Unas 2.000 armas en promedio y miles de municiones entran a México de forma ilegal cada día, 90 por ciento de ellas desde Estados Unidos, según cifras oficiales. Los compradores son en su mayoría los cada vez más avezados narcotraficantes.
Desde el norte llegan cohetes antitanques M-72 y AT4, lanzagranadas MGL, lanzacohetes RPG-7 y ametralladoras Herstal. Se trata de mortíferas armas propias de los arsenales militares más poderosos del mundo.
La peligrosidad de los comerciantes de drogas mexicanos radica en su capacidad de penetración y corrupción y en su fuerza económica, pero también en su armamento, ámbito en el que ahora parecen gozar de un poder inédito, dijo a IPS Saúl Méndez, un consultor privado en temas de seguridad.
En los últimos operativos, militares y policías encontraron nutridos arsenales. Tales hechos y la violencia que en la actualidad muestran las mafias locales, pusieron en evidencia el fracaso de los controles en México y Estados Unidos referentes al comercio de armas, consideró Méndez.
El 7 de febrero, autoridades hallaron en una zona rural del norteño estado de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos, 89 armas largas y casi 90.000 cartuchos. Cuatro días después, en el occidental estado de Sinaloa y en el vecino Nuevo León, decomisaron otras 44 armas de alto poder.
Varios presuntos narcotraficantes fueron detenidos el miércoles en la ciudad de México con un arsenal que incluía una ametralladora antiaérea, que porta municiones capaces de penetrar todo tipo de blindajes, además de 10 granadas de fragmentación. En enero, también en la capital, se decomisaron a otros delincuentes similares 20 armas largas y 12 lanzagranadas.
Según la comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, durante la gestión del presidente Vicente Fox (2000-2006) entraron de contrabando a México 4,3 millones de armas, mientras que en el mismo lapso sólo se decomisaron 29.360.
En 2007, ya en el gobierno de Felipe Calderón, se incautaron 4.205 armas largas, 4.433 cortas y 518 granadas.
Georgina Sánchez, politóloga de la Universidad Autónoma Metropolitana y experta en temas de seguridad, sostiene que la presencia de armas en México "es mucho más amplia y grave de lo que las autoridades aceptan y de lo que los ciudadanos perciben".
El comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense dio a conocer en enero un informe que indica que, a pesar de las promesas del Departamento de Estado para frenar el contrabando de armamento hacia México, el problema se agravó los últimos meses.
El contrabando aumentó en el marco de la carrera armamentista de los narcotraficantes mexicanos, reconoce el documento.
Por su parte, la Oficina para el Control del Tabaco, Alcohol, Armas de Fuego y Explosivos estadounidense, dijo en un reporte fechado el 7 de este mes que el tráfico de armas a México "es el problema criminal número uno".
Se calcula que 90 por ciento del armamento ilegal que ingresa a México tiene su origen en Estados Unidos.
"Pido mayor cooperación de Estados Unidos. (El narcotráfico) no es un problema sólo de México. Somos vecinos del consumidor más grande del mundo y estamos pagando el costo", declaró el lunes el presidente Felipe Calderón durante la visita que realizó esta semana a Estados Unidos.
En lo que va del año, 343 personas fueron asesinadas en hechos vinculados a ejecuciones y a choques armados entre narcotraficantes o contra autoridades, según indican recuentos realizados por diarios locales hasta el miércoles 13.
En 2007, las muertes por acciones relacionadas a las mafias de las drogas sumaron 2.800, y en los últimos siete años la cifra escaló a casi 12.000.
Aunque México y Estados Unidos tienen en marcha desde hace más de una década acuerdos y operativos conjuntos dirigidos a frenar el tráfico de armas, éstas siguen llegando.
El procurador (fiscal) de México, Eduardo Medina, reconoció en enero que se trata de un problema mayúsculo. Las armas de procedencia estadounidense da a los narcotraficantes un "considerable poder de fuego que deriva en asesinatos de policías y agentes de seguridad y de la procuración de justicia", declaró.
A comienzos de año, autoridades de México y Estados Unidos anunciaron que pondrán en marcha nuevos programas conjuntos para enfrentar el contrabando.
Uno de ellos consiste en un sistema de registro electrónico que indica quien es el primer comprador de un arma, dónde fue vendida y la fecha.
En una visita a México en enero, Michael Mukasey, fiscal de Estados Unidos, reconoció que su país es el principal proveedor de armas al narcotráfico mexicano y se comprometió a trabajar para revertir la situación.
