La incapacidad de la comunidad internacional para responder de modo contundente a la violencia en Kenia y Sudán podría hacer que el genocidio y la limpieza étnica se extiendan a otras partes de África, advirtió la organización no gubernamental MRG, con sede en Londres.
El director ejecutivo de MRG (siglas en inglés del Grupo Internacional para los Derechos de las Minorías), Mark Lattimer, predijo que los "asesinatos en masa" continuarán este año si no se imponen medidas decididas
Lattimer señaló que más de la mitad de los 20 países en riesgo de sufrir genocidio se encuentran en África, incluyendo a Chad, Etiopía, República Centroafricana, Somalia y Sudán.
Según el MRG, la creciente violencia en la zona oriental de Chad pone en grave peligro a los civiles que son tomados como blanco en la lucha que enfrenta a las milicias negras llamadas "toroboro" con combatientes de ascendencia árabe, en una réplica del conflicto en la occidental región de Darfur, en el vecino Sudán.
En Asia, la organización señaló a Afganistán, Birmania y Pakistán como "potencialmente peligrosos".
En su índice de riesgo "Pueblos bajo Amenaza, 2008" presentado el miércoles, el MRG destacó que, "alarmantemente", países que eran considerados estables, como Kenia, han sido catapultados hacia los puestos más altos de la tabla.
La violencia que se desató en Kenia luego de las elecciones de diciembre de 2007, consideradas fraudulentas por la oposición y observadores internacionales, que expuso las divisiones étnicas en ese país.
Aunque casi 1.500 personas murieron y alrededor de 600.000 resultaron desplazadas a causa de los enfrentamientos políticos y tribales, ni la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ni la Unión Europea tomaron medidas concretas, más allá de expresar su preocupación, señaló el MRG.
Irán y Pakistán, ambos limítrofes con Afganistán, también han ascendido significativamente en el índice de riesgo.
"Las consecuencias de las intervenciones militares en Afganistán e Iraq continúan extendiéndose a las naciones vecinas y ahora envuelven a un conjunto de nuevas comunidades en la amenaza de un conflicto violento", dijo Lattimer.
El renovado riesgo de asesinatos en masa coincide con el intento de la ONU de poner en práctica los principios de "Responsabilidad para Proteger" (R2P, por su nombre en inglés, "Responsibility to Protect").
Fueron adoptados por la Asamblea General de la ONU en 2005, con la intención de que se convirtieran en un llamado a la acción en favor de las poblaciones en riesgo, y buscaban erradicar el legado de inacción que había llevado a la pérdida de millones de vidas durante el Holocausto, en Camboya, Ruanda, la ex Yugoslavia y Darfur.
El director ejecutivo del no gubernamental Instituto para una Política Global, con sede en Nueva York, William Pace, dijo a IPS que luego del "histórico y verdaderamente sorprendente apoyo" que los jefes de Estado y de gobierno otorgaron a R2P, principio que fue incorporado en dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en 2006, la iniciativa perdió impulso por varias razones.
Una de ellas fue la entrega el 1 de enero de 2007 del mandato de Kofi Annan a Ban Ki-moon al frente de la Secretaría General de la ONU.
Sin embargo, agregó Pace, "esperamos importantes progresos en 2008". Ban designó al sudanés Francis Deng como asesor especial y representante para la prevención del genocidio y al estadounidense Ed Luck como asesor especial para la implementación de R2P en los organismos de la ONU.
Las organizaciones no gubernamentales también están dando pasos importantes, señaló. La creación del Centro Global para R2P, bajo la dirección de Andy Knight, de Barbados, es la primera de varias iniciativas "en lo que esperamos se convierta en una nueva y vital herramienta para la paz en este nuevo siglo", dijo Pace.
"Su primera década, hasta ahora, ha sido desastrosa en materia de prevención de crímenes de guerra, limpieza étnica, genocidio y crímenes contra la humanidad", se lamentó.
Lattimer consideró que las designaciones de Deng y Luck "constituyen los primeros casos en los que la ONU otorga un mandato específico para prevenir el genocidio y tienen un gran potencial".
Sin embargo, advirtió que su éxito dependerá de la disponibilidad de exactas alertas tempranas sobre los grupos amenazados.
Aunque buena parte del debate ha girado en torno a intervenciones militares de carácter humanitario para prevenir las masacres, Lattimer destacó que la mejor herramienta es la diplomacia preventiva antes de que comiencen los asesinatos.
Hubo muchas acciones de ese tipo, de acuerdo con la Carta de la ONU, para "mantener o restaurar la paz y seguridad internacional", concepto que se extiende a tomar deliberadamente como blanco a civiles en un conflicto armado. Incluyeron las intervenciones en Bosnia, Haití, Kuwait, Ruanda, Somalia y Timor Oriental.
En Ruanda y Bosnia, las misiones de la ONU fueron incapaces de prevenir el genocidio, en contraste con el caso de Timor Oriental, donde se puso fin a un patrón de masivas violaciones de los derechos humanos por parte del invasor ejército de Indonesia, dijo Lattimer.
Algunas de las misiones actuales, incluyendo las desplegadas en Costa de Marfil y República Democrática de Congo, juegan un papel clave para prevenir las matanzas étnicas aunque, concluyó, su historial alterna éxitos y fracasos.