En la madrugada de este miércoles hubo tornados en Estados Unidos. De los meteorológicos —que dejaron un saldo de muerte y destrucción— y de los electorales.
Las autoridades indicaron que la inestabilidad climática iniciada el martes mató a 47 personas en los estados de Arkansas, Mississippi, Tennesee y Kentucky. El mismo día, en 21 estados, la ciudadanía acudió a asambleas y mesas electorales para elegir candidatos a la presidencia.
El suspenso político que quedó en los partidos Demócrata y Republicano tras las elecciones primarias del denominado "supermartes" no se disipará pronto.
Se preveía que el proceso de nominación de candidatos, iniciado el 4 de enero, ya estaría resuelto a estas alturas, pero el resultado final se vislumbra cada vez más confuso. El electorado se muestra profundamente dividido.
Los demócratas, que celebraron 15 elecciones y siete caucus (asambleas) el martes, aún no marcaron una diferencia de votos clara entre los senadores Barack Obama y Hillary Clinton.
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La mayoría abrumadora de los negros y los jóvenes votaron por Obama. La opción de la mayoría de los votantes demócratas blancos fue Clinton.
"El Partido Demócrata no puede decir lo que quiere ser", dijo a IPS Steve Clemons, director del Programa de Estrategias de la institución New America Foundation.
Obama ganó en 13 estados, la mayoría pequeños y del centro del territorio nacional, pero también del denominado Sur Profundo, como Georgia y Alabama, y en Connecticut y Delaware, en la costa oriental.
Clinton ganó el premio mayor: la mayoría de los delegados de California, de Nueva York y de otros seis estados en la convención nacional demócrata.
Ambos candidatos se mostraron triunfadores el martes de noche. Clinton aseguró que había frenado el ímpetu inicial de Obama, quien, a su vez, dijo haberlo mantenido al achicar la ventaja de su adversaria.
La campaña de Obama mostró incapacidad por captar el electorado de origen latinoamericano. La adhesión a su candidatura del senador Ted Kennedy pretendía remediar esa falla. Por lo tanto, Clinton logró la victoria en estados como California, Nueva Jersey y Arizona, de fuerte presencia latina.
La cadena de televisión CNN calculó que Clinton cuenta con una ventaja de seis delegados en la Convención. Si se suman los "superdelegados" —funcionarios del partido y con cargos políticos— elegidos hasta ahora, la compulsa va 825 a 732 a favor de Clinton.
El mes pasado, Obama recaudó tres veces más fondos de campaña que Clinton, lo que le permitirá comparecer en las próximas primarias con ventaja.
Algunos dirigentes demócratas se muestran satisfechos con el vigor de la competencia.
"Estas elecciones son entre un tercer periodo del presidente George W. Bush y un cambio en el país, representado por Hillary Clinton o Barack Obama", dijo a la cadena televisiva MSNBC el presidente del Comité Nacional Demócrata, Howard Dean.
Las divisiones se leen con más claridad en la carrera republicana. El senador John McCain solidificó su favoritismo, mientras el gobernador Mike Huckabee sorprendió a casi todos los analistas al conquistar la mayoría de los estados de la "faja bíblica" del "medio oeste", que tienen una gran población cristiana evangélica.
Huckabee, un ex clérigo baptista, ganó las primarias en Alabama, Georgia, Tennessee, Virginia Occidental y su estado, Arkansas, a pesar de que los medios de comunicación lo consideraban fuera de competencia por su rezago ante McCain y el ex gobernador Mitt Romney.
El avance de Huckabee perjudica a Romney, quien confiaba en recoger los votos conservadores que expulsaría McCain.
"McCain es proclive a un acuerdo con Huckabee en la vicepresidencia para ganar el voto evangelista", consideró Clemons.
McCain y Huckabee se aplaudieron mutuamente, al tiempo que cuestionaron la campaña de Romney.
"Usted sabe que lo que creo es difícil de entender para la gente de Romney", dijo Huckabee en una entrevista televisiva. "John McCain y yo creemos, realmente, en que la política puede ser desarrollada de un modo civilizado y caballeresco."
Romney gastó, según diversas versiones, decenas de millones de dólares de su propio bolsillo para su campaña electoral hasta ahora. Parece improbable que se retire de la competencia.
Pero hasta ahora se ha mostrado incapaz de unir la coalición de la Derecha Cristiana y conservadores republicanos y que posibilitó el dominio político de ese partido en la era Reagan-Bush.