La meridional provincia serbia de Kosovo se prepara para declarar su independencia este domingo o el lunes, en lo que será el último capítulo de la desintegración de la ex Yugoslavia. Pero Belgrado rechaza de plano esta posibilidad.
El proceso comenzó con las guerras de 1991 que llevaron a la separación de Bosnia, Croacia y Eslovenia, y continuó con el pacífico alejamiento de Macedonia en 1992 y el referéndum que consagró la independencia de Montenegro en 2006.
La decisión de los kosovares provoca airadas reacciones en Belgrado, que se contraponen a los conciertos y festivales que se realizarán en Prístina, la capital de Kosovo, junto con la primera sesión parlamentaria de la nueva nación.
El día exacto de la proclamación de la independencia será anunciado luego de consultas finales con Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
La UE prepara una misión, bautizada Eulex, para ayudar a Kosovo, cuya población es mayoritariamente de origen albanés, en la ruta a la independencia. Estará integrada por 2.000 hombres, fundamentalmente policías y expertos legales.
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El gobierno serbio emitió el martes una declaración en la que manifestó que anulaba en forma anticipada la proclamación de la independencia.
"Esta es nuestra decisión histórica", dijo el primer ministro serbio Vojislav Kostunica. "Anula los actos y las acciones del gobierno interino de Kosovo que declaró la independencia en forma unilateral, porque viola la soberanía y la integridad territorial de la República de Serbia".
Belgrado argumentó que la soberanía serbia sobre Kosovo y su integridad territorial "están garantizadas por la Constitución, la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU y la ley internacional".
"Estos actos y acciones representan la violenta y unilateral secesión de parte del territorio de Serbia y, por lo tanto, carecen de fuerza legal", agregó la declaración.
Belgrado también reclamó una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que pretende que se anule la independencia "de acuerdo con la resolución 1244".
Ese texto sentó las bases sobre las cuales la ONU se hizo cargo de la administración de Kosovo en junio de 1999, luego de una campaña aérea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte que expulsó de la provincia a las fuerzas de seguridad serbias, que habían reprimido brutalmente una rebelión armada de la población de origen albanés.
Kostunica no precisó cuáles serán los próximos pasos de Serbia, pero se estima que su primera reacción será llamar para "consultas" a los embajadores en los países miembros de la UE que reconozcan la independencia kosovar. Aunque dijo que se tomarían otras medidas, no aclaró cuáles.
Kostunica pidió a la comunidad Serbia de Kosovo, unas 100.000 personas, que permanezcan en el territorio y señaló que "tienen el derecho de no reconocer los actos ilegales unilaterales".
Los analistas consideran, sin embargo, que sólo se trata de retórica "pomposa" destinada a calmar a un público emocional.
"Todo esto llega demasiado tarde y es en vano", dijo el profesor de derecho internacional Vojin Dimitrijevic en una entrevista radial. "Se perdieron oportunidades y la posibilidad de mantener conversaciones. Ahora el gobierno trata de salvar lo que no puede salvarse. Serbia perdió Kosovo en 1999", agregó.
Serbia participó en negociaciones auspiciadas por la ONU, que comenzaron hace más de dos años, pero sus representantes insistieron en que sólo otorgarían a la provincia "amplia autonomía", no la independencia.
"La posición oficial en el tema de Kosovo se limitó a los discursos sobre el carácter sagrado del territorio serbio, sin respetar a la población de origen albanés", señaló Ljubisa Rajic en su columna del diario Politika.
Gran parte de los medios de prensa se mantuvo en silencio respecto de este tema.
"Se llevó a creer al público que Kosovo no se independizaría. Ahora deben enfrentar la realidad", declaró el analista Jovo Bakic.
A medida que se acerca la fecha de la independencia, los discursos violentamente ultranacionalistas encuentran creciente espacio en los medios oficialistas. "Una parte del territorio serbio está siendo arrancada ilegalmente, dijo el líder del Partido Radical Serbio, Tomislav Nikolic. "Hay que declarar el estado de emergencia", reclamó.
"Eso no tiene sentido", dijo a IPS el constitucionalista Zoran Ivosevic. "La Constitución de 2006 no contempla tal cosa. Los viejos tiempos ya quedaron atrás", concluyó.