Los medios de comunicación, especialmente las radios, podrían ser parcialmente culpables por la violencia desatada tras el anuncio de la victoria del presidente Mwai Kibaki en las elecciones del 27 de diciembre en Kenia.
"Treinta días en palabras e imágenes: Respuesta de los medios en Kenia durante la crisis electoral", un taller organizado en Nairobi por la organización Intergroup, con sede en California, permitió a profesionales de la comunicación realizar una "auto-auditoría" del papel que jugaron los medios locales en la violencia posterior a los comicios.
En los incidentes murieron 1.000 personas y unas 250.000 fueron desplazadas.
David Ochami, comisionado del Consejo de Medios de Kenia, dijo a IPS que mucho antes de realizarse las elecciones, las radios locales habían despertado la conciencia étnica entre los escuchas, "haciéndoles apoyar a líderes de su propia tribu y albergar malos sentimientos hacia las personas de otras comunidades".
"El odio étnico que nuestra radio estaba propagando sobre los de fuera de la comunidad era increíble. No puedo repetir ninguna de esas expresiones en este foro. Lo desafortunado es que dejamos que estas personas que llaman hablen con saña y nos reímos de eso", dijo un periodista de una estación radial.
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"Adoptamos posiciones sobre el asunto y nos volvimos subjetivos, olvidando nuestro principio profesional de objetividad y neutralidad. De hecho, esta polarización fue tan mala en las salas de redacción que algunos periodistas audiovisuales se negaron a cubrir o leer noticias que no fueran favorables al candidato o al partido que ellos apoyaban", dijo un periodista.
En efecto, en el periodo previo de las elecciones, los medios locales transmitieron los encendidos mensajes de las campañas de los anunciantes.
"Tanto los medios impresos como audiovisuales ponen el dinero por delante de la responsabilidad, al aceptar pagos" a cambio de difundir material que incita al odio, dijo a IPS la periodista Mildred Baraza, radicada en Nairobi.
"Esto puede haber incitado a la audiencia, y cuando tuvo la oportunidad se vengó como resultado de los mensajes preelectorales", agregó.
Redemtor Atieno, otro periodista radicado en Nairobi que también ayudó a organizar el taller, considera que la manera tendenciosa en que informan los medios contribuyó con el caos en el país.
"El profesionalismo fue arrojado a los perros mientras las tribus y el partidismo se hacían el día. Le fallamos a nuestra audiencia transmitiendo los intereses de los políticos sin cuestionar el impacto de nuestros reportes", dijo Atieno a IPS.
Quienes participaron en el taller la semana pasada también culparon a los propietarios de medios por desempeñar un rol importante a la hora de alentar la violencia.
"Ellos tenían intereses creados en cada bando de la división política", señaló un periodista de la Kenya Broadcasting Corporation (KBC), agregando que él y sus colegas querían contar la historia real pero no podían porque los informes podían dar una imagen negativa del gobierno.
"Teníamos hermosos vídeos y reportes desde el lugar de los hechos, pero volvimos a la sala de noticias sabiendo que nunca serían usados", explicó.
Incluso los dueños de medios privados que respaldaron a partidos políticos diferentes metieron mano en los informes que se difundieron. Si se trataba del partido al que apoyaban, exageraban la información y generalmente mostraban a los opositores de modo negativo.
"Las organizaciones de medios se contuvieron de decirle al mundo la verdad sobre lo que estaba ocurriendo. Hubo una tendencia de retratar la crisis keniata como un problema entre dos grupos étnicos, donde uno (el kikuyu, de Kibaki), es victimizado por otro (el luo, del líder opositor Raila Odinga). A cualquier otro artículo por el contrario se le quita importancia o se lo ignora", sostuvo Ochami.
Están quienes creen que los medios son inocentes y que la violencia que actualmente sacude al país iba a ocurrir de todos modos, que las históricas desigualdades económicas entre las comunidades keniatas tenían que entrar en ebullición en algún momento.
"El público dio rienda suelta a una indignación largamente contenida. Tenía que explotar si los medios la alentaban y si no", dijo un periodista en el taller.
"El año pasado muchas personas votaron por el cambio y fue un voto de protesta contra años de desigualdades. Al darse cuenta de que esto no ocurriría cuando Kibaki fue declarado ganador, explotaron", añadió.
Mitch Odera, moderador del taller y consejero de medios, dijo que una de las causas del malestar en Kenia es la inmadurez de su democracia. "En nuestro país no ha habido democracia competitiva. Ése es nuestro problema", dijo Odera a los participantes.
También se culpó al gobierno por el caos porque prohibió las transmisiones en vivo poco después que estalló la violencia en el país.
"La prohibición no se extiende a los medios internacionales, entre ellos Internet, a los que muchos keniatas accedieron y cuyo contenido difundieron. Esto condujo a información sesgada, lo que generó pánico y más destrucción y muertes", dijo un periodista de los medios electrónicos.
El Sindicato de Editores apeló judicialmente esta semana la prohibición.
Quienes participaron en el taller oyeron de primera mano las experiencias de los periodistas que cubrieron los incidentes posteriores a los comicios.
Mientras se realizaba el taller, los participantes estaban muy al tanto de que varios periodistas y analistas habían recibido amenazas de muerte por escribir artículos considerados desfavorables hacia el gobierno.