CUBA: La expansión del debate

Más de un año después de estallar la llamada «guerra de los emails», el debate sobre la política cultural sigue en Cuba por las más diversas vías y, aunque aún ausente en los principales medios de comunicación, salta a la palestra y se extiende a diferentes aristas de la realidad nacional.

Conferencias, presentaciones de libro e, incluso, transmisión de obras censuradas en la televisión nacional se han sucedido en los últimos meses, con menos frecuencia y divulgación de lo que muchas personas quisieran, pero con la sistematicidad necesaria para no olvidar y mantener latente el llamado al diálogo.

"Lo que está pasando demuestra la carencia que aún tenemos de espacios de debate", dijo a IPS la psicóloga Norma Guillard en el intercambio que sucedió a una conferencia sobre la representación de lesbianas y gays de Richard Dyer, profesor de estudios fílmicos en el King's College de la Universidad de Londres.

Organizado por el Centro Teórico-Cultural Criterios, con el apoyo de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, el encuentro intentó promover la reflexión teórica desde la cultura sobre un tema que empieza a cobrar fuerza en la sociedad cubana actual como es el caso de los derechos de la diversidad sexual.

Una segunda conferencia de Dyer sobre representación y raza promete también un intenso debate sobre una problemática que, investigada y analizada por no pocos académicos e intelectuales, se ha mantenido más bien "engavetada" y apenas ha trascendido a la prensa nacional y a espacios más amplios de intercambio.

Si "en el estado socialista hay un control estatal de los medios", por qué la televisión cubana veta la broma contrarrevolucionaria y, en cambio, "deja pasar el chiste racista y el homofóbico", se cuestionó el ensayista Desiderio Navarro durante el debate que saltó de los estereotipos en los medios a la situación de la comunidad gay en Cuba.

La contradicción fue también expresada por el dramaturgo Norge Espinosa. "La mayor parte de las campañas son de carácter profiláctico, donde la producción de imágenes políticamente correctas del homosexual están supeditadas a un concepto moral que de una manera u otra ya juzga al homosexual", aseguró Espinosa.

"El problema es que todavía estamos hablando de personajes y estereotipos y no de la persona", dijo el dramaturgo y recordó como Fresa y Chocolate, la película cubana que mejor refleja la problemática homosexual en la isla, demoró casi 15 años en ser transmitida por la televisión cubana.

La presentación de Fresa y Chocolate el año pasado apareció como uno de los resultados prácticos de la "guerra de los emails" que, entre sus tantos temas, incluyó el de más de 20 obras cinematográficas nacionales importantes que, por un motivo u otro nunca habían llegado a la televisión nacional.

Meses después, en agosto, un grupo de realizadores jóvenes retomó la polémica alrededor de la censura de videos, algunos de los cuales habían sido incluso encargados y financiados por empresas estatales.

"Si algo nos dejó el debate electrónico del 2007 fue la expresión de una necesidad de reflexión y renovación que afecta no sólo los problemas mismos de la creación, sino también las relaciones de la cultura y los artistas con la sociedad en que viven y trabajan", aseguró a IPS el escritor Leonardo Padura.

La aparición de un oscuro personaje del pasado en un programa de la televisión nacional, el 5 de enero de 2007, provocó una reacción en cadena de la intelectualidad cubana y abrió un mecanismo de comunicación, reflexión y debate sin precedentes en la historia del país.

Llamada por unos como "la guerra de los emails" y por otros como "plazoleta electrónica" o "cyber esquina caliente", la avalancha de mensajes desenterró no pocas historias de censuras, prohibiciones y exilios, pero también desplazó el análisis del pasado a la persistencia en el presente de políticas erróneas en el ámbito cultural.

El "quinquenio gris" de comienzos de los años 70 fue, realmente, mucho más que un quinquenio, afectó a todas las esferas de la cultura y el pensamiento cubanos y sus síntomas aún persisten, coincidieron no pocos de los más de 200 correos electrónicos y artículos, recepcionados por esos días en el buzón de IPS.

Tras el impulso inicial, el debate se ramificó y, con mayor o menor intensidad, ha tocado el tema de la censura del arte, la discriminación por motivos de orientación sexual o religiosa, el divorcio de los medios de comunicación con la realidad y el derecho de la intelectualidad a opinar sobre cualquier tema de la sociedad cubana actual.

Un ciclo de conferencias sobre el llamado "quinquenio gris" promovido por el Centro Teórico Cultural Criterios, respondió a uno de los reclamos del debate: rescatar la memoria, pero ir al pasado como una vía para reflexionar sobre el presente y el futuro.

A poco más de un año de la primera conferencia, el 30 de enero de 2007, Navarro anunció que antes de fin de mes se presentará un libro sobre el quinquenio gris y sus secuelas, bajo el título La política cultural del período revolucionario: memoria y reflexión.

"Por primera vez, desde la década del 60, la polémica y el debate están ocupando un espacio de reflexión que siempre debieron detentar y que les fuera vedado por todos esos años", opinó Padura.

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