DDHH-SRI LANKA: Civiles de nuevo en la mira

La muerte de más de 60 civiles esta semana en Sri Lanka coincidió con las celebraciones del 60 aniversario de la independencia de este país, en medio de la reanudación del histórico y violento conflicto étnico.

La cultura de la impunidad se apoderó de Sri Lanka, según muchos observadores, pues tanto el ejército como los insurgentes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil, ya no se proponen ser responsables de la vida y la seguridad de los ciudadanos comunes.

"Lo que vemos es una situación que se deteriora y cada vez con más violencia", dijo a IPS el director ejecutivo del Consejo Nacional de Paz, Jehan Perera. "A menos que haya voluntad de ambas partes para poner fin a la violencia, la tendencia se mantendrá."

El retiro del gobierno del acuerdo de cese del fuego de 2002 con los Tigres tamiles no exonera a ninguna de las partes en conflicto de su deber de proteger a la población civil, reza una declaración del secretario de Asuntos Exteriores británico David Miliband divulgada este jueves.

"Pido el cese inmediato de las actividades contra civiles o aquellas que los ponen en peligro", prosigue. "Una solución duradera al conflicto de Sri Lanka sólo puede surgir de un proceso político justo en el que participen todas las comunidades".
[related_articles]
Los objetivos civiles aumentaron tras el fracaso de la tregua el 16 de enero, cuando Colombo se retiró de forma unilateral del acuerdo. En las semanas siguientes murieron más de 100 personas y ésta, en que se celebra la independencia, resultó ser la peor.

La última ola de asesinatos comenzó el 2 de este mes, dos días antes de celebrarse el Día de la Independencia, cuando un paquete bomba destrozó un autobús en la central ciudad de Dambulla, 160 kilómetros al norte de Colombo.

El atentado dejó 20 muertos, entre ellos 16 mujeres. La mayoría de los pasajeros eran peregrinos que iban a la ciudad budista sagrada de Anuradhapura.

Al otro día, una atacante suicida se inmoló dentro de la principal estación de ferrocarril de la capital. El estallido dejó 14 personas muertas, incluidos siete escolares, y al menos 100 heridas.

Tres horas después, una mina antipersonal explotó en la ciudad de Kapethigollawa, 200 kilómetros al noreste de Colombo, cuando pasaba un autobús. El atentado dejó 13 personas muertas y 17 heridas.

Esos atentados fueron los últimos que vieron evaporarse los avances obtenidos con la tregua.

También hubo ataques en el sureste del país a partir del 16 de enero que dejaron un saldo de 48 personas muertas.

Otras 20 personas murieron el 29 de enero al estallar una mina antipersonal contra un autobús escolar cerca del santuario cristiano de Madhu, en el septentrional distrito de Mannar, en la zona controlada por los Tigres.

"La simultaneidad de los atentados en diferentes partes del país causaron angustia e inseguridad tanto a personas de Weli Oya, Mannar, Colombo como de Dambulla, Buttala o Wanni", señaló el Consejo Nacional de Paz poco después de los ataques.

"Todos los atentados fueron contra civiles y causaron decenas de muertos y cientos de heridos. Al parecer, algunos de los atentados se perpetraron con motivo del 60 aniversario de la independencia del país. Pero se teme que en el futuro no disminuyan", añadió.

"Otra vez hemos visto morir civiles inocentes como tantas veces en el pasado", dijo a IPS Rajappu Joseph, obispo de Mannar, tras el atentado contra Madhu. "Hemos pedido tantas veces que ambos bandos traten el área de la iglesia de Madhu como zona de paz, aún así sucedió esto."

La organización de derechos humanos Amnistía Internacional señaló esta semana que se confirmaron sus temores de que una intensificación de las operaciones del gobierno desatara represalias de los Tigres.

"Tanto el gobierno de Sri Lanka como los Tigres tamiles no cumplen con sus obligaciones en el marco del derecho humanitario internacional y matan civiles con mayor regularidad", señaló Tim Parritt, subdirector de Asia Pacífico de la organización con sede en Londres.

"En tanto los culpables no sean juzgados se consolida un clima de impunidad. A menos que se revierte la tendencia, el futuro no es promisorio", apuntó.

También se verificaron combates a lo largo de la frontera septentrional que separa las zonas controladas por el gobierno de Wanni, una franja de tierra bajo control de los rebeldes.

Decenas de combatientes de ambos bandos enfrentados mueren a diario, pero es casi imposible precisar la cantidad por las dificultades de acceso.

El gobierno y los insurgentes se culpan mutuamente de la última ola de atentados contra civiles.

Colombo sostiene que los Tigres tamiles son responsables de los últimos ataques perpetrados en el sur y prometió no renunciar a sus operaciones en el norte a fin de desalojar a los rebeldes de su bastión en Jaffna.

"Nuestras fuerzas de seguridad están obteniendo triunfos sin precedentes contra el terrorismo", declaró el presidente Mahinda Rajapakse en su discurso con motivo del Día de la Independencia.

"En menos de dos años liberamos la gran provincia Este, bajo las garras de los terroristas y los confinamos a tan sólo dos distritos. Y no sería erróneo decir que en realidad se replegaron a un distrito y medio", añadió.

Por su parte, el responsable político de los Tigres tamiles, B. Nadesan, envió una carta el 30 de enero al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.

"El ritmo con que el gobierno de Sri Lanka mata civiles, tras abolir de forma unilateral la tregua de febrero de 2002, echar a la misión de paz de los países nórdicos (SLMM) y rechazar el ingreso de agencias humanitarias de la ONU, va en aumento", denunció.

Los rebeldes culpan a las fuerzas de seguridad de bombardear el área de Wanni.

"El gobierno srilankés rechaza los esfuerzos de la comunidad internacional de paliar la terrible situación de derechos humanos que padece este país insular", señaló Nadesan.

Rajapakse cuenta con el apoyo de sus poderosos aliados políticos pro-cingaleses del sur que no tienen dudas acerca de que las operaciones contra los Tigres tamiles deben continuar.

"Al intensificar sus ataques contra civiles, los terroristas muestran su impotencia en el terreno militar", señaló el líder del Frente de Liberación Popular, Wimal Weeravansha el martes.

"Los Tigres tamiles buscan desesperadamente una intervención internacional. Hay mucha propaganda falsa para desacreditar a las fuerzas armadas, como la acusación de que el ejército es responsable de un ataque contra escolares en Mannar", indicó.

"Los rebeldes están por ser derrotados y hay que entender su desesperación", señaló, irónico.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe