KENIA: Rivalidad étnica se arregla a patadas

Anthony Njoroge le pasó la pelota a David Onyango, cuyo disparo superó al arquero. El gol arrancó una estruendosa ovación a los espectadores en el estadio Huruma, en Eastlands, un barrio marginal de la capital de Kenia.

Los compañeros de Onyango, incluido Njoroge, lo abrazaron. Hasta aquí, nada fuera de lo común. Pero pocos días antes del partido de fútbol, Onyango, de la etnia luo y Njoroge, un kikuyo, estaban envueltos por la violencia tribal que estalló en Kenia tras los fraudulentos comicios presidenciales del 27 de diciembre.

El presidente Mwai Kibaki, quien se autodesignó vencedor, es un kikuyo, mientras que el candidato opositor, quien denunció el fraude, al igual que observadores internacionales, es luo.

Los kikuyos y los luos son, respectivamente, la más numerosa y la tercera tribu de Kenia, que alberga alrededor de 40 diferentes etnias. Gran parte del odio racial en las últimas semanas estuvo dirigido contra los kikuyos, cuyo dominio de la vida política y económica los ha hecho blanco de un resentimiento considerable.

Los barrios marginales de la capital, Nairobi, se encuentran entre las zonas donde los enfrentamientos fueron más encarnizados. En medio de los desmanes y los incendios, algunos distritos se volvieron peligrosos para los miembros de algunos grupos étnicos. Antes de enfrentar ese riesgo muchos residentes se trasladaron a áreas donde su tribu era mayoritaria.
[related_articles]
"Esto afectó nuestras relaciones normales. No quiero que me vean como un kikuyo", dijo Njoroge a IPS. "Yo nací y crecí aquí, en Huruma, y mis amigos también. Hasta ahora, nunca nos preocupamos por saber a qué tribu pertenecía cada uno", agregó.

El partido de fútbol que unió a Njoroge y Onyango es parte de una iniciativa para dejar de lado las divisiones étnicas: "Patadas para la Paz", un torneo para jóvenes que finalizará este domingo, es organizado por varios grupos no gubernamentales y atrajo a más de 100 equipos multiétnicos.

Los partidos se juegan en los barrios marginales y se espera que varias personalidades locales y funcionarios asistan a la final de este domingo.

"El fútbol es un juego de equipo. Uno no le pasa la pelota a su mejor amigo o a un miembro de su tribu, sino a un compañero. Esto es lo que queremos que los jóvenes tengan en mente en sus relaciones cotidianas", dijo a IPS John Miururi, de la Fundación Africana de Medicina e Investigación, con sede en Nairobi.

Ecosandals, una organización sin fines de lucro que produce sandalias para el mercado internacional a beneficio de la barriada de Korogocho, es una de las auspiciantes del torneo.

Su fundador, Matthew Myers, señaló que "los jóvenes deben entender que los líderes políticos van y vienen, pero que hasta que nos unamos para encontrar soluciones creativas para erradicar el odio tribal las 'limpiezas étnicas' y el genocidio persistirán. De esto se trata 'Patadas para la paz'".

Junto con los partidos de fútbol se desarrollan discusiones sobre las formas de restaurar la paz en Kenia. Calvin Mbugua, quien colaboró en el armado de equipos en Huruma, comentó que usó sus experiencias personales para que los jóvenes entiendan que los keniatas deben superar las divisiones étnicas.

"Soy kikuyu, pero fui criado por un vecino luo. Comía en su casa con sus hijos, que eran mis amigos, porque apenas había comida en mi casa. Me veía como a otro de sus hijos y el tema de la pertenencia tribal jamás apareció", dijo a IPS.

"Es doloroso ver cómo este odio penetra en nuestra comunidad. Hay que detenerlo", agregó.

Aunque la mediación del ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, aplacó los enfrentamientos, señaló Mbugua, todavía existe animosidad entre los residentes.

"Saben quiénes los golpearon o quemaron sus propiedades y les resulta difícil perdonarlos. Tenemos la esperanza de que este torneo plante la semilla de la reconciliación", señaló.

Trascendió el jueves que el Partido de Unidad Nacional (PNU, por sus siglas en inglés) del presidente Kibaki y el Movimiento Democrático Naranja (ODM) de Odinga habían llegado a un acuerdo para intentar poner fin al caos político y la violencia, que produjo más de 1.000 muertos y alrededor de 600.000 personas desplazadas.

Sin embargo, la principal negociadora del PNU en las conversaciones presididas por Annan, Martha Karua, dijo que no se había llegado a ningún entendimiento definitivo. Aunque los observadores internacionales denunciaron el fraude en las elecciones de diciembre, Kibaki insiste en que ganó los comicios limpiamente.

Pero en las elecciones parlamentarias que se realizaron el mismo día que las presidenciales, el ODM ganó una clara mayoría, adjudicándose 99 bancas contra 43 del oficialismo en la legislatura de 170 miembros. Con el concurso de fuerzas aliadas, la oposición tiene una clara mayoría con 103 bancas.

Aunque detalles del acuerdo no fueron revelados, se especula sobre un gobierno de "gran coalición", en el que Kibaki sería presidente y Odinga primer ministro. Como este cargo no existe en la Constitución de Kenia, habría que crearlo.

El jueves, la BBC informó que gobierno y oposición habían llegado a un entendimiento para reformar la carta fundamental.

En la cancha de fútbol, sin embargo, las negociaciones de los políticos no generan expectativas en personas como la kikuyo Mary Wanjiru, quien hizo dos goles y cuya mejor amiga es luo.

"Aunque la violencia no afectó nuestra relación se puede palpar la tensión, a causa de quienes han convertido la cuestión étnica en tema de este conflicto", dijo a IPS.

"Los políticos luchan por el poder, pero a nosotros no nos importa quién lo ocupa. Nuestros temores, deseos y luchas siguen siendo las mismas", concluyó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe