TAILANDIA: Thaksin regresa sin pena y con gloria

El derrocado primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, escribió un nuevo capítulo en la historia al regresar este jueves a su país y ser recibido como un héroe, luego de 17 meses en el exilio.

Hasta ahora, ningún líder elegido, destituido por un golpe militar, ha sido tan cálidamente bienvenido por el público. Cerca de 2.000 personas se reunieron fuera de la terminal VIP del aeropuerto internacional de Bangkok bajo el nublado cielo matinal para vitorear, silbar y entonar cánticos como "¡Thaksin lucha, lucha!".

Entre ellos estaba Sirichom Kongpaiboon, a quien emocionó el júbilo reinante entre los partidarios de Thaksin.

"Estoy muy feliz de estar aquí y de ver tanta gente. Vinimos aquí con nuestros corazones. (Thaksin) hizo el bien durante sus cinco años, ayudando con la educación y la salud", dijo entre lágrimas Sirichom, una mujer de 55 años.

Esta madre de dos hijos, profesora de estudios sociales en la septentrional provincia de Phrae, condujo una camioneta durante toda la noche con otros miembros de su comunidad para presenciar este momento histórico.
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En la multitud también hubo otros que hicieron viajes similares, largos, por carretera, desde otras provincias del norte y el noreste. Ambas regiones concentran a la mayor cantidad de pobladores rurales pobres de Tailandia, donde está más arraigado el apoyo a Thaksin.

Los adeptos de Thaksin en Bangkok también estuvieron entre los concurrentes al recibimiento. "Me gusta mostrarles a los críticos de Thaksin que el pueblo tailandés quiere que regrese. Él ayudó a mejorar la situación de los más pobres cuando estaba en el gobierno. Hoy es un ataque a los militares", dijo Somkiat Kavnate, un gerente de 48 años de la multinacional IBM que se tomó el día libre para poder participar.

Lo significativo del momento no pasó desapercibido para Thaksin, quien pasó la mayor parte de su tiempo en el exilio en Gran Bretaña luego de que las fuerzas armadas de su país realizaran el golpe de Estado número 18 en Tailandia, en septiembre de 2006.

Apenas salió de la terminal, el ex primer ministro se arrodilló y tocó el suelo con su frente, gesto que nunca ha realizado un líder político tailandés en un lugar público.

El regreso triunfante de Thaksin fue el tercer acto de un drama político que no se veía en este país de Asia sudoriental desde que se convirtió en monarquía constitucional en 1932.

El primero fue el triunfo del Partido del Poder Popular (PPP), pro-Thaksin, en las elecciones generales de diciembre. El segundo fue la formación por parte del PPP de un nuevo gobierno de coalición para suceder a un régimen designado por militares.

"Thaksin es el primer ministro electo que fue depuesto y que volvió con un apoyo políticamente activo y con el partido en el poder respaldándolo", dijo a IPS Thanet Aphornsuvan, profesor adjunto de historia en la Universidad Thammasat de Bangkok.

"Esto no tiene precedentes. Lo que el PPP logró también es único, porque los partidos políticos anteriores que fueron sacados del poder por los militares nunca pudieron recuperarse. Aquí estamos presenciando algo nuevo", agregó.

Buena parte de eso se debe a la transformación política por la que pasó Tailandia luego que Thaksin condujo a su partido Thai Rak Thai (TRT) a dos aplastantes victorias electorales, en 2001 y 2005.

La plataforma del TRT de políticas a favor de los pobres tocó una fibra sensible entre los habitantes de zonas urbanas y rurales, y generó un fuerte electorado que juró lealtad a Thaksin.

"Los acontecimientos de hoy muestran el significado del apoyo de la sociedad civil. Es fuerte y llegó para quedarse. Incluso podemos decir que es un momento en que la democracia se arraiga en suelo tailandés", expresó Thanet.

Tal alianza entre un gran banco de votos de los más pobres y Thaksin, quien era un magnate de las telecomunicaciones antes de convertirse en primer ministro, no impresionó a la antigua elite adinerada del país, los aristócratas arraigados, y sectores de la clase media de Bangkok.

Esta última apoyó fervientemente el golpe, que tuvo lugar luego de meses de protestas callejeras en la capital a comienzos de 2006. Las manifestaciones fueron dirigidas contra Thaksin, cuya destitución exigieron en medio de denuncias de corrupción, nepotismo y abuso de poder.

Los esfuerzos de la vieja elite de expulsar a Thaksin continuaron. A mediados de 2007, un tribunal especial designado por los militares concluyó que el TRT violó las leyes electorales durante una consulta popular en 2006.

El tribunal ordenó que el partido fuera disuelto y 111 de sus líderes, entre ellos Thaksin, proscriptos durante cinco años.

Thaksin enfrenta varias batallas legales. A su llegada, fue escoltado por la policía hasta la Suprema Corte, donde él y su esposa, Pojaman, enfrentan cargos de corrupción y conflicto de intereses en torno a una cuestionable compra de tierras en la capital tailandesa. Él fue liberado bajo una fianza de 267.000 dólares.

Luego fue llevado a la oficina del fiscal general por otra demanda, en la que él y su familia son acusados de ocultar acciones de una empresa de bienes raíces que era de su propiedad. Lo liberaron tras pagar una fianza de 33.350 dólares.

Y en un encuentro con la prensa, donde Thaksin solamente leyó una declaración, estas demandas estuvieron presentes.

"Creo que éste es el momento adecuado para que regrese a Tailandia, a fin de argumentar mi demanda contra todas las acusaciones equivocadas hechas contra mí y mi familia. Casi todos los miembros de mi familia y yo hemos sido acusados de varios delitos sin el estándar internacional del debido proceso legal", expresó.

Thaksin también admitió tener poco interés en la política activa, por lo menos por ahora. "A mi regreso a Tailandia, deseo vivir tranquila y pacíficamente con mi familia, como cualquier otro tailandés", afirmó.

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