La violencia estatal, la negativa a suprimir la pena de muerte y la práctica de las ejecuciones públicas son los principales factores que mantienen vigente en muchos países islámicos los «asesinatos por honor», para limpiar la «vergüenza» del nombre de la familia.
"La cultura de la violencia para dirimir los problemas nacionales e internacionales alimenta estos delitos", dijo a IPS Bassam al-Kadi, supervisor del Observatorio Sirio de la Mujer, organización no gubernamental que realiza campañas contra los "asesinatos por honor" en Medio Oriente.
"El uso recurrente de la pena de muerte contra delincuentes y la negativa a dejarla de lado, hace que muchos piensen que pueden recurrir a ella para limpiar el honor de la familia. Las ejecuciones públicas, en particular, prácticamente le otorgan un sello oficial de aprobación a estos actos de violencia", agregó.
En diciembre de 2007, la mayoría de los países árabes y musulmanes se opusieron en el marco de la Organización de las Naciones Unidas a establecer una moratoria mundial de las ejecuciones y la eventual abolición de la pena de muerte. La iniciativa fue aprobada por 104 votos contra 54, con 29 abstenciones.
Las ejecuciones públicas, frente a una multitud de invitados, todavía se realizan en al menos dos de las naciones musulmanas más ortodoxas, Arabia Saudita e Irán.
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En Arabia Saudita, los condenados son decapitados por verdugos que emplean largas cimitarras. En Irán se utiliza la horca. Hace pocos días, dos supuestos violadores y asesinos seriales fueron colgados en una ceremonia pública en la ciudad de Arak, que fue transmitida por la televisión estatal.
El 30 de enero Teherán dispuso que en el futuro todas las ejecuciones públicas deberán ser aprobadas por la máxima autoridad judicial. También prohibió la publicación de fotos de las mismas, que ya suman 28 en lo que va del año. Se estima que esa medida podría reducir su número.
Sin embargo, una orden similar, que en 2002 impuso una moratoria en las lapidaciones públicas no ha sido completamente respetada. Según la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, Ja'far Kiani fue apedreada hasta morir en julio de 2007, acusada de adulterio.
Amnistía demandó el fin de esta "grotesca y horrorosa" forma de castigo y también reclamó la abolición de la pena de muerte "por relaciones sexuales mutuamente consentidas".
Los "asesinatos por honor" se cometen frecuentemente frente a supuestas violaciones de códigos morales, particularmente en casos de adulterio, según activistas de derechos humanos.
Las mujeres son las principales víctimas. La negativa a aceptar matrimonios arreglados o relacionarse con hombres que la familia no aprueba también puede costarles la vida. Se ignora cuántos "asesinatos por honor" se cometen cada año.
"No hay estadísticas. La mayoría se producen en áreas rurales, donde no existen partidas de nacimiento o certificados de defunción. Pero puedo asegurar que al menos 5.000 y hasta más de 10.000 se cometen anualmente y no en una sola nación, sino en más de 54 países", dijo a IPS Diana Nammi, fundadora de la Campaña Internacional contra los "Asesinatos por Honor", con sede en Londres.
La organización, creada en 2003, cuenta con un sitio de Internet actualizado diariamente con informes de todo el mundo y opera una "línea caliente" para mujeres que se sienten amenazadas.
Según Ellen Sheeley, una especialista en mercadeo que comenzó a investigar el tema en Jordania en 2003, Pakistán tiene el mayor número de "asesinatos por honor", entre 800 y 1.000 cada año.
Según la no gubernamental jordana Amman Net, que se basa en datos oficiales, en ese país se producen alrededor de 24 "asesinatos por honor" al año. El código penal establece una pena de seis meses, en promedio, para estos delitos.
En Siria se cometen alrededor de 40 cada año, según Kadi. Su organización también cuenta con un sitio de Internet, en el que más de 10.000 personas firmaron una petición condenando esta práctica en 2007.
Luego de la invasión de Estados Unidos a Iraq, en 2003, se ha informado de un creciente número de "asesinatos por honor", la mayoría de ellos en la región del Kurdistán y en la meridional Basora.
"En las comunidades kurdas de Irán, pero especialmente Iraq, se han vuelto una especie de epidemia", señaló Nammi, quien es de ascendencia kurda y vivió en ambos países antes de radicarse en Londres hace una década.
Según algunos informes, el aumento del fundamentalismo islámico en Medio Oriente y el mundo árabe, frecuentemente relacionado con las invasiones de Afganistán en 2001 e Iraq, no sería ajeno a los más recientes "asesinatos por honor".
"La religión musulmana es mal interpretada para justificarlos. Un gran número de clérigos decididamente enseñan una cultura de la violencia y son seguidos religiosamente como si estuvieran transmitiendo la palabra divina", señaló Kadi.
"Nos han estado atacando por nuestra campaña contra los 'asesinatos por honor'. Nos han acusado de ser mercenarios del gobierno", agregó.
Durante su investigación en Jordania, Sheeley descubrió que 20 por ciento de los entrevistados coincidía con la idea de que la fe islámica requería que el honor familiar fuera "lavado" en casos de conductas sexuales consideradas "promiscuas".
"Esto señala la necesidad de que los padres y en las mezquitas se eduque para corregir esta letal errónea interpretación de la fe", señaló. En su opinión, el origen de los "asesinatos por honor" se halla en la distorsión de códigos tribales árabes, previos a la aparición de la religión musulmana.
Sheeley tiene la esperanza de que reformas legales en la región generen un cambio de actitudes. Cree que, en particular, Jordania podría dar un ejemplo a los otros países modificando los artículos del código penal que prácticamente dejan impunes a estos asesinatos. Alrededor de 89 por ciento de los jordanos que entrevistó apoyaron la idea de imponer penas más severas.
"En los países donde el Estado y la ley discriminan a la mujer se envía un poderoso mensaje a todas las instituciones sociales y a ambos géneros", agregó.
Kadi coincide en que los activistas deben dirigir sus esfuerzos a lograr la igualdad de todos frente a la ley. "Las que discriminan a la mujer deben ser abolidas. Pero el gobierno sirio se opone a ese cambio en nuestro país", afirmó.
"Soy cautamente optimista respecto de la posibilidad de lograr que esto se modifique", concluyó Sheeley, "pero estoy profundamente preocupada sobre cuántas personas van a morir antes de que eso ocurra".