La creciente violencia en Pakistán cuando faltan pocos días para las elecciones generales del 18 de este mes impidió a los partidos políticos y a sus seguidores hacer campaña en la descontrolada frontera con Afganistán.
"A menos de una semana para los comicios, no existe la tradicional fiebre electoral", observó Hashim Khan, politólogo de la Universidad de Peshawar, capital de la Provincia de la Frontera Noroccidental.
"Había un interés mayor antes del asesinato de la líder opositora Benazir Bhutto el 27 de diciembre", añadió.
Las reuniones electorales fueron vapuleadas por atentados suicidas y con bombas.
Uno de ellos, cerca de una manifestación del Partido Nacional Awami (PNA), en Waziristán del Sur, mató a seis personas el lunes y dejó a más de una decena de heridos. El candidato de la agrupación por esa circunscripción, Mohammad Nisar Khan, se salvó por poco.
Otra bomba que estalló en un acto del partido en el distrito de Charsadda, en la Provincia de la Frontera Noroccidental, el 9 de este mes, dejó al menos 25 personas muertas y otras 40 más heridas.
El presidente del PNA, Asfandyar Wali Khan, que tenía previsto participar en un encuentro en Shab-e-Qadar tehsil (conjunto de aldeas), señaló que el atentado se proponía acabar con la dirigencia partidaria y postergar los comicios.
"Ciertas fuerzas ocultas no quieren que haya elecciones", declaró a la prensa.
La mayoría de los candidatos optaron por pequeños actos y una campaña puerta a puerta en vez de grandes concentraciones por temor a los atentados suicidas, a diferencia de las seis anteriores elecciones en que se realizaban actos al aire libre.
Unos 70 fieles murieron en diciembre de 2007 en la mezquita de una aldea que fue atacada para asesinar a Aftab Ahmed Khan, quien dejó el cargo de ministro del Interior y ahora es candidato. Fue el segundo atentado en su contra en ocho meses.
La región pakistaní fronteriza con Afganistán ha sido sacudida por hechos de violencia desde que Estados Unidos lanzó su "guerra contra el terrorismo" en el vecino país tras los atentados contra Nueva York y Washington de septiembre de 2001.
El movimiento islamita afgano Talibán y la red terrorista Al Qaeda encontraron un refugio a lo largo de la porosa frontera de las Áreas Tribales Bajo Administración Federal (FATA), que incluye a Waziristán de Sur, y donde se cree que la mayoría de los atacantes suicidas son entrenados.
El Talibán, de origen sunita, gobernó la mayor parte de Afganistán de 1996 a 2001, cuando fue derrocado por una coalición liderada por Estados Unidos.
La violencia se propagó a algunas partes de la Provincia de la Frontera Noroccidental, vecina de las FATA.
El septentrional valle del Swat, un paraíso para los alpinitas, fue invadido en 2007 por combatientes del Talibán. Pero en diciembre, el ejército pakistaní alegó haber retomado su control, matado a 300 combatientes y obligado al resto a huir a las montañas vecinas.
El movimiento Talibán desempeña "un gran papel" en las elecciones, sostuvo Arshad Ali, investigador del Centro de Estudios de Área, de la Universidad de Peshawar.
El autoproclamado líder rebelde Mangal Bagh organizó un acto en enero con los 14 candidatos en el Área de Khyber a fin de pedirles que presentaran sus plataformas ante una asamblea de unas 15.000 personas.
"Fue dramático", recordó Ali. "El líder de los combatientes pidió a los candidatos que juraran luchar por el engrandecimiento del Islam cuando estuvieran en el parlamento. ¡El gobierno local se hizo el distraído!"
Los principales partidos con posibilidades en la contienda son el Partido del Pueblo de Pakistán, de la fallecida Benazir Bhutto, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz, del ex primer ministro Nawaz Sharif y la Liga Musulmana de Pakistán-Q (PML-Q), leal al general devenido presidente en 2001 Pervez Musharraf.
En 1999, Musharraf llegó al poder tras un golpe de Estado contra Nawaz Sharif, dos veces primer ministro de Pakistán (1990-1993 y 1997-1999).
El 18 de este mes se elegirán 342 representantes para la Asamblea Nacional (parlamento) y cuatro asambleas provinciales, que juntas tienen 728 escaños.
Por sufragio directo se designarán 577 escaños, en tanto 128 se reservan para las mujeres y 23 para no musulmanes. Pakistán tiene unos 80 millones de habilitados para votar.
La campaña ha sido mesurada en todo el país.
"Si los partidos políticos no aceleran su propaganda, me temo que la participación en los comicios será baja", declaró el secretario de la Comisión Electoral Kanwar Dilshad al mayor periódico en inglés Dawn.
También urgió a los partidos a organizar más concentraciones a fin de motivar a los ciudadanos a sufragar.
El tono apagado de la campaña también puede deberse a que los candidatos se quedaron sin fondos, indicó Ali, de la Universidad de Peshawar.
Las elecciones estaban previstas para el 8 de enero, pero fueron postergadas abruptamente tras el asesinato de Benazir Bhutto, decisión que contó con la oposición de todos los partidos, salvo el PML-Q, que respalda a Musharraf.
La apatía de la ciudadanía es obvia.
"Trabajo todo el día, no tengo tiempo para dedicarle", alegó Azizur Rehman, un jornalero de esta ciudad que advirtió a sus hijos de no acercase a los actos electorales.
Además, el Movimiento Democrático Todos por Pakistán, una coalición que reúne a agrupaciones opositoras, incluido el Movimiento por la Justicia de Imran Khan, llevan adelante una agresiva campaña de boicot.
Khan urgió a sus seguidores en un acto en Quetta, capital de la provincia de Balochistán, a no participar en los comicios a fin de presionar a Musharraf a renunciar a la presidencia.
El ejército debe regresar a los cuarteles y dejar que un gobierno civil y una justicia independiente salvaguarden la democracia en Pakistán, dijo a IPS un dirigente del Movimiento por la Justicia.