COMERCIO-BRASIL: Carne paga precio del liderazgo exportador

La ganadería de Brasil enfrenta el desafío de mantener su liderazgo mundial en exportación de carne vacuna pese a las restricciones impuestas por la Unión Europea (UE), originadas en un control sanitario insatisfactorio.

El embargo comercial anunciado un mes atrás por la UE se suspendió, pero sólo de forma "simbólica", reconoció el ministro brasileño de Agricultura, Reinhold Stephanes.

Sólo 106 haciendas están autorizadas a exportar al principal mercado externo de la carne brasileña, anunció el miércoles el embajador de la UE en Brasil, João Pacheco.

Brasil tiene 8.700 haciendas ganaderas registradas en las zonas habilitadas para exportación, y reducirlas a 106 es mantener "un embargo claramente proteccionista", sentenció Antenor Nogueira, presidente del Foro Nacional Permanente de la Ganadería de Carne de la Confederación Nacional de Agricultura y Ganadería.

"No hay logística posible" para exportar carne proveniente de tan pocas propiedades dispersas en un país inmenso, dijo Nogueira a IPS. En el estado donde vive, Goiás, en el centro del país, las dos haciendas incluidas en la lista aprobada jamás podrían, por más productivas que sean, componer una partida exportable y económicamente viable, ejemplificó.

Según sus cálculos, las 106 haciendas sólo alcanzarían a exportar 1.400 toneladas de carne in natura al año, lo que corresponde a 0,5 por ciento de lo exportado a la UE el año pasado.

Brasil se convirtió en principal exportador mundial de carne vacuna y de pollo en esta década. El año pasado, los ingresos por el conjunto de carnes, incluyendo la de puerco, alcanzaron 10.162 millones de dólares, el equivalente a 6,4 por ciento del total exportado por el país, según datos del Banco Central.

La carne de vaca natural, causa de la actual contienda con la UE, representó 34,2 por ciento de tales ingresos, 3.485 millones de dólares, según la Asociación Brasileña de las Industrias Exportadoras de Carne. El aumento fue espectacular, comparando con los 503 millones de dólares del año 2000.

Parte de esa expansión se debió al mal de la vaca loca en Europa. La UE "perdió su propio mercado por una cuestión sanitaria y quiere recuperarlo por la misma vía", dijo a IPS el investigador José Sidney Gonçalves, del Instituto de Economía Agrícola de la Secretaría de Agricultura del sureño estado de São Paulo.

Las autoridades comunitarias europeas mostraron su disposición a esa "guerra comercial", cuando se registraron en 2005 y 2006 brotes de fiebre aftosa en el estado de Mato Grosso do Sul, en el centro-oeste de Brasil, que sirvieron de pretexto para embargar exportaciones de São Paulo y de otros estados lejanos, observó Gonçalves.

Los problemas se iniciaron en acuerdos anteriores, en los que Brasil aceptó exigencias europeas de rastreo, para acompañar a cada animal desde su nacimiento hasta el frigorífico, comprendiendo desplazamientos, vacunaciones y condiciones de vida.

Brasil prometió cumplir los requerimientos el año pasado y presentó una lista de 2.681 haciendas, rápidamente rechazada por la UE porque la mayoría no presentaban la documentación necesaria y no pasaron por auditorías. El bloque, que había sugerido empezar el proceso con cerca de 300 predios ganaderos, suspendió las importaciones a partir del 1 de febrero.

El Ministerio de Agricultura brasileño reconoció fallas en sus certificaciones y anunció una lista de 600 haciendas, luego reducidas a 200, hasta que el embajador de la UE anunció el miércoles un acuerdo con apenas 106 haciendas aprobadas, dos días después del arribo de una misión técnica europea para examinar el control sanitario brasileño.

Algunos dirigentes ganaderos, como el actual secretario de Agricultura del estado de Minas Gerais, Gilman Viana Rodrigues, consideraron positiva la decisión europea de reabrir las importaciones, pese a las restricciones. Se revocó el embargo y ahora se trata de ampliar la lista con nuevas haciendas que cumplan los requerimientos, sostuvieron.

El ministro Stephanes espera que esa "apertura simbólica" permita acelerar las medidas y el proceso de revisión, para que las exportaciones a la UE se normalicen hacia fines de este año.

"Brasil no tiene ninguna contienda sanitaria", por eso no hay "base técnica ni científica para el embargo", que prosigue en la práctica, se quejó Nogueira. En su opinión, el gobierno cometió un gran error al aceptar la "injerencia", ya que no se puede aplicar en este país las reglas de rastreo europeas, porque el inmenso territorio brasileño generó una ganadería totalmente distinta.

En realidad hay muchas "ganaderías" en Brasil, sólo en São Paulo hay tres, una de leche dispersa, otra de "alto nivel tecnológico" concentrada en el oeste del estado, y una tercera "poco productiva, sin renovación de pastizales" en el sur y sudoeste, explicó Gonçalves. Una ganadería más cercana a la europea, a pequeña escala, se practica en el sur del país.

Una rápida evolución ganadera permitió a Brasil hacerse competitivo en el mercado mundial, favorecido por la vaca loca en Europa y las dificultades de otros grandes productores, como Australia, enfrentada a una prolongada sequía, y Argentina, con problemas de inflación que obligan a limitar las exportaciones.

Gonçalves rechaza las acusaciones que fomentan opiniones contrarias a la ganadería, como la de promover la deforestación amazónica. En su opinión, es la extracción de madera la que destruye los bosques, abriendo fronteras para las actividades agropecuarias.

Tampoco le parece correcto criticar a la ganadería por ocupar grandes extensiones de tierra y contribuir poco al desarrollo económico local y nacional. En los pastizales que se extienden "espacialmente" se generan pocos puestos de trabajo, pero la cadena productiva ganadera crea "más empleo que la caña de azúcar y el café", por lo que tiene una gran importancia económica y social, sostuvo.

Los frigoríficos, la industria de la carne y la del cuero y los negocios veterinarios son ejemplos de actividades de esa larga cadena, mencionó.

Al contrario de Nogueira —para quien los efectos de las restricciones europeas no afectarían el crecimiento de la ganadería brasileña—, Gonçalves considera grave perder el mercado de la UE, porque se trata de "una referencia para otros mercados".

La reducción de las exportaciones provocaría una "grave decadencia económica" en las áreas que son grandes productoras de carne, concluyó.

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