A pesar de los planes sociales implementados por el gobierno de Daniel Ortega, Nicaragua avanzó muy poco hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, advierten analistas independientes.
El sociólogo Óscar René Vargas señaló a IPS que Ortega, quien asumió el gobierno en enero de 2007, impulsó programas sociales como Hambre Cero en las zonas rurales, Usura Cero, para dar préstamos con bajos intereses a mujeres pobres, y una Cruzada Nacional de Alfabetización para adultos, además de restablecer la gratuidad de la educación para niños y jóvenes.
Unas 12.000 familias campesinas se vieron beneficiadas con el plan Hambre Cero, cerca de 13.000 mujeres accedieron a los préstamos y alrededor de 110.000 adultos se incorporaron al programa de alfabetización. Asimismo, el sistema de salud entregó medicamentos a más de 450.000 personas.
Sin embargo, según Vargas, Nicaragua no pudo avanzar en otros aspectos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), como la reducción de la pobreza extrema. Un informe difundido en enero de 2007 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indicó que 14,9 por ciento de los nicaragüenses vivían en la indigencia, sólo 4,5 puntos porcentuales menos que en 1990.
Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina, después de Haití, con 47 por ciento de sus 5,1 millones de habitantes en situación de pobreza, con ingresos diarios menores al equivalente de dos dólares.
[related_articles]
"Se está muy lejos de la meta de bajar la pobreza extrema a 9,7 por ciento para 2015", advirtió Vargas, en referencia a los indicadores de 1990, que son los tomados por el compromiso de los gobiernos adoptados en 2000 en la ONU.
Las también llamadas metas del milenio plantean reducir para 2015 la indigencia y el hambre, garantizar la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género, bajar los índices de mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el sida y otras enfermedades, proteger el ambiente y buscar alianzas mundiales para el desarrollo.
Vargas criticó al gobierno izquierdista de Ortega por no despenalizar el aborto terapéutico, lo cual a su juicio impide promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna.
"No hay educación sexual en las escuelas públicas, no hay campañas sobre uso del preservativo y no hay programas de lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), porque a la Iglesia Católica no le gustan esos temas", afirmó Vargas.
El seguimiento de los ODM corre por cuenta del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que evitó pronunciarse sobre el tema por considerar que no hay información suficiente para valorar los avances tras sólo un año del nuevo gobierno de Nicaragua.
En diciembre, la asesora económica del PNUD, María Rosa Renzi, declaró a la prensa que Nicaragua había logrado subir dos puestos en la escala del Índice de Desarrollo Humano para ubicarse en el puesto 112 en 2006.
Aún así, indicó Renzi, "el país no ha conseguido frenar el aumento de la pobreza". El aumento del producto interno bruto no benefició a los más pobres a causa de la desigualdad en la distribución del ingreso.
Javier Meléndez, director ejecutivo del no gubernamental Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, comentó que debido a la falta de información oficial sobre el cumplimiento y resultados de los programas sociales, es "prácticamente imposible considerar positivo el avance de Nicaragua en materia de los ODM".
Según Meléndez, una investigación del instituto que dirige determinó que la política gubernamental de lucha contra la pobreza "es más de discurso que de hecho".
"El 45 por ciento del presupuesto destinado a la lucha contra la pobreza se consume en gastos burocráticos, como salarios, y no hay información oficial sobre el cumplimiento del otro 55 por ciento del presupuesto", afirmó.
Para Cirilo Otero, director del Centro de Investigaciones de Políticas Ambientales, el área en la que menos se avanzó ha sido la protección del ambiente.
Las medidas tomadas por el gobierno, dijo, no se enmarcan dentro de la lógica de largo plazo establecida en los ODM, sino que se trata de "soluciones temporales y circunstanciales, de última hora".
"Ni este gobierno, ni los anteriores, han tenido una política de preservación ambiental tal como se acordó en los ODM", afirmó Otero, y señaló que la meta nicaragüense es reducir el porcentaje de personas sin acceso a una fuente de agua potable y servicios básicos de saneamiento.