KOSOVO: Cómo activar una bomba étnica

Las tensiones étnicas aumentan peligrosamente en el territorio balcánico de Kosovo desde que declaró su independencia de forma unilateral el 17 de este mes, sobre todo en los enclaves de la minoría serbia.

Kosovo, hasta este mes una provincia autónoma del sur de Serbia, afronta el férreo rechazo de Belgrado a la decisión tomada con apoyo de la mayoría de su población, 92 por ciento de la cual es de origen albanés.

Hay protestas a diario en la norteña Mitrovica, un área de mayoría serbia, se registraron ataques a los puestos fronterizos de Jarinje y Brnjak, y los vehículos del personal de la Misión de la Organización de las Naciones Unidas en Kosovo (Unmik) resultan dañados con frecuencia.

Un miembro de esa misión y un funcionario de aduanas, que pidieron no revelar sus nombres, dijeron a IPS que la desobediencia civil practicada por los serbios y la incapacidad administrativa de la Unmik auguran un futuro sombrío para Kosovo.

"El problema más importante es que el personal serbio de la policía ha estado desobedeciendo las órdenes de las autoridades centrales de Pristina", señaló el funcionario aduanero.
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"Reemplazarlos con oficiales albaneses es imposible y tampoco se los puede relevar de sus deberes, porque la presencia policial es necesaria", agregó. Esto preocupa al comando de la Unmik, que ve cómo su control sobre Kosovo se desvanece rápidamente.

En junio de 1999, luego del conflicto entre insurgentes albano-kosovares y el ejército serbio, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1244, que estableció a la Unmik como máxima autoridad administrativa del territorio hasta tanto alcanzara su estatus definitivo.

Tras la declaración de independencia, se supone que la misión ya ha cumplido su mandato. Transcurrido un período de transición de 120 días, será formalmente reemplazada, y en la práctica incorporada, por la Oficina Civil Internacional (ICO, por sus siglas en inglés), liderada por la Unión Europea.

La ICO supervisará la labor legislativa del gobierno kosovar y la implementación de las recomendaciones del enviado especial de la ONU, Martti Ahtisaari, sobre la "independencia supervisada" de la ex provincia serbia.

Belgrado rechazó el plan, si bien éste contempla la descentralización de poderes según un ordenamiento étnico del territorio y permite que la población serbia de Kosovo retenga el control sobre sus comunidades.

Según ese plan, las nuevas leyes sólo serán válidas si son ratificadas por la autoridad internacional supervisora. Pero el funcionario de la Unmik dijo a IPS que "desde la independencia, el gobierno aprobó 10 leyes sin buscar esa ratificación".

El primer ministro Hashim Thaci "señaló en una carta a la Unmik que la autoridad para poner en práctica nuevas leyes corresponde al presidente electo de Kosovo", Fatmir Sejdiu, agregó.

Las autoridades internacionales no han reaccionado. Por complicaciones legales no está claro cuáles son las responsabilidades de la Unmik y de la ICO.

El gobierno de Thaci tiene la intención de cumplir con el plan de Ahtisaari. Pero Visar Ymer, analista político de la organización albanesa Autodeterminación cree que la descentralización socava la independencia.

"El Estado no será funcional territorialmente en el futuro, porque las municipalidades serbias continuarán ligadas a las estructuras paralelas de Belgrado. El plan contempla la intromisión serbia en la política local, sólo que en una nueva forma", dijo a IPS.

Lo que Ymer llama "estructuras paralelas" son los servicios educativos, de seguridad social y policiales, así como la ayuda financiera ofrecida a los serbios que se quedaron en Kosovo luego de 1999.

Belgrado las ha utilizado para mantener su influencia en el área y asegurarse de que los serbios no se integren en el Estado kosovar.

Aunque la Unmik ha restado importancia a las tensiones étnicas, la población está tomando conciencia del grado de riesgo que esas complicaciones podrían plantear.

Cuando visitó la zona serbia de Gracanica, 10 kilómetros al sur de Pristina, el jefe de la Unmik, Joachim Rucker, recibió esta pregunta de los habitantes: "¿luego de perder el control del norte de Kosovo, también lo perderán en los enclaves?".

Las protestas de los serbios podrían provocar represalias de los militantes albaneses, hasta el momento en calma.

Thaci declaró que "las fronteras de Kosovo son las más seguras de la región". Pero el líder del Consejo Nacional Serbio, Milan Ivanovic, que mantiene una fuerte influencia en el norte y otros enclaves, dijo que en las áreas donde los serbios son mayoría las autoridades kosovares sólo podrán imponer su presencia "por la fuerza" y que en ese caso habría un estallido de violencia.

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