones fuera de toda lógica, está empeñado en trastocar toda la historia de Venezuela".
Manuel Caballero, historiador y denodado polemista contra Chávez, se mofó: "Al libertador lo asesinó la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) y habría qué ver si en la crucifixión de Cristo no estuvo la mano del Pentágono".
Mientras, por Internet circulan mensajes según los cuales Chávez "se cree la reencarnación de Bolívar y lo que quiere es tocar los huesos del libertador para hacerse invencible, por consejo de los babalaos (sacerdotes de la religión yoruba) cubanos a los que consulta con frecuencia".