«No más guerra». De este modo comienza la última canción del compositor vallenato Jorge Celedón estrenada este lunes en la capital de Colombia en la multitudinaria marcha por la paz, la libertad, contra el secuestro y las FARC, que tuvo sus réplicas en otras partes del país y en el exterior.
Colombianos y extranjeros, jóvenes y viejos, empleados y desempleados, ciudadanos de todos los matices y colores se reunieron pacíficamente para exigir un basta a la violencia y a la guerra.
"No más FARC" fue el grito unánime que salió de la garganta de millares de personas en la marcha más imponente contra la guerra y la violencia que se haya visto en la historia reciente de Colombia. Cálculos no oficiales indican que en Bogotá salieron a la calle entre 1,5 millones y dos millones de manifestantes.
Desde Malasia hasta París, de Nueva York hasta, Roma, Berlín y muchas otras importantes ciudades europeas y americanas se escuchó el grito blanco y fuerte por la paz. Sólo en España se realizaron concentraciones de colombianos y españoles en 14 lugares, según la embajada de Bogotá en Madrid.
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En Bogotá o en pequeños municipios como en Soacha, en la entrada sur de esta capital, se hicieron varias protestas con el mismo y unánime objetivo. Las calles y el comercio, sobre todo del centro de esta capital, se tapizaron con banderas blancas que clamaban por la paz y por el fin del secuestro y la guerra.
"No más secuestros, no más violencia, sí al acuerdo humanitario que es la única salida que tenemos", dijo Iván Cepeda, cuyo padre fue asesinado por el paramilitarismo de extrema derecha hace varios años.
De sur a norte de esta capital corrieron ríos de personas que se dirigieron ordenadas y pacíficamente hacia la plaza de Bolívar, epicentro definitivo de esta gigantesca manifestación popular.
Hasta principios de la tarde de este lunes no se habían reportado hechos de violencia. Ningún partido o corriente política trató de apoderarse de la manifestación porque, básicamente, se trató de una iniciativa ciudadana.
Todas las agrupaciones políticas participaron en la marcha, pero durante todo el tiempo se buscó que fuera una concentración ciudadana y no partidaria.
"Estamos marchando con la independencia y los eslóganes que consideramos que se deben agitar. La manifestación me parece emocionante, no nos sorprenden las críticas en estas controversias. Pedimos acuerdo humanitario, vida, paz, no a la guerra, y por la liberación", dijo a IPS el presidente del izquierdista Partido Polo Democrático, Carlos Gaviria.
Justo al mediodía, el Polo Democrático lanzó a la plaza de Bolívar bombas amarillas, azules y rojas, los colores de la bandera nacional colombiana,
Esa plaza, enmarcada por el capitolio (sede del parlamento), la alcaldía, el palacio presidencial, la catedral católica primada y el Palacio de Justicia, se llenó horas antes del comienzo de la marcha, programada para el mediodía de este lunes.
Pareció un día de fiesta cívica y se mostró al mundo la imagen de una inusual Colombia unida en torno a un anhelo común: la paz.
"Ninguna guerra en mi nombre. Las mujeres estamos diciendo un no rotundo a la guerra y un llamado al acuerdo humanitario", fue la consigna según indicó a IPS Rosa Emilia Salamanca, en representación de los colectivos femeninos.
La multitud entonó en repetidas oportunidades el himno nacional y se observó a muchos caminar agitando banderas blancas y de Colombia. La marcha duró más de lo programado, congregó a cientos de miles de personas desde las primeras horas de la mañana y a mediados de la tarde continuaban cantando y protestando.
"Ya no más guerra ni secuestros. Estamos contra eso. Nos unimos para gritárselo a las FARC. Para que nuestro clamor se escuche en medio de la selva y nuestra solidaridad unida acompañe a los que están secuestrados por la guerrilla. No más FARC", señaló a IPS el comerciante José Carlos Quintero, quien lucía una camiseta blanca con la frase: "Colombia soy yo".
En la Basílica del Voto Nacional, en el centro de Bogotá, se realizó un oficio religioso al que asistieron algunos familiares de secuestrados en manos de las FARC.
"Ellos son los que más solidaridad merecen. Hemos venido a respaldarlos y a darles nuestro apoyo por un intercambio humanitario", explicó a IPS el representante de izquierda Wilson Borja.
"Amigo, hermano, hijo secuestrado, aquí tus familiares nunca te olvidamos", decía por un altavoz Marlene Orjuela, de Asfamipaz, la asociación de familiares de 32 militares y policías que las FARC pretenden canjear por unos 500 guerrilleros presos.
Otros familiares se congregaron en varias iglesias católicas, pero la Basílica fue el principal centro de reunión. En la entrada se desplegó una enorme pancarta de 50 metros, en la cual se clamaba por la paz y el acuerdo humanitario, entre otras cosas.
Con pitos y a los gritos de "no más FARC" fueron recibidos a la salida del oficio religioso los familiares de los secuestrados.
Muchos de ellos temían por la suerte que puedan correr los secuestrados tras la marcha y, por eso, algunos no participaron de la movilización contra las FARC.
La familia de la ex candidata a la presidencia Ingrid Betancourt, en manos de esta guerrilla desde hace 6 años, divulgó en un comunicado que no se unía a la marcha porque estimaba que "la única salida al conflicto y a la liberación de los secuestrados es un acuerdo humanitario", informó a IPS el esposo de esta rehén, Juan Carlos Lacompte.
Para algunos familiares era mucho más efectivo marchar por "la libertad de los secuestrados" y no contra las FARC. "Un coro de cientos de miles de voces gritando que las FARC son terroristas puede ser útil en término de estrategia de guerra, pero podría resultar contraproducente para el acuerdo humanitario", al reducir la interlocución política de las FARC con el gobierno, apuntó un análisis de la revista Semana.
También le da legitimidad al presidente Álvaro Uribe para mantenerse en su idea de "no al despeje", afirmó.
Sin embargo, la senadora liberal Cecilia López Montaño opinó que esta movilización es muy efectiva, "porque es el despertar de un país unido contra la violencia y es el principio de un proceso de pacificación reclamado por todos los colombianos, pero, sobre todo, por los jóvenes que fueron quienes la convocaron".
"Colombia soy yo", "no más secuestros, no más muertes, no más FARC", se leía en algunas camisetas blancas con las que desfilaron decenas de colombianos convocados vía Internet por el ingeniero de sistemas Oscar Morales, de 33 años, quien formó una comunidad virtual denominada "Un millón de voces contra las FARC".
Morales convocó a la multitudinaria marcha sin fronteras de este lunes a través de Facebook, la más exitosa red social de Internet. Más de 230.000 personas habían confirmado su asistencia en los días previos.
"Si no hubiéramos tenido Facebook no habríamos salido ni a la esquina", dijo a la revista Semana Carlos Andrés Santiago, de 22 años, quien desde la ciudad de Bucaramanga, al nororiente de Colombia, también propuso realizar la marcha.
Desde el punto de vista histórico, las movilizaciones realizadas en Colombia con un objetivo claro, como la de este lunes contra el terrorismo y las FARC, han sido efectivas. Un ejemplo de eso fue la marcha del silencio convocada en repudio del asesinato en 1989 del candidato liberal a la presidencia colombiana Luis Carlos Galán. Analistas sostienen que esa protesta fue la que impulsó el movimiento que culminó con la reforma de la centenaria Constitución en 1991.
Los medios locales estimaron que las FARC, la mayor guerrilla colombiana, no podrán ahora ignorar esta condena masiva y que, por ese motivo, se abre ahora un proceso hacia la obtención de un acuerdo humanitario y un diálogo de paz que termine con la guerra de más de 40 años que ha ensangrentado a este país.
